Por David Eugenio Rodríguez Fuentes, Luisa Alanís Sáenz, John Alan Samia, Jesús Eduardo Elizondo Ochoa
El origen de la sífilis es, aún en estos días, extremadamente debatible, existen tres teorías que intentan explicarlo.
¿Cuál es el origen de la sífilis?
La teoría más antigua fue construida sobre prejuicios. Al retorno de Cristóbal Colón de América en 1493 hubo un gran brote de sífilis en Europa, por lo que instantáneamente se decidió que la culpa la tenían los indígenas con los que los marineros sostuvieron relaciones sexuales, dando origen a la “Teoría Colombina”, siendo ésta la teoría dominante por casi 500 años.
La segunda teoría llamada “Teoría Precolombina” propone que la sífilis estaba presente en Europa desde la antigua cultura greco-romana y posteriormente fue llevada al Nuevo Mundo por los colonizadores.
Finalmente, la “Teoría Unitaria”, propone que la sífilis se originó en África desde los albores de la humanidad y que la bacteria (Treponema) evolucionó para adaptarse a distintas condiciones medioambientales, por lo tanto, se distribuyó en todo el mundo a la par de la migración humana.
La controversia sobre las distintas teorías y el extenso debate que han propiciado es impresionante. Cada una de ellas tiene fuertes argumentos tanto a favor como en contra, por lo que resulta sumamente complicado poder descartar en su totalidad alguna de ellas. Actualmente se desarrollan estudios de filogenia (análisis de la taza evolutiva de la bacteria) y paleopatología (estudio de las enfermedades en restos óseos) con el propósito de encontrar el origen de la sífilis en los homínidos.
Dentro del género Treponema hay otras 3 especies bacterianas muy similares a T. Pallidum (sífilis) que causan infecciones no sexualmente transmisibles: T. Pertenue, T. Carateum y T. Pallidum Endemicum. Con excepción de T. Pertenue, el resto de las Treponema dejan lesiones características en los huesos, lo que permite rastrear su origen analizando la antigüedad de restos óseos encontrados en yacimientos históricos.
Estás 4 bacterias son tan parecidas que no hay forma de distinguirlas por cualquier método serológico, inmunológico o morfológico; para hacer el diagnóstico diferencial se recurre a la epidemiología de la región, a las manifestaciones clínicas, a los exámenes reactivos serológicos (VDRL o RPR) y a la confirmación por FTA-ABS o en biopsia del tejido o líquido sospechoso. Datos que secundan la “Teoría Unitaria”
La Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey se enfoca en una primera fase de investigación realizando un detallado metaanálisis sobre las distintas teorías publicadas y basadas en estudios de filogenia y paleopatología.
Los datos hasta el momento indican que cada una de las teorías tiene pruebas en contra y a favor. Sin embargo, la teoría Colombina tiene una cantidad considerable de evidencia en su contra y carece de suficiente sustento científico. Las dos teorías restantes poseen una brecha amplia en el número de estudios realizados en el viejo y nuevo mundo, siendo ampliamente inferior los realizados en el último. La carencia de evidencia científica supone un reto en la investigación y nos catapulta a una segunda fase en el proyecto con la investigación filogenética en México.
Sin embargo, independientemente de las teorías del origen, la sífilis como infección bacteriana de transmisión sexual tiene un gran impacto en la salud pública de México y del mundo. En los últimos 10 años, el número de casos de sífilis en nuestro país ha aumentado (Secretaría de Salud / CENSIDA). En el 2017 se registraron más de 2550 casos, principalmente en jóvenes entre los 25 y 44 años. Esta enfermedad es altamente transmisible (transmisión horizontal y vertical) y potencialmente mortal si no es tratada. No obstante, es prevenible y curable.
En México la sífilis al igual que otras ITS son un problema endémico. La educación sexual basada en evidencia científica es una importante área de oportunidad para contrarrestar el efecto de estas en la salud pública.
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**Los primeros tres autores son estudiantes de la Modalidad de Investigación e Innovación de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey. El cuarto autor es doctor en Biotecnología (ITESM), Profesor-investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (GIEE- Ingeniería Celular y Bioreacción) y de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (Depto. Ciencias Básicas). Vocal académico del Consejo Nacional para la Prevención y el Control del sida (CONASIDA). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel candidato.