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“La adaptabilidad es la cualidad más importante para emprender”: José Ernesto Amorós 

El actual Decano Asociado de Facultad de EGADE Business School fue reconocido con el Premio Rómulo Garza 2023 por su autoría en más de 40 artículos académicos.
José Ernesto Amorós
“En los países menos desarrollados hay mucho más emprendimiento, pero es por subsistencia, porque las condiciones institucionales son distintas”, explica Amorós. (Foto: Valeria Quintero / TecScience)

En los últimos años el emprendimiento ganó tanta popularidad que se volvió un término más que común del vocabulario contemporáneo. Sin embargo, hace 30 años, cuando José Ernesto Amorós empezó a investigar sobre el tema, el término no existía de forma oficial. “No estaba reconocida por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), así que me tocó hacer un ensayo junto con otros colegas para que se pudiese incorporar en el diccionario. ¡Y lo logramos!”, celebra el investigador.

Amorós es el actual Decano Asociado de Facultad de EGADE Business School, la escuela de negocios más reconocida de América Latina. “Somos la más globalizada de la región, lo que da mucha proyección al emprendimiento, que es uno de los pilares del Tecnológico de Monterrey, su ADN”, dice, mostrando un orgullo por la universidad en la estudió su licenciatura y maestría y donde ahora encabeza, también, el Grupo de Investigación en Emprendimiento e Innovación con Impacto.

A sus 54 años, Amorós ha sido reconocido con el Premio Rómulo Garza 2023 en la categoría Artículos científicos; de hecho, es autor de más de 40 artículos académicos publicados en revistas internacionales de mayor impacto, ha sido investigador invitado en el World Institute for Development Economics Research of the United Nations University (UNU-WIDER) y participante en proyectos asociados al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y al Banco Mundial. Por supuesto, desborda entusiasmo y una pasión absoluta por el campo de conocimiento al que ha dedicado su vida.

Esta pasión lo llevó al extranjero: estudió su doctorado en España, fue asesor económico para el Gobierno de Chile y realizó estancia de investigación en la Universidad de Turku, Finlandia. Su motivación para regresar a México en 2016 fue la posibilidad de volver al Tec, con la puesta en marcha de la EGADE Business School. Coincidió, además, con el momento que estaba viviendo el país, “la mayor consolidación empresarial, me permitiría conectar mejor con el ecosistema de emprendimiento y seguir estudiando el fenómeno desde acá”.

Desmitificando el emprendimiento

Algunos de tus trabajos se han dirigido a desmitificar mitos sobre los emprendedores, como por ejemplo, que en América Latina no hay tantos…

En los países menos desarrollados hay mucho más emprendimiento, pero es por subsistencia, porque las condiciones institucionales son distintas. En América Latina, por ejemplo, la población es enorme, el mercado laboral no es tan sofisticado, tenemos muchísimo sector informal, las instituciones no dan garantías… Hay un montón de emprendedores pero con empresas muy pequeñitas, que no tienen esta proyección de crecimiento. Por otro lado, no hemos sido muy eficientes en crear nuevas tecnologías ni en usarlas…Y eso pues crea una dinámica distinta que contrasta con el emprendimiento de Europa, por ejemplo.

¿Cómo es ese contraste?

En general, sobre todo en los países escandinavos que han logrado el “famoso estado del bienestar” más o menos resuelto, y donde el mercado laboral es súper estable, no hay incentivos para que una persona desarrolle una nueva empresa porque no lo necesita: vive bien, tiene empleo. No obstante, aquellos que han emprendido tienen condiciones institucionales muy buenas, por lo que son capaces de crear empresas muy potentes y productivas, con componentes tecnológicos y proyecciones que son mucho más alentadoras en términos de crecimiento.

No obstante, América Latina también tiene polos de desarrollo súper interesantes, como Ciudad de México, Buenos Aires, Sao Paulo, Santiago de Chile y Bogotá, que se han constituido como ecosistemas locales de emprendimiento con gran proyección.

Según concluye Amorós en sus investigaciones, la inestabilidad en los gobiernos de la región latinoamericana y la ampliación de la esperanza de vida han sido factores clave para el incremento de emprendedores mayores de 50 años. Una población “a la que deberían apoyar las políticas públicas y programas con el fin de facilitarles el camino, tan dificultado por la burocracia”.

¿Qué características presentan el grupo de emprendedores seniors?
Tienen un capital social –relaciones, contactos, conocimientos– y recursos financieros que construyeron a lo largo de los años. Otro aspecto interesante es que se relacionan con personas de su generación pero también con otras, por ello, su capital relacional es más amplio; esto es algo que no suele suceder con los jóvenes.

¿Es mejor entonces emprender a cierta edad?
No estoy diciendo que emprender de muy joven sea malo, pero tiene muchas ventajas hacerlo cuando eres un adulto senior. Además, hay que considerar que si antes vivíamos 65 años, hoy viviremos, en promedio, 80; es decir que tenemos 20 años más para hacer un montón de cosas.

¿Qué papel juega la educación en el emprendimiento?
Muchos estudios han demostrado que la educación universitaria y un entrenamiento específico sobre emprendimiento ayuda mucho a la hora de poner en marcha un proyecto. Lo que va en contra de esta falsa creencia de que el emprendedor nace. Hemos romantizado esta figura del emprendedor que se sale de la universidad porque “allí no se aprende nada”.

¿Entonces el emprendedor se hace?
Puede haber alguien que sea más extrovertido, con un olfato o sensibilidad especiales para medir mejor los riesgos de iniciar un negocio. Pero va a necesitar que le acompañe también el conocimiento sobre mercado, entre otras tantas cosas. No existe en la historia mejor nadador que Michael Phelps. Tiene una complexión fisiológica y capacidad de resistir bajo el agua únicas. ¿Nació así? Sí, pero no habría llegado adonde llegó si no hubiera entrenando y desarrollo esas capacidades como lo hizo.


Amorós disfruta de realizar diversas actividades al lado de su esposa e hijos de 15 y 17 años de edad. (Foto: Cortesía)

Emprender sin receta

¿Qué cualidad es imprescindible para emprender?
La adaptabilidad es de lo más importante para emprender. Sobre todo ahora que vivimos una época con grandes cambios, con las nuevas tecnologías, principalmente la inteligencia artificial. La adaptabilidad también a los cambios políticos, que en América Latina es pan nuestro de cada día, a los cambios demográficos, a la agenda de sostenibilidad.

¿Qué peso tiene la agenda de sostenibilidad a la hora de emprender?
Hoy es imposible concebir un nuevo negocio si no se toma en consideración tanto la dimensión social como la medioambiental. Eso requiere adaptarse no sólo a los cambios políticos y sociales del contexto, sino al compromiso moral con la sociedad del momento.

¿Se podría escribir el ABC del emprendimiento?
No, no hay una receta de cocina para emprender. La idea de tener una buena idea mezclar 10 gramos de ganas y tantos de dinero nunca funcionó y nunca creo que funcione. Además de la capacidad de adaptarse, formarse y la combinación de una personalidad virtuosa y conocimiento hay que aprender cómo vincularlo para que haya mejores procesos, políticas y prácticas administrativas.

Tú, cómo experto en estudiar el emprendimiento, ¿te animarías a hacerlo?
Lo intenté pero no funcionó, era joven y no tenía capital. Mejor invierto, asesoro e investigo.


A sus 54 años, Amorós es parte de una banda de rock donde toca la guitarra eléctrica y el bajo. Cada vez que tiene ocasión, organiza una jam session con sus dos hijos.

Entre viajes, aprendizajes y música

¿Cuáles consideras que ha sido los momentos más decisivos en tu carrera?
La experiencia de haber estado en España del 2000 al 2005 porque fue una época de crecimiento impresionante con la entrada del euro, con la consolidación del sistema europeo. Fueron unos años económicamente hablando muy buenos. Estar ahí me permitió tener y generar muchísimos contactos e intercambios con su sistema universitario y empresarial. Después me fui a Chile trayendo ese bagaje con el cual pude conectar y formar parte del Global Entrepreneurship Monitor. Este proyecto ahora regresa al campus del Tec. ¡Lo vamos a lanzar el próximo febrero, justo 10 años después de mi llegada!

Aunque es originario de la Ciudad de México resulta difícil adivinar el origen del acento de Amorós: “Como he vivido en varios sitios de habla hispana, la gente me dice que hablo como el que da las noticias en CNN, en un español un poco extraño”, confiesa riendo.

¿Y cómo te marcaron las experiencias en el extranjero en el plano personal?
Siempre perseguí tener una visión más global del mundo y conocer culturas distintas me ha permeado como persona. Fue muy importante poder hacer parte a mi familia de esa aventura, a mi esposa, que me ha acompañado en todos estos periplos a lo largo de distintos países en los que hemos vivido, y a mis hijos.

¿Qué otras pasiones tienes además de la investigación
Algo a lo que siempre me he dedicado, desde chico, y que no he dejado hasta la fecha, es la música. Toco instrumentos desde los 11 años, estudié música en la prepa y después, ya en la universidad, siempre estuve involucrado en todos los grupos musicales que había. Es lo que me ha acompañado toda la vida: la pasión por la música.

A sus 54 años, Amorós es parte de una banda de rock donde toca la guitarra eléctrica y el bajo. Cada vez que tiene ocasión, organiza una jam session con sus dos hijos: de 15 y 17 años. Además de heredarles el gusto por la música, el investigador ha tratado de transmitirles la importancia de la educación.


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Autor

Picture of Andrea J. Arratibel