El uso de robots suele ser asociado con actividades como la construcción, el transporte o la industria militar. Pero estas entidades artificiales también pueden ser usadas en la educación, propiciando la motivación, atención y retención de los alumnos en los salones de clase.
“La robótica, en su dimensión social y educativa, es una tecnología habilitadora y disruptiva que de entrada llama la atención”, dice Edgar Omar López, profesor investigador del Instituto para el Futuro de la Educación (IFE) del Tec de Monterrey, en entrevista con TecScience.
El robot que te ayuda a aprender
Al romper con el esquema tradicional de un salón de clase, los robots pueden ser grandes aliados para fortalecer el aprendizaje. Es por ello que, desde hace nueve años, López y su grupo, NAO Team, utilizan la robótica para ayudar a profesores de distintos grados a enseñar matemáticas, idiomas y educación física.
En particular, los que utilizan son robots humanoides Nao, desarrollados por la compañía francesa Aldebaran. Estos miden 60 centímetros de alto, tienen sensores de movimiento, de espacio y ultrasónicos, son autónomos y cuentan con hasta 25 grados de libertad, el número de movimientos independientes que pueden realizar.
“El robot puede sentir cuando le tocas la mano, responder preguntas e interactuar con los profesores y alumnos”, explica López.
Para poder usarlos en clase, primero debe haber una planeación cuidadosa en colaboración con los profesores, para diseñar una lección de un tema en específico, como aprender a multiplicar.
Con esta información, el robot es preprogramado con una serie de instrucciones e información. Como salido de una película de ciencia ficción, el robot puede explicar conceptos clave, pedir a los alumnos que hagan algún ejercicio o responder preguntas.
Antes de utilizarlos, el grupo lleva a cabo una sesión para presentar al robot ante los alumnos y evitar que se distraigan por la falta de familiaridad con este en las clases consecutivas.
“Cuando inicia la clase, ellos ya saben que el robot va a participar, el profesor introduce el tema, le da la palabra al robot y este explica algún concepto, a veces basándose en una presentación de Power Point que está atrás”, dice López.
Evidencia científica
Aunque puede sonar intuitivo, saber si los robots realmente ayudan a mejorar las clases requiere de estudios puntuales que comparen una clase sin ellos y con ellos. Es por esto que a través de los años, el equipo de López se ha concentrado también en desarrollar evidencia científica que lo sustente.
En un estudio con niños de cuarto, quinto y sexto de primaria, los investigadores diseñaron una lección concentrada en la solución de problemas. En un grupo, los profesores a cargo de enseñarla contaron con el apoyo de un robot Nao y en el segundo grupo la dieron ellos solos.
Después de la lección, compararon los resultados en una evaluación y encontraron que la presencia del robot ayudaba a mejorar aspectos como la evaluación de la solución de un problema, la construcción de una estrategia para resolver un problema y la definición del problema.
En un estudio con alumnos de preparatoria, encontraron que la concentración y la motivación eran mayores en el grupo experimental donde se utilizó al robot para dar la clase de matemáticas, que en el grupo en el que no. Por otro lado, los niveles de distracción eran menores en el que participó el robot.
Algo que han aprendido es que los resultados son aún mejores si el robot es utilizado de forma moderada con intervenciones puntuales. “Llevar uno diario podría disminuir el interés de los alumnos”, explica López.
Los mecanismos por los cuales los robots ayudan a mejorar el rendimiento de los alumnos en las clases aún no están bien definidos, pero investigadores alrededor del mundo han encontrado que el uso de robots sociales puede reducir los niveles de estrés y ansiedad en distintos contextos.
En algunos países europeos, estos son incluso utilizados en hospitales y consultorios para ayudar a los niños a sentirse cómodos y tranquilos durante una cita médica.
Para López y su equipo, la robótica social es una tecnología prometedora que puede ayudar a mejorar distintos aspectos de la sociedad, a pesar de que algunas personas aún se muestran resistentes a incorporarlos.
“La clave es recordar que son herramientas de apoyo y nunca de sustitución de un profesor”, dice López. “Cada periodo académico me sorprendo de lo bien recibidos que son”.