Una de las pasiones de la directora de Oncología del Centro de Cáncer de Mama de TecSalud es la música. De adolescente pensó en dedicarse a tocar el piano de manera profesional, y aunque llevó su carrera por un camino diametralmente opuesto, una de las cosas que más disfruta es escuchar música, ir a conciertos y bailar.
Profesora del Tec de Monterrey desde 2007, también es investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Cancerología y autora de más de 150 publicaciones. Fundadora del programa “Joven y fuerte” y la Asociación Médicos e Investigadores en la Lucha Contra el Cáncer de Mama, Cynthia Villarreal ha centrado sus esfuerzos en el estudio del cáncer de mama, particularmente en lo que ocurre con mujeres jóvenes de México y Latinoamérica.
A su llegada veo a una persona que infunde respeto, pero también apertura. Dibuja una sonrisa sin miedo, mostrando que está lista para conversar. A lo largo de la entrevista guarda la postura y piensa bien sus respuestas, pero no puede evitar mover sus manos ni tampoco le da miedo expresarse a través del movimiento corporal, lo que hace que la conversación fluya.
Ciencia y cáncer de mama
Tras terminar Medicina en el Tec de Monterrey, Cynthia realizó su servicio en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde tuvo su primer contacto con pacientes de oncología. Conocer la complejidad de sus diagnósticos y saber que era un área en la que había mucho por hacer la hizo inclinarse por esta especialidad; asimismo, la empatía con sus pacientes y los desafíos que involucran el cáncer de mama le hicieron decidirse por este enfoque. Cuando habla de esta etapa, su voz refleja la emoción de haberlo vivido, reafirmando que, aunque el panorama pueda lucir complicado, no se equivocó de profesión.
¿Qué te llevó a investigar?
La curiosidad… y también me encontré con una persona clave en mi formación: la hematóloga Maite Collados, quien tenía una práctica en investigación. Con ella di mis primeros pasos, publicamos los primeros dos artículos y me di cuenta de que eso me gustaba mucho.
En Nutrición trabajé con el doctor Julio Granados, muy reconocido en el mundo de la inmunogenética, de él adquirí conocimiento y experiencia. Colaboré en 10 artículos y desde ahí ya no lo dejé. En Oncología me instruyó el doctor Óscar Arrieta, el investigador más importante de Latinoamérica en cáncer de pulmón.
Has escrito decenas de artículos, ¿qué aprendizajes te han dejado?
Los mayores retos traen mucho aprendizaje, principalmente cuando hay cambios y tienes que replantear la estrategia. No todo termina siendo un éxito, hay investigaciones que no funcionan aunque le eches todas las ganas. Y eso es parte de, y hay que ser lo suficientemente resiliente y humilde para afrontarlo.
Diseminar el conocimiento, la clave para avanzar
En 2013 escribiste sobre el cáncer de mama en mujeres jóvenes de América Latina. Desde entonces, ¿qué avances ha habido?
Muchos; uno es el diagnóstico oportuno. En segundo lugar, hay una gran innovación en los tratamientos, lo que permite que entre el 80 y 85% de los pacientes se curen. En el caso de los pacientes con cáncer metastásico, creemos que pronto habrá quienes se curarán o al menos tendrán expectativas de vida más largas. Hoy tenemos pacientes que, 10 años después, están bien. Ese es el futuro.
La oncología cada vez apuesta más por la integridad del paciente y su familia. Ahora se buscan formas de mejorar la calidad de vida, tanto durante el tratamiento como en los efectos a largo plazo.
¿En qué investigaciones te encuentras trabajando ahora?
En varias (ríe). Nosotros hacemos investigación clínica, es decir, que no trabajamos en laboratorios, sino que implementamos estrategias para ver si una intervención ayuda a que mejoren las cosas.
Por ejemplo, a partir de que nos percatamos de que las pacientes piden que los médicos seamos más empáticos y expliquemos mejor la información, generamos varias estrategias. Una es en la parte educativa: desarrollamos material con información para que puedan verlo cuando estén más tranquilas en casa. Por otro lado, estamos haciendo un entrenamiento para oncólogos sobre cómo dar malas noticias para ver cuál es el impacto en pacientes.
Otro protocolo de investigación tiene que ver con incorporar mindfulness. Hay evidencia científica que demuestra que quien lo practica tiene una mejor calidad de vida, disminuye el estrés y la ansiedad, mejora el sueño y también hay este tipo de resultados favorables en pacientes con cáncer. Recién presentamos los resultados en el Congreso Europeo de Oncología Médica y lo haremos en el Congreso Americano de Cáncer de Mama en diciembre.
La investigación da muchas satisfacciones…
Publicar te deja una sensación bonita, porque lo que estás haciendo no solo sirve a tus pacientes; al hacer investigación y diseminar tus resultados, ayudas a personas que nunca vas a conocer para que tengan mejores intervenciones.
Por sus investigaciones, Cynthia Villarreal ha sido acreedora a distintos premios, entre ellos el Bienal FUNSALUD, el Miguel Alemán Valdés y tres galardones de la Asociación Americana y uno de la Europea de Oncología, la Presea Estado de Nuevo León, entre otros. Sin embargo, la oncóloga reconoce que el mérito no solo es suyo, sino también de sus estudiantes y fellows: “Son colaboraciones donde todos nos beneficiamos: los estudiantes aprenden, publican, y a nosotros nos ayudan a avanzar en las investigaciones. Se vuelve un círculo virtuoso”. Además, una de sus grandes labores ha sido instruir el primer programa de alta especialidad en oncología mamaria en México y Latinoamérica, que ya va por la novena generación.
¿Qué te motivó a fundar el programa “Joven y fuerte”?
El alto número de mujeres jóvenes con cáncer de mama. Los oncólogos estamos entrenados para ver a pacientes adultos; cuando llega una mujer de 30 años con cáncer de mama, tienes que ver que ella quizá no ha cumplido su deseo de ser mamá, por ello hay que ofrecerle estrategias distintas.
¿Quién es Cynthia Villarreal fuera del hospital?
Si tuviera que decir una sola palabra sobre mí, probablemente diría que soy entregada. ¡Lo doy todo! A mi hija, a mi novio, a mis papás, a mis pacientes, a mi trabajo y a mis amigos. Me comprometo mucho.
Soy muy tenaz, esto es algo que también me define. No hay un “no”, siempre busco el cómo sí. Soy súper persistente.
A propósito de tu hija, ¿cómo es tu relación con ella?, ¿haces algo para generar conciencia sobre lo que es el cáncer de mama?
Natalia tiene 10 años y está muy familiarizada con ese concepto. Tiene claro que mamá es importante para sus pacientes; a veces me pregunta cómo está alguna y entonces sí empieza a hacer conciencia de la salud.
Tenemos una relación muy bonita, me parece que tiene mucha confianza para platicar conmigo. Yo soy mamá soltera y eso ha fomentado que tengamos una relación súper estrecha con todo lo que nos rodea y pasa. Me gusta mucho viajar con ella, es un tiempo que reservo para estar presente con ella.