Establecer centros comunitarios de desarrollo infantil en zonas rurales y marginadas; talleres para cuidadores y actividades extracurriculares para promover el desarrollo de habilidades son recomendaciones para políticas públicas contra el rezago educativo de niñas y niños en México.
En eso se enfocaron tres proyectos que desarrollaron estudiantes de último semestre de Economía del Tec enfocados en promover el desarrollo de niños y niñas en la primera infancia en las regiones suroeste, centro y noreste de México, ante el riesgo de no alcanzar su máximo potencial por condiciones complicadas de vida.
Las propuestas se realizaron con base en modelos de investigación y se presentaron durante el espacio Políticas públicas para la primera infancia: Recomendaciones para territorios prioritarios, en el Segundo Foro Internacional de Primera Infancia.
Sunny Villa, profesora de Economía de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y académica adscrita al Centro de Primera Infancia del Tec de Monterrey y Fundación FEMSA, coordinó la presentación de los proyectos.
Centros de desarrollo infantil en la región suroeste
Uno de los equipos presentó un proyecto para proponer políticas públicas para la primera infancia en comunidades de los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Esteban López, comentó que su investigación se centró en seis dimensiones: hitos del desarrollo infantil; entorno socioeconómico y condiciones de vida; experiencias adversas en la infancia; violencia; neurodesarrollo; y saneamiento y acceso a servicios básicos.
Utilizaron ecuaciones para analizar la relación entre variables como la alfabetización de la madre y el padre, la pobreza extrema por ingresos trimestrales del hogar y la salud infantil, con información que obtuvieron del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
Entre sus resultados encontraron que hay niños que tienen hasta un 40% de probabilidades de tener rezago educativo dependiendo de sus condiciones de vida y la zona donde crecieron. Estiman que en la región hay alrededor de un millón de menores que enfrentan esta situación.
“La propuesta es establecer centros de desarrollo infantil comunitarios en las zonas rurales y marginadas del suroeste de México; se requiere de la colaboración publica y privada que permitirá que el centro tenga tres intervenciones principales: salud preventiva y monitoreo infantil; estancias infantiles y talleres educativos para padres; y apoyo psicosocial y acompañamiento”, comentó el estudiante.
Actividades extracurriculares para la región centro-sur
Otro de los proyectos se enfocó en atender el rezago educativo en niñas y niños de cero a cinco años que habitan en el Estado de México, la Ciudad de México y el estado de Hidalgo.
Imelda Pérez platicó que su equipo detectó que la mitad de la población en esa región vive en la pobreza, además, un quinto de niñas y niños que hay en primera infancia a nivel nacional se ubica en esas tres entidades.
Entre las variables que analizan están el nivel académico de los padres, la calidad de vida, ingresos, acceso a servicios de salud y nutrición, entre otras, obtenidas de bases de datos del INEGI y CONEVAL. También, estudiaron el impacto de políticas públicas existentes como la Ruta Integral de Atención y el Pacto por la Primera Infancia, así como la iniciativa LAPIS, de Fundación FEMSA. Y dimensiones como desarrollo cognitivo, social y emocional.
Encontraron que de 253,000 niños de cero a seis años en Hidalgo, un 15% cuenta con probabilidad de rezago educativo; de 517,000 en la Ciudad de México, un 14%; y de 1.3 millones menores, un 18% vive esa situación.
“Queremos proponer un horario extracurricular en el que los niños con y sin rezago puedan asistir a la escuela y puedan aprender sobre temas básicos como matemáticas, pero también sobre cosas que les resulten interesantes como robótica; sería un proyecto en colaboración con universidades como el Tec y programas como LAPIS”, dijo.
Pronostican rezago educativo en la región noreste
Un tercer equipo compartió la historia de Miguel, un niño de cinco años que habita en un municipio rural de Tamaulipas, vive en pobreza extrema, experimenta inseguridad alimentaria, no está afiliado a un servicio de salud y enfrenta otros factores que lo exponen a sufrir rezago educativo.
Juan Pablo Santiseban platicó que a partir de su estudio en la región noreste, calculan que hay 160,000 niños y niñas entre cero y cinco años que tendrán rezago educativo en alguna etapa de sus vidas. Además, en familias con padres con esta situación, se condiciona a los hijos a que tengan ese problema.
Detectaron seis factores que podrían impactar en la probabilidad de tener rezago educativo: tres en la parte individual, como el acceso a servicios básicos de salud, su alimentación y su género; y tres en las condiciones del hogar, como pobreza extrema, escolaridad máxima del hogar y acceso a servicios básicos en la vivienda, como agua o luz.
“Todo eso determina la probabilidad o las chances de que tengas rezago educativo. Al entender muy bien cada factor y hacer correlaciones se puede predecir aquellos niños sobre los cuales todavía no hay mediciones de rezago educativo. Generamos un modelo econométrico que nos ayuda a predecir el futuro de estos niños”.
El proyecto también permitió hacer una correlación entre municipios dependiendo sus similitudes en cuestiones de marginación social y características económicas. Además, el equipo sugiere una estrategia de ubicación para nuevos centros de atención infantil, como los del programa LAPIS, así como políticas replicables y una desconcentración de las áreas metropolitanas para llegar a comunidades con mayor necesidad.
¿Te interesó esta historia? ¿Quieres publicarla? Contacta a nuestra editora de contenidos para conocer más marianaleonm@tec.mx