La inteligencia artificial no tiene por qué ser fría y deshumanizada. La investigación Art, Community and AI: Images for an Affective Memory explora un territorio fascinante: cómo la IA puede ser utilizada para crear, reconstruir y reimaginar archivos visuales que nunca existieron, permitiendo a las comunidades restaurar memorias afectivas e identitarias que han sido borradas por la violencia, el tiempo o la exclusión histórica.
Este estudio surge de una necesidad urgente en regiones como América Latina, donde hay comunidades que han perdido sus registros visuales debido a dictaduras, desplazamientos forzados, represión política o simplemente porque nunca tuvieron acceso a documentación fotográfica.
La IA generativa ofrece la oportunidad para crear imágenes que, aunque sintéticas, poseen un valor simbólico y afectivo profundo.
Reconstrucción del pasado con IA
Cuatro proyectos latinoamericanos demuestran que la IA, más allá de generar contenido comercial, puede convertirse en una herramienta poderosa para la restauración de memorias fracturadas, especialmente en comunidades que han sufrido violencia histórica, desplazamiento forzado o pérdida de registros visuales.
Los cuatro proyectos analizados en esta investigación —Un archivo queer inexistente, Exhumar la Memor.IA, IAbuelas y Synthetic Memories— demuestran que la tecnología puede funcionar como aparato tecno-estético para reconfigurar la sensibilidad y percepción del mundo.
En Un archivo queer inexistente (2022), el artista chileno Felipe Rivas San Martín utiliza IA para crear un archivo fotográfico ficticio que documenta la experiencia queer latinoamericana de principios del siglo XX.
Una de las consecuencias de la cultura heteronormativa es que la experiencia queer del pasado no pudo dejar registro o archivo alguno, por lo que las imágenes generadas muestran parejas homosexuales, lesbianas y personas de la diversidad en situaciones de intimidad y afecto, llenando un vacío histórico doloroso.

El proyecto Exhumar la Memor.IA (2023) de Rogelio Séptimo lleva esta idea al ámbito comunitario. En la isla de Janitzio, Michoacán, el artista combina prácticas ancestrales purépechas —como las mesas de trueque— con inteligencia artificial para visualizar ancestros de los que no existen fotografías.
Uno de los casos más conmovedores es IAbuelas (2023), donde el publicista Santiago Barros utiliza IA para imaginar cómo se verían hoy los bebés robados durante la dictadura argentina (1976-1983). Basándose en fotografías de los padres desaparecidos, el proyecto genera retratos actualizados que muestran a estos hijos —hoy de entre 45 y 50 años— tal como podrían lucir en la actualidad.
Es importante aclarar que estas imágenes no pretenden reemplazar los métodos científicos de identificación utilizados por las Abuelas de Plaza de Mayo, sino generar un espacio de reflexión y visibilidad que contribuya a la búsqueda de aproximadamente 300 nietos que aún no han sido identificados.
Por su parte, Synthetic Memories (2023), desarrollado por el estudio Domestic Data Streamers, en Barcelona, se enfoca en la reconstrucción de memorias para personas con Alzheimer o comunidades desplazadas. A través de entrevistas personalizadas, traducen testimonios orales en imágenes que ayudan a los participantes a reconectar con su pasado.
Memoria sintética vs. historia real
La investigación identifica tres niveles distintos de intervención en la memoria fracturada:
- Socio-político. Proyectos como Un archivo queer inexistente o IAbuelas abordan la invisibilidad histórica y la violencia estatal, creando contranarrativas que desafían los discursos dominantes;
- Comunitario-cultural. Exhumar la Memor.IA se sitúa en la recuperación de tradiciones culturales, integrando tecnología contemporánea con prácticas ancestrales;
- Terapéutico-personal. Synthetic Memories se enfoca en la restauración de memoria individual, especialmente en contextos de deterioro cognitivo.
Estos proyectos enfrentan desafíos éticos importantes. ¿Cómo evitar que las imágenes sintéticas se confundan con evidencia histórica real? Los artistas han desarrollado estrategias específicas: IAbuelas declara explícitamente que las imágenes no tienen valor forense, mientras que Un archivo queer inexistente mantiene deliberadamente imperfecciones técnicas que revelan su naturaleza artificial.
Esta investigación introduce dos conceptos innovadores: la posmemoria algorítmica (un marco para entender el papel activo de la IA en la construcción de memorias colectivas e individuales) y el documentalismo simbólico afectivo (que permite comprender el valor testimonial de las imágenes generadas por IA).
Los resultados demuestran que estas tecnologías, cuando se utilizan desde una perspectiva humanística y con compromiso ético, pueden contribuir significativamente a procesos de reparación emocional, reinvención de la memoria y transformación de estructuras de sentimiento establecidas.
La IA no reemplaza la memoria humana, sino que la complementa, permitiendo crear nuevas formas de preservación y restauración simbólica de la memoria. Esto abre perspectivas prometedoras para el tratamiento de traumas históricos y para un enfoque crítico de las estructuras de poder asociadas con el control de la memoria.
Como demuestran estos proyectos, el futuro de la memoria afectiva está íntimamente relacionado con las posibilidades que ofrece la IA para contribuir a la construcción de memorias más inclusivas y reparadoras.
Referencias
- Bañuelos Capistrán, J., Zavala Scherer, D., & Lugo Rodríguez, N. (2025). Art, community and AI: Images for an affective memory. Frontiers in Communication, 10(Visual Communication), Article 1567694.
- Criales, J. P. (2023, July 30). La inteligencia artificial imagina cómo se verían hoy los bebés robados por la dictadura argentina [Artificial intelligence imagines how babies stolen by the Argentine dictatorship would look today]. El País.
- Domestic Data Streamers. (2024). Synthetic memories research.
- Séptimo, Rogelio. 2023. Exhumar la Memor.IA.
Autor
Jacob Bañuelos Capistrán. Profesor investigador del Departamento de Medios y Cultura Digital, de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey. Es Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 2.