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Colaboración en investigación más allá de las fronteras: Conectando el Norte Global con el Sur Global

David Garza, presidente ejecutivo del Tecnológico de Monterrey, escribe esta columna, publicada originalmente para Times Higher Education, sobre la cooperación en las universidades.
(Foto: Cortesía Tec de Monterrey / Arte: TecScience)


Por David Garza, Presidente Ejecutivo del Tecnológico de Monterrey* (columna publicada originalmente en Times Higher Education)

Iniciamos 2025 con retos sin precedentes que están reconfigurando el mundo. Nuestra época está siendo definida por profundos reajustes de poder, el cambio climático y el dinamismo disruptivo del conocimiento y la tecnología.

El informe 2024 de las Naciones Unidas sobre el avance hacia los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el plan para un mundo más resiliente y próspero, ofrece una muestra de las tareas urgentes y complejas que tenemos frente a nosotros. Cumpliremos sólo el 17% de los objetivos en la fecha prevista, 2030, y casi la mitad de los objetivos muestran un progreso mínimo. Más de un tercio se ha estancado o retrocedido.

La colaboración internacional entre universidades es más que vital para hacer frente a esta situación, poner en común recursos, conocimientos y perspectivas. Pero esto exige un cambio radical en los esfuerzos actuales de internacionalización.

La movilidad de estudiantes y la colaboración individual del profesorado, han estado durante mucho tiempo en la primera línea de los compromisos internacionales. Fomentan una mentalidad global y vínculos profundos, creando ciudadanos globales. Esto es muy valioso, y en el Tecnológico de Monterrey (Tec), casi el 50% de nuestros estudiantes se gradúa con experiencia fuera de México. Sin embargo, la movilidad es sólo la primera línea para llegar a ser verdaderamente internacionales. Debemos aspirar a mucho más.

Las redes internacionales proporcionan entornos de confianza para compartir perspectivas sobre el papel de las universidades en la configuración de un mejor futuro, y trazar el camino a seguir para la cooperación internacional a través de alianzas institucionales e iniciativas de investigación.

Por ejemplo, Universitas 21 reúne a 29 universidades de 19 países de seis continentes en torno a la investigación, la innovación educativa y la experiencia estudiantil. Y la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU) reúne a 61 universidades de 18 países que se centran en aspectos como la reducción del riesgo ante catástrofes, la salud mundial y las ciudades sostenibles.

Crear alianzas significativas va más allá de firmar de convenios de colaboración. Requiere alinear las expectativas, hacer propuestas de valor complementarias y comprometer recursos y esfuerzos. Las relaciones de mayor impacto implican hacer alianzas estratégicas que contribuyan a las iniciativas propias de cada participante aprovechando los puntos fuertes en común, formar redes y plataformas que fomenten la colaboración, apoyar los recursos compartidos y el intercambio de conocimiento, así como potenciar el impacto.

Los proyectos conjuntos de investigación internacional, que aprovechan las diversas competencias, tienen el potencial de atraer recursos de organizaciones como Horizon Europe o los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH). Un estudio publicado por Elsevier indica que el impacto científico de las colaboraciones internacionales es un 52% superior a la media mundial. Los estudios también muestran que los artículos escritos en coautoría se citan con más frecuencia, lo que indica un mayor impacto y relevancia.

El Pacto intergubernamental para el Futuro de la ONU, recientemente adoptado, está diseñado para promover el progreso mediante el fortalecimiento de la cooperación multilateral y una gobernanza mundial adecuada para las futuras generaciones. Busca un apoyo más significativo del Norte Global para ayudar al Sur Global en áreas relacionadas con la acción climática, la transferencia de tecnología y la creación de capacidades, entre otras cosas.

Destaca el papel fundamental de las alianzas, especialmente en ciencia, tecnología y
colaboración digital. Según la OCDE, casi el 20 por ciento de los artículos de investigación en todo el mundo son realizados en coautoría internacional. En el Tec de Monterrey, esta cifra es del 50 por ciento. Pero creemos que debe ser aún mayor.

Como experimentamos recientemente con el Covid-19, los retos de salud y las crisis de salud pública requieren soluciones integrales que no se pueden alcanzar mediante esfuerzos aislados. Las alianzas transfronterizas permiten a los investigadores comparar sistemas, identificar mejores prácticas y adaptar estrategias a los contextos locales.

Por eso hemos firmado recientemente un acuerdo de colaboración con el Instituto Ragon del sistema de salud Mass General Brigham de Boston, el MIT y Harvard. Esta alianza integra la experiencia de las mejores instituciones de investigación de los Estados Unidos con las capacidades de innovación del Tec, con el potencial de desarrollar descubrimientos de vanguardia para América Latina. Al combinar la excelencia en investigación y el desarrollo de capacidades con los conocimientos técnicos regionales, estas colaboraciones pueden acelerar el descubrimiento y el despliegue de soluciones innovadoras.

En el Tec visualizamos esta colaboración con el Instituto Ragon como una base para colaboraciones más amplias que conecten América Latina con centros de investigación de excelencia mundiales. También puede servir de modelo para colaboraciones más amplias entre instituciones de países ricos con aquellas de países de ingresos bajos y medios, que enfrentan desafíos de relevancia mundial, como la salud, el desarrollo económico y el cambio climático.

Las universidades tenemos la capacidad y motivación hacia la innovación, el pensamiento de largo plazo y la colaboración interdisciplinar y multicultural. Podemos reimaginar el futuro como ninguna otra institución o plataforma puede hacerlo. Si las universidades del Norte Global colaboran con las iniciativas de investigación del Sur Global para abordar sus mayores retos, el potencial de impacto regional es enorme.

*David Garza es Presidente Ejecutivo del Tecnológico de Monterrey. Es presidente de Universitas 21, miembro del Steering Committee de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU) y ha sido miembro del Board of Trustees de la acreditadora estadounidense SACSCOC.
david@tec.mx | @david_garza

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