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La ciencia de la confianza y las claves para medir su impacto en las familias empresarias

En el contexto de las empresas familiares, la confianza no es un concepto subjetivo, sino que se puede medir a través de cuatro dimensiones.
Justin Craig
Justin Craig explica que la confianza es el eje central para el funcionamiento efectivo de cualquier empresa familiar. (Foto: Everth Bañuelos)

“¿Estamos en buenas manos?”, es la gran pregunta a la que constantemente se enfrentan las empresas familiares, especialmente durante los procesos de sucesión, es decir, cuando se lleva a cabo la transferencia del liderazgo —CEO o presidente— o de propiedad, entre una generación y otra, cuando la confianza toma una enorme relevancia, reflexiona Justin Craig, profesor distinguido de Familias Empresarias en la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.

Si no tienes confianza, no tienes nada. Sin ella no se pueden optimizar las posibilidades de lograr una transición generacional exitosa”, señala el profesor, quien es parte de la iniciativa Faculty of Excellence del Tec.

Como investigador se ha centrado en las empresas familiares, ha escrito más de 50 artículos y es también autor de algunos libros sobre ese tema. También ha colaborado como profesor para la Kellogg School of Management y Bond University en Australia. 

Durante el Global Family Business Summit 2025, organizado por el Instituto de Familias Empresarias para México y América Latina (IFEM) del Tec y The STEP Project Global Consortium, en la EGADE Business School, Craig presentó la conferencia Without Trust, There is no Transformation nor Revolution donde desmenuzó el concepto de confianza desde un enfoque científico.

Justin Craig ofreció una conferencia magistral durante el Global Family Business Summit 2025, en la EGADE Business School. (Foto: Everth Bañuelos)

Las cuatro dimensiones para medir la confianza

Craig afirma que la confianza puede y debe entenderse de manera científica, especialmente en el contexto de las empresas familiares. Este concepto se puede abordar desde la ciencia de los negocios y se puede medir con rigor académico.

“Como científicos, tenemos que preguntarnos: ¿qué es la confianza y por qué importa?”, dice, “la confianza es un tema enorme; su riqueza, su importancia, su aparente irrelevancia y, en última instancia, su ciencia”.

A partir del análisis de 128 estudios sobre el tema, investigadores detectaron que la confianza no solo es una percepción subjetiva, sino que se puede medir a través de cuatro dimensiones principales: integridad, habilidad, benevolencia y consistencia.

  • Integridad: implica que la persona es honesta, se rige por sus valores y principios, cumple sus promesas y respeta las normas éticas, por ejemplo, un director que no miente sobre las finanzas familiares.

  • Habilidad: son las competencias técnicas, profesionales e interpersonales necesarias para desempeñar un rol; ayudan a tomar decisiones eficaces con base en esas aptitudes.

  • Benevolencia: es la percepción de que una persona actúa por el bien común, que tiene buenas intenciones hacia los demás, es cooperativo y altruista; por ejemplo, alguien que está dispuesto a ayudar y unir a los demás para juntos alcanzar una meta.

  • Consistencia: es la regularidad del comportamiento, cuando una persona no es impredecible y reacciona de manera coherente ante situaciones similares; así, puede generar seguridad y reducir la incertidumbre o la desconfianza.
Al evento asistieron académicos y líderes de familias empresarias. (Foto: Everth Bañuelos)

Una herramienta sencilla para evaluar las relaciones

El investigador emplea estas cuatro dimensiones como un acrónimo, IABC (en inglés: Integrity, Ability, Benevolence, and Consistency), el cual visualiza como una herramienta didáctica, simple y fácil de recordar que se puede aprovechar tanto para relaciones personales como organizacionales.

A través de este método las personas pueden diagnosticar por qué no confían en alguien más, por ejemplo, porque puede tener buena habilidad pero ser egoísta; o hacer buen equipo pero ser impredecible ante los desafíos.

En ese sentido, las dimensiones pueden ayudar a hacer diagnósticos para evaluar las relaciones entre integrantes de una familia empresaria, como hermanos, primos, o también entre directivos o propietarios. Craig señala esta estrategia como una manera sencilla para detectar dónde se fractura la confianza.

Mostrar vulnerabilidad para generar confianza

Una manera de construir la confianza en el contexto de las familias empresarias es al mostrar vulnerabilidad, menciona Craig. Uno de los sustentos de la confiabilidad depende de la capacidad de las personas en admitir que no cuentan con todas las respuestas. No es una debilidad, más bien es una manera humana de promover y generar relaciones auténticas y duraderas. 

Pedir ayuda es una de las maneras más sencillas de mostrar vulnerabilidad; cuando una persona pide apoyo, muestra una postura abierta al diálogo, que ayuda a romper el hielo y crea puentes de confianza. Sin embargo, Craig menciona que no es necesario todo el tiempo decir literalmente “ayúdame”, sino que se puede expresar con empatía, con frases como “¿podría ponerme en tus zapatos por un momento?” o “para entender tu perspectiva”.

En un contexto empresarial, las familias, con lazos emocionales e intereses económicos, pueden mostrar vulnerabilidad para hallar soluciones a conflictos, mejorar el entendimiento generacional, desactivar tensiones y evitar rupturas. No se trata de ceder el control, sino de promover condiciones de confianza mutua.

“Es comprensible que puedas sentir nervios por confiar tu información, pero si quieres construir confianza, debes mostrar vulnerabilidad y actuar en consecuencia”, señala el investigador.

Reducir tensiones de confianza con planes de acción

Las relaciones entre los miembros de la familia, los gestores de los negocios y los dueños de la empresa, pueden experimentar diferentes tensiones de confianza por lo que se necesitan planes de acción para fortalecer la continuidad generacional, la claridad en la toma de decisiones y un buen funcionamiento del sistema familiar empresarial.

“¿Qué tipo de planes necesitamos? Un plan estratégico, un plan de desarrollo de talento familiar, un plan patrimonial y de activos, y un plan de gobernanza”, agrega.

El plan estratégico del negocio busca alinear al equipo operativo con las expectativas de los propietarios, con una visión de largo plazo y que resuelva preguntas como ‘¿Estamos en buenas manos?’. Mientras, el plan de patrimonios, activos y sucesión busca tener una buena gestión de la riqueza, su distribución y legado financiero.

El tercero es el plan de desarrollo familiar que tiene el objetivo de preparar a la siguiente generación con habilidades en liderazgo, finanzas y gobernanza. Finalmente, un plan de gobernanza permite definir estructuras, reglas y procesos en la toma de decisiones para promover una armonía entre los diferentes roles a través de consejos de familia, administración y propietarios para promover la transparencia, la institucionalidad y la toma de decisiones colegiada.

Lazos de confianza entre academia y familias empresarias

Para que sea posible lograr un impacto a través de la investigación sobre empresas familiares es necesario promover y construir relaciones genuinas y basadas en la confianza entre académicos y las familias, considera Craig.

Los investigadores deben valorar y aprender de las familias que estudian; verlas como aliadas y “maestras” que los ayudan para enriquecer su trabajo académico. Por otro lado, deben evitar acercarse sólo para extraer datos, pues eso solo afecta la confianza y daña la reputación académica.

Craig destaca el valor para los profesores de poder construir relaciones de largo plazo con las familias empresarias, seguirlas a lo largo de los años y verlas como casos vivos, apreciar su evolución de generación en generación.

“Si construyes confianza, seguirás estos casos vivos mientras los niños de cinco años se convierten en adultos de 25 ante tus ojos”, expresa, “ellos me dan conocimientos e ideas que no obtengo solo leyendo artículos académicos”.

Como investigadores, se debe mantener el modelo IABC, manteniendo la integridad, demostrando habilidad, siendo altruistas y consistentes, al igual que los demás actores que son parte del sistema empresarial familiar.

“Cuanto más puedan los académicos crear una base de datos de familias —que son todas iguales, pero diferentes—, mejor podrán servir o brindar asistencia a las familias con las que construyen su relación”, comenta Craig.


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Autor

Picture of Ricardo Treviño