El envejecimiento suele ser asociado con un estado de deterioro físico y mental que se da con el paso de los años y hacia el final de nuestra vida. Sin embargo, cada día existe más evidencia de que condiciones como el sobrepeso y la obesidad aceleran este desgaste natural.
Un estudio reciente de un grupo de investigadores de la Universidad de Chile (UChile) busca entender si a los individuos que desarrollan estos padecimientos durante la infancia o la adolescencia podría llegarles antes este deterioro.
La idea surgió cuando encontraron que en la cohorte de Santiago −un grupo de más de 1,000 chilenos a los que han seguido y estudiado desde que nacieron entre 1992 y 1996− habían algunos individuos jóvenes que tenían marcadores asociados con una edad avanzada.
“Cuando fueron evaluados, a los 22 años, notamos que en algunos había parámetros cardiometabólicos que mostraban un daño propio de personas mayores”, dice Paulina Correa, investigadora de la Unidad de Nutrición Humana de la UChile y líder del estudio, en entrevista con TecScience.
Con esto en mente, estudiaron si existe un desfase entre la edad cronológica −el tiempo que ha pasado desde que nacimos y que celebramos cuando cumplimos años− y la edad biológica −el nivel de deterioro de nuestras células, tejidos y órganos− en estas personas.
Envejecimiento y obesidad
El estudio dividió a su cohorte en tres grupos, según el momento de desarrollo de la obesidad y el sobrepeso: el primero, donde se desarrolló alrededor de los dos años de edad; el segundo, que fue durante la adolescencia y el tercero, el grupo control, en donde no se desarrolló.
A cada uno le tomaron medidas de peso y presión arterial, así como muestras de sangre para evaluar sus niveles de lípidos, triglicéridos y glucosa.
Para conocer su edad biológica realizaron una prueba conocida como reloj epigenético. Esta estudia el ADN contenido en la sangre y después, usando procedimientos bioquímicos y algoritmos, encuentra marcas epigenéticas con las que se puede determinar la edad biológica.
A medida que envejecemos, se encienden genes que elevan el riesgo de enfermedad y se apagan aquellos que tienen un efecto protector.
Los resultados
Lo que encontraron fue que el grupo con sobrepeso y obesidad desde la infancia presentaba una edad biológica que estaba 17% por encima de la edad cronológica; el segundo grupo (que los desarrolló durante la adolescencia) estaba 14% por encima; mientras que, en el grupo de los delgados, no había tal desfase.
“Habían algunos casos extremos en los que, individuos con 28 o 29 años de edad cronológica, tenían 43 o 44 en términos de edad biológica”, cuenta Correa.
Además, los dos grupos con la aparición temprana de sobrepeso y obesidad mostraban niveles de triglicéridos altos, resistencia a la insulina, el HDL (conocido como colesterol bueno) disminuido, hígado graso (en dos de cada tres individuos) y un acortamiento de los telómeros.
“Los telómeros son estas patitas que están en los cromosomas y, que a medida que vamos cumpliendo años, se van disminuyendo”, explica la investigadora.
Con esta evidencia, los científicos pudieron afirmar que la aparición temprana del sobrepeso y la obesidad puede acelerar el envejecimiento a nivel celular y molecular.
Comprender mejor la obesidad, sin estigmatizar
La aceleración del envejecimiento aumenta el riesgo de enfermedades como hipertensión, diabetes o Alzheimer y, en las mujeres, la menopausia puede aparecer antes. Ante ello, Paulina Correa enfatiza que el estudio no busca estigmatizar o culpar a personas con sobrepeso y obesidad.
“Al final, lo que nos importa es que este envejecimiento anticipado no repercuta en su calidad de vida”, dice Correa.
Es importante conocer cuál es el tipo de obesidad que se desarrolló ya que existen varios, de acuerdo con Alexandro Martagón, profesor investigador del Institute for Obesity Research (IOR) y la Unidad de Investigación en Enfermedades Metabólicas, en entrevista con TecScience.
“En el caso de la obesidad existen los tipos metabólicamente enfermo o metabólicamente sano, el delgado metabólicamente sano y el delgado metabólicamente enfermo”, explica Martagón.
Agrega que el envejecimiento acelerado por estos factores podría estar asociado con el estado constante de inflamación que resulta del incremento progresivo del tejido graso.
“La grasa que se acumula a lo largo del cuerpo secreta hormonas llamadas citocinas que pueden generar inflamación en múltiples órganos”, indica Martagón.
Cuando comienza este desbalance, la inflamación constante puede generar resistencia a la insulina, diabetes tipo dos y la reducción de la expectativa de vida.
¿Se puede revertir el daño al ritmo del envejecimiento?
Afortunadamente, a la par que se investiga el impacto de la obesidad y sobrepeso en el deterioro físico, también se han estudiado intervenciones que logren potencialmente reducir la brecha entre la edad cronológica y la edad biológica.
“Con cambios en el estilo de vida, la edad biológica incluso puede llegar a situarse por abajo de la cronológica”, dice Correa.
A través de modelos animales y algunos estudios en humanos, se ha encontrado que hacer cambios, como tener una buena alimentación, hacer ejercicio físico y tener revisiones médicas regulares, puede revertir el daño físico ocasionado por el sobrepeso y la obesidad -si es que lo hay-.
“Cada vez que nosotros sometemos a los músculos al ejercicio, estos liberan proteínas que tienen un efecto antiinflamatorio”, dice la experta.
Sumado a eso, se han probado algunos medicamentos, como la rapamicina y la metformina, que en modelos animales y algunas intervenciones en humanos han demostrado reducir la edad biológica de los individuos tratados con ellas.
El estudio de los investigadores chilenos es el primer análisis de cohorte en América Latina que busca indagar en la relación entre el sobrepeso y la obesidad con el envejecimiento acelerado.
“Es importante que investigadores de todo el espacio latinoamericano podamos seguir profundizando en estas preguntas de investigación, para apuntar a una cultura de prevención”, concluye Correa.