Edgar Raygoza es pionero en México en la creación de lubricantes para maquinado industrial generados a partir de nanoaditivos que son eco-friendly y se basan en una tecnología que él comenzó a desarrollar durante sus estudios de doctorado en el Tec.
Cuando inició su posgrado, el también fundador de Global Nano Additives (GNA) ya se enfocaba en la creación de un nanofluido que mejorara sus propiedades térmicas sin alterar las eléctricas de aislamiento; sin embargo, a mediados del doctorado orientó su investigación al sector automotriz y aplicó su tecnología en los motores.
“Con los primeros prototipos, empezamos a probar en talleres muy pequeños y, posteriormente, pasamos a otros más grandes, hasta llegar a proveedores de autopartes, y finalmente a los mismísimos ensambladores, como John Deere”, dice el empresario, quien fue uno de los ganadores del Premio Rómulo Garza 2023.
Actualmente, la tecnología de nanoaditivos desarrollada por Raygoza está protegida por solicitudes de patente en México y Estados Unidos. Asimismo, de acuerdo con el sitio DNF (en una nota publicada en 2019), Global Nano Additives cuenta con una oficina en China, donde la empresa -con sede en Monterrey, Nuevo León- obtuvo un fondo por parte del gobierno de ese país.
¿Por qué el desarrollo de estos nanoaditivos se considera pionero en México?
Además de soportar temperaturas extremas y disminuir el desgaste de las piezas en la maquinaria, los lubricantes generados con los nanoaditivos de Edgar Raygoza son los primeros en México en ser eco-friendly.
Si te estás preguntando cómo funcionan, el experto nos explica que el calor generado durante el maquinado puede afectar negativamente la eficiencia del proceso y la vida útil de las herramientas, por lo que es crucial contar con lubricantes efectivos que ayuden a controlar la temperatura y reducir el desgaste.
Por ello, un aspecto crucial de los nanoaditivos desarrollados por GNA es su capacidad para mejorar la disipación de calor durante el maquinado. En el proceso de Raygoza, las nanopartículas aumentan la conductividad térmica del fluido, lo que permite una mejor transferencia de calor desde la zona de corte y reduce así la temperatura.
Esto no solo mejora la eficiencia del proceso, sino que también ayuda a prevenir el sobrecalentamiento y el desgaste prematuro: “Los clientes al final del día terminan reduciendo el consumo de lubricante y esto aumenta toda la vida de las herramientas”, señala el emprendedor.
¿Cuáles fueron los mayores retos de su investigación?
Edgar Raygoza ya nos explicó que la mejora de la lubricación en la maquinaria aumenta su longevidad y eficiencia, lo cual representa una ventaja medioambiental, pero ¿cómo logró desarrollar las nanopartículas que le permitieron mejorar este proceso?
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentó Raygoza fue la síntesis de las nanopartículas con las propiedades deseadas, dado que éstas deben ser estables y estar uniformemente dispersas en el fluido para evitar la sedimentación.
Esto implica el diseño y la optimización de procesos de síntesis que produzcan dichos elementos con la morfología y la composición química adecuadas.
Raygoza y su equipo fueron capaces de modificar su superficie, lo que les permitió dispersarse de manera estable en el fluido y mantener sus propiedades mejoradas durante su uso en aplicaciones industriales.
Estas nanopartículas forman una capa protectora entre la pieza de corte y de trabajo, reduciendo la fricción y el desgaste de las mismas. Además, su morfología laminar contribuye a reducir la fricción al desplazarse entre sí, lo que aumenta la vida útil y mejora la calidad de las piezas mecanizadas.
“Descubrimos una fórmula, un aditivo que sintetizamos y a su vez también lleva un proceso de modificación de su superficie, con eso logramos que hubiera estabilidad en el largo plazo, lo cual es un reto importante a nivel mundial en la comunidad científica”, señala el empresario.