Por Karely Montes Talamantes, Mariana Roque Reynaga, Valeria Daianna Nava Fernández, Andrea del Carmen Trejo Chao y Marco Antonio Iriqui García / Ciencia Amateur
El reto de la transición energética no es solo técnico o económico, también implica un cambio cultural: fomentar una mayor conciencia sobre el impacto del consumo energético y adoptar prácticas más sustentables en una sociedad como la neolonesa.
En 2018, Nuevo León superó los 48 millones de toneladas de CO₂ emitidos al medio ambiente [1]. Desde entonces se convirtió en el estado más contaminante por Gases de Efecto Invernadero (GEI) del país.
Lo anterior se debe a que el abasto de energía al estado depende en un 90% de fuentes de energía no renovables. La principal es el gas natural que se importa de Estados Unidos, lo que lo convierte en una de la entidades más dependientes de combustibles fósiles del país [2]
Aunque el gas natural es el combustible fósil menos contaminante, su uso todavía genera emisiones de CO2, aproximadamente de 0.5 kg por cada kilowatt hora producido [3].
Sólo el 5.2% de la energía en el Estado proviene de fuentes renovables, como la solar y la eólica [4], pero este porcentaje está muy por debajo del promedio nacional, que es del 12.8% [5].
En el marco del Acuerdo de París, convenio internacional que establece los compromisos que los países firmantes definieron para la mitigación y la adaptación a los efectos del cambio climático, Nuevo León se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% en los próximos 5 años, y aumentar la inversión en tecnologías limpias en un 40% durante el mismo periodo [6].
Este desafío se vuelve más retador con el elevado consumo energético del estado el cual alcanzó los 18,768 MWh en 2022.
Alto consumo energético residencial
En Nuevo León, los sectores con mayor consumo energético son las industrias y los negocios de media tensión (Pymes), seguidos por el sector residencial. Cabe destacar que la demanda energética en la zona habitacional es una de las más altas en comparación con otras entidades.
Para el sector residencial, aunque los costos de la energía son altos, las tarifas regulares rondan los $2.50 pesos, mientras que las tarifas de alto consumo pueden llegar a $5 o $6 pesos por kilowatt hora.
Se identificó que el consumo energético promedio en los hogares fue de 2,967.42 kWh, uno de los más altos del país [7].
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Existen medidas dirigidas para alcanzar la meta del 2030, algunas de ellas propias del sector residencial, orientadas a la reducción del consumo energético. Estas incluyen la disminución del tiempo de uso de energía, el apagado y desconectado de aparatos eléctricos que no están en uso, el reemplazo de focos convencionales por focos ahorradores, así como la sustitución de electrodomésticos por modelos de bajo consumo.
También se contempla el aislamiento de techos, paredes y ventanas en los hogares, y el uso de calentadores solares. Además, se promueven medidas de producción de energía, como la instalación de paneles solares en las viviendas, para fomentar una mayor autosuficiencia energética y contribuir a la sostenibilidad.
Aunque estas medidas tienen un efecto positivo en la disponibilidad de energía para todos los sectores que la utilizan, ¿en qué medida la decisión de instalar un panel solar es motivada por el principio de sustentabilidad?
Reducir, la R más importante
El principio de las 3R, formulado a principios de la década de 1960 por los biólogos ingleses Richard B. Russell y Robert L. Burch, y popularizado por Greenpeace como un símbolo del consumo responsable, se basa en tres acciones clave para la sostenibilidad: reducir, reutilizar y reciclar.
De estas, la de mayor impacto y valor es la primera R: reducir. Esta implica minimizar la cantidad de recursos utilizados y la generación de residuos, lo que tiene un impacto directo en la conservación del medio ambiente [8].
Ahora bien, ¿hasta qué punto los ciudadanos que adquieren los paneles solares con el objetivo de reducir el monto de su recibo fortalecen su decisión cuando tiene una cultura sustentable?
Evidencias de gran valor
Como parte de esta investigación se realizó un estudio exploratorio y descriptivo a partir de un instrumento que se diseñó tomando como base de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Energéticos en Viviendas Particulares (ENCEVI) de 2018 [9].
Se estimó la independencia estadística entre la acción de instalar un panel solar respecto a otras acciones que favorecieran la reducción en el consumo de energía en la vivienda.
Entre los hallazgos de las pruebas de independencia se observa que un ciudadano que ha instalado un panel solar en su casa tiene una relación de dependencia altamente significativa con el uso de focos ahorradores y calentador solar.
Sin embargo, esto es independiente a otras medidas de ahorro de energía como usar electrodomésticos de bajo consumo, aislar superficies como techos, paredes, ventanas, además de adoptar hábitos sustentables de consumo.
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Los resultados de este análisis muestran la importancia de incentivar a la ciudadanía para que adopte tecnologías solares como parte de una cultura de sustentabilidad vinculada con el ahorro familiar.
Este resultado es de gran valor para fortalecer una cultura sustentable, ya que podrían diseñarse incentivos financieros que promuevan la instalación de paneles solares a los ciudadanos que demuestren una reducción significativa en su consumo a través de las medidas mencionadas.
Referencias
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). (2020). Informe de resultados del Registro Nacional de Emisiones 2015-2018. Gobierno de México.
- Neuron Business Media. (2023). Retos y planes energéticos en Nuevo León.
- Ordaz, Y. (2024, January 22). CO2 por generación energética representa 64% de las emisiones de GEI en México. Grupo Milenio.
- Secretaría de Energía. (2023). Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2023-2037.
- Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2020). Estadísticas sobre energía en México.
- Gobierno del Estado de Nuevo León. (2023). En NL la meta es contar para el 2030 con 40% de energías renovables, Samuel García.
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). (s.f.). Compendio de información ambiental.
- Greenpeace México. (2024, 7 de junio). En México, 86% apoya la idea de reducir la producción de plásticos para frenar la contaminación.
- INEGI. (2020). Censo de Población y Vivienda 2020. https://www.inegi.org.mx
- El Economista. (2023, 27 de octubre). Inversiones, infraestructura y agua, ejes principales del tercer informe de gobierno de Samuel García.
- Gilfillan, D., & Marland, G. (2021). Global carbon emissions from fossil fuel combustion and cement production 1750–2020. Earth System Science Data, 13(4), 1667-1680.
- Parlamento Europeo. (s.f.). Cambio climático: gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
- Organización Mundial de la Salud (OMS). (s.f.). Cambio climático y salud.
Autores
- Karely Montes Talamantes, estudiante de Administración de Empresas.
- Mariana Roque Reynaga, estudiante de Mercadotecnia.
- Valeria Daianna Nava Fernández, estudiante de Emprendimiento.
- Andrea del Carmen Trejo Chao, estudiante de Finanzas.
- Marco Antonio Iriqui García, estudiante de Finanzas.
Revisora
Este artículo fue supervisado por Gabriela Monforte García, profesora de la concentración Analítica de Negocios, de los Datos a las Decisiones que se imparte en séptimo semestre para estudiantes de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.