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Un regreso a clases por televisión, ¿servirá a los alumnos?

El próximo lunes, el regreso a clases por televisión impactará a 30 millones de alumnos. Expertos explican ventajas y desventajas.
Televisión roja del señal análoga apagada
Otro de los problemas provocados por la pandemia del Covid-19: los niños volverán a las clases por televisión. (Foto: iStock)

Uno más de los estragos por la pandemia de la Covid-19: el regreso a clases se hará a través de la televisión.

A partir del lunes 24 de agosto más de 30 millones de estudiantes de educación básica en México deberán tomar clase en sus casas a través de programas de televisión y radio que la Secretaría de Educación Pública (SEP) preparó para que no se retrase el proceso de aprendizaje. En la víspera del inicio de este nuevo y emergente modelo pedagógico, la duda que ronda es si los estudiantes –en verdad– podrán aprender. Le preguntamos a expertos en educación para saber cuáles podrían ser las ventajas y desventajas del modelo.

Un modelo homogenizado

La SEP optó por la televisión como la vía para hacer llegar cápsulas educativas a los estudiantes, porque 94 % de las familias mexicanas tiene uno en casa. Para lograrlo, se firmó un acuerdo de colaboración con cuatro televisoras privadas, 36 estatales y toda la red de sistema público para que 4,550 programas (traducidos en 20 lenguas indígenas y todos con Lengua de Señas Mexicanas) sean transmitidos en un horario de 08:00 a 19:00 horas. Aunque de inicio se garantizan condiciones de igualdad, para Manuel Gil Antón, profesor de Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), el programa está destinado al fracaso.

Un niño sentado frente a la pantalla viendo la información que de ella brota no es aprender. Lo que estás haciendo es asegurar la máxima cobertura, pero también estás asegurando el máximo fracaso en el aprendizaje porque el aprendizaje es una interacción”, dijo. Las risas, bromas, pláticas y demás que los estudiantes experimentan en las aulas escolares con sus compañeros y maestros son vías fundamentales por las cuales el conocimiento se adquiere.

En el salón de clases si hay dudas se puede preguntar una y otra vez, cambiar un ejemplo o poner otros, como sea necesario hasta que esté claro para los alumnos. A través de la televisión, eso es imposible. Gil Antón advierte que la decisión tomada por las autoridades federales, fue precipitada y carente de creatividad.

Parecería –dice– que ellos son los que tienen una manguera la cual sale el conocimiento y los pequeños, con sus cubetas, deben atraparlo, pero el proceso del aprendizaje es mucho más complejo que eso. “Pienso que hay una prisa del gobierno de controlar a la población y decir ‘aquí no pasa nada’. Si sabemos que el país es diverso, desigual e inequitativo, ¿por qué hicimos un modelo para todo el país?”, cuestionó.

Faltó imaginación

Además, aunque un millón -de 1.2 millones de docentes que hay en el país- se haya capacitado y tomado los cursos que dispuso la SEP, esto no es garantía de que el proceso de aprendizaje de sus estudiantes se dé como si las clases se tomaran de forma presencial.

Serán ellos, entonces, quienes tendrán en sus manos hacer las adecuaciones pertinentes. Echar a andar su imaginación para asegurar el éxito de las clases televisivas, las cuales se sabe comenzarán este 24 de agosto pero no se sabe cuándo concluirán y los alumnos puedan regresar al colegio, todo dependerá de la evolución de la pandemia de la Covid-19.

Grupos de whatsapp, reuniones con sana distancia en parques y plazas, clases con megáfono afuera de las unidades habitacionales, consideró Gil Antón, serían algunas opciones para llevar el conocimiento sin prescindir de la interacción con los otros. “¿Por qué no dejamos que esta semana lean un libro de García Márquez y la próxima todos lo discutimos? No, mejor se apostó por tener a los niños sentados enfrente de la televisión por tres, cuatro horas… eso es inhumano”, reprobó el académico.

Dudosa evaluación

“Será un regreso a clases difícil, muy triste”, lamenta la investigadora Aurora Loyo. “La escuela es un espacio en el que se reúne la gente, donde hay interacción, pero ésta es una situación inédita que, además, presenta muchos inconvenientes”. Para la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la mayor preocupación de Aprende en Casa II, tiene que ver con el aspecto socioemocional de los estudiantes. “El aprendizaje va a ser de mucho menor calidad, eso te lo puedo asegurar”.

La televisión, explicó, nunca podrá hacerse cargo de la diversidad que hay en los salones de clases. Cada alumno aprende a su propio ritmo y cada aula es única, las dudas e intereses de cada uno de ellos son distintos, incluso, por ejemplo, entre el 3roA y el 3roB en un mismo colegio. Si a eso se le suma la falta de socialización con sus amigos y profesores, el resultado no se augura que sea positivo. Cuestionada sobre si fue mejor echar a andar la Escuela en Casa a no tener nada, la investigadora consideró que se trabaja con lo que se puede y ninguna nación impactada por la Covid-19 se quedó sin hacer nada, sin embargo, se abre la puerta para tener un menor control y registro de los avances de los estudiantes.

En el ciclo escolar pasado, que se debió concluir en línea, se pudo observar que hubo una presión muy fuerte para que los profesores evaluaran a sus alumnos sin contar con elementos para ello, reprochó. “No me parece mal la apuesta que se hizo por la televisión, sobre todo porque debía ser incluyente, pero desde el punto de vista educativo, las plataformas digitales y todo el internet permitirían una comunicación realmente pedagógica porque la televisión tiene limitaciones muy serias”.

Los grandes olvidados

Una de las mayores preocupaciones que las familias tienen ante este regreso a clases a distancia, es el papel que los padres jugaran. Ahora, ¿también deben ser maestros?

En México, una buena proporción de los estudiantes están cursando grados más altos de los que sus padres concluyeron, así que la preocupación que se tiene es ‘qué hago si mi hijo tiene dudas y no conozco la respuesta’, o incluso, no se tiene claridad si se deben sentar con los pequeños y tomar la clase con ellos. “Papá y mamá no son los maestros del niño, ellos son los papás y serán figuras de apoyo y de supervisión. No es su tarea saber todas las respuestas y contestar por el niño”, explica la doctora Claudia Sotelo, psicoanalista del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia.

La experta consideró que los estudiantes sí tendrán un aprendizaje de esta nueva modalidad de tomar clases y será un aprendizaje distinto porque echarán mano de nuevas herramientas. Llamó a los padres de familia a confiar en los maestros de sus hijos y en los programas que se transmitirán en la televisión, así como no pensar que este 2020 será un ‘año perdido’.

Si cada uno de los participantes de la vida de los pequeños mantiene su papel, la escuela en casa, dijo, será una experiencia de aprendizaje. Sin embargo, advirtió, lo que debería tener en alerta a los padres de familia es la posible “desnutrición emocional” por la cual sus hijos estarían atravesando. Resultado de que su círculo social fue cortado. Una situación que si no se atiende oportunamente podría traer serios problemas a los pequeños. “Los niños son seres sociables por naturaleza, pero esta pandemia ha hecho que vivan el mundo a través de las pantallas y eso es muy preocupante”, dijo Sotelo.

Las recomendaciones

Ante la incertidumbre sobre cuándo se volverá a la normalidad, preocupaciones económicas y pérdida de trabajo, los niños terminan siendo los grandes olvidados de casa porque sus padres tienen mucho que resolver. Por ello, la experta recomendó poner en marcha rutinas claras en las que todos participen y atiendan cuál es su papel dentro en casa.

Así, para generar un mejor ambiente de estudio para los niños pidió que se establezcan horarios para dormir y despertarse, que los menores se cambien para tomar sus clases -ya sea con el uniforme escolar o con ropa limpia- y que no se les permita estar desayunando mientras atienden las clases por televisión.

“Deben transmitirles a los niños que lo que ellos están haciendo es muy valioso”, pidió la experta.

Cambio de paradigma

La pandemia de la Covid-19 sin duda alguna significará un parteaguas en el modelo educativo alrededor del mundo. Sin embargo, advirtieron los especialistas, los cambios no serán radicales y las clases presenciales no desaparecerán y eso se puede ver con la puesta en marcha de la Telesecundaria en 1968 o las licenciaturas en línea que ofrecen distintas instituciones educativas.

No se trata solo de las profundas desigualdades económicas en las que viven los mexicanos, sino que -como se ha referido a lo largo de este texto- la interacción social con los otros es parte fundamental en el proceso de aprendizaje.

“Estas condiciones de emergencia provocan que surjan verdaderas innovaciones en materia educativa y habrá que esperar cambios, pero no cambios radicales del modelo. No habrá un antes y después de la pandemia”, estimó Aurora Loyo, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. “El tema principal es que la escuela por algo se ha mantenido desde el Siglo XIX igual, o sea, hay muchos cambios, hay computadoras y todo lo que tu quieras, pero el salón de clases sigue siendo el salón de clases, el maestro sigue siendo el maestro y eso es porque es un espacio importante de socialización, es donde los niños aprenden las jerarquías, la disciplina en el buen sentido del término, por eso el hecho de no tener escuela es una verdadera tragedia”.

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