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10 formas en que la diabetes y la demencia están conectadas

El control de enfermedades crónicas podría proteger la salud cerebral y prevenir deterioro cognitivo y las evidencias son cada vez más amplias.
diabetes y demencia
En la imagen, inyecciones para bajar de peso y diabetes tipo 2 Ozempic. Quienes usan estos medicamentos tienen un menor riesgo de demencia, según varios reportes. (Foto: Getty Images)

El vínculo entre la diabetes y la demencia es cada vez más evidente. Nuevas investigaciones muestran cómo los problemas con el azúcar en la sangre afectan la salud del cerebro y viceversa. Aquí te presentamos diez hallazgos, basados en evidencia, sobre cómo estas dos condiciones están relacionadas.

1. La diabetes aumenta el riesgo de demencia

Las personas con diabetes tienen aproximadamente un 60% más de probabilidades de desarrollar demencia que aquellas sin la enfermedad. Además, los episodios frecuentes de bajos niveles de azúcar en la sangre se asocian con un 50% más de riesgo de deterioro cognitivo.

2. La resistencia a la insulina también afecta al cerebro

La resistencia a la insulina —la causa principal de la diabetes tipo 2— ocurre cuando las células dejan de responder adecuadamente a la insulina. Esto provoca que haya demasiada glucosa en la sangre, lo que genera complicaciones.

Normalmente afecta al hígado y a los músculos, pero también impacta al cerebro. En la enfermedad de Alzheimer, esta resistencia puede dificultar que las células cerebrales utilicen la glucosa como fuente de energía, lo que contribuye al deterioro cognitivo.

3. Escasez de azúcar en el cerebro durante la demencia

Aunque el cerebro representa solo el 2% del peso corporal, consume alrededor del 20% de la energía del cuerpo. En casos de demencia, las células cerebrales parecen perder la capacidad de usar la glucosa de manera adecuada.

Esta combinación de mala utilización de glucosa y resistencia a la insulina se conoce de manera no oficial como diabetes tipo 3.

4. El Alzheimer puede aumentar el riesgo de diabetes

Las personas con Alzheimer suelen tener niveles más altos de glucosa en ayunas, incluso si no padecen diabetes. Esto se considera una forma de prediabetes.

Estudios en animales también muestran que cambios cerebrales similares al Alzheimer pueden elevar los niveles de glucosa en la sangre.

Además, el mayor factor de riesgo genético para el Alzheimer, la variante genética APOE4, reduce la sensibilidad a la insulina al atrapar el receptor de insulina dentro de la célula, impidiendo que se active correctamente.

5. Daño en los vasos sanguíneos: el vínculo entre ambas condiciones

La diabetes daña los vasos sanguíneos, lo que provoca complicaciones en los ojos, riñones y corazón. El cerebro no es la excepción.

Los niveles altos o fluctuantes de glucosa pueden dañar los vasos sanguíneos en el cerebro, reduciendo el flujo sanguíneo y la oxigenación.

También puede debilitar la barrera protectora del cerebro, permitiendo la entrada de sustancias dañinas y provocando inflamación. Tanto la reducción del flujo sanguíneo como la inflamación cerebral están fuertemente vinculadas con la demencia.

6. Memantina: un fármaco para la demencia nacido de la investigación sobre diabetes

La memantina, utilizada para tratar síntomas moderados a graves de Alzheimer, fue desarrollada originalmente como medicamento para la diabetes.

Aunque no logró controlar la glucosa en la sangre, más tarde los investigadores descubrieron beneficios para la función cerebral.

Esta historia muestra cómo los estudios sobre diabetes podrían ofrecer pistas para tratar trastornos cerebrales.

7. La metformina podría proteger el cerebro

La metformina, el medicamento más utilizado para la diabetes, hace más que reducir la glucosa en la sangre: llega al cerebro y podría disminuir la inflamación cerebral.

Algunos estudios sugieren que las personas con diabetes que toman metformina tienen menos probabilidades de desarrollar demencia, y que el riesgo aumenta nuevamente cuando dejan de tomarla.

Actualmente se están realizando ensayos para evaluar sus efectos en personas sin diabetes.

8. Inyecciones para bajar de peso pueden reducir la acumulación de placas

Los agonistas de los receptores GLP-1, como semaglutida (Ozempic, Wegovy), reducen la glucosa en la sangre y favorecen la pérdida de peso.

Registros médicos muestran que las personas con diabetes que usan estos medicamentos tienen un menor riesgo de demencia.

En estudios que comparan los fármacos GLP-1 con la metformina, se encontró que los primeros son incluso más efectivos para reducir el riesgo de demencia.

Dos ensayos importantes, Evoke y Evoke Plus, están probando la semaglutida oral en personas con deterioro cognitivo leve o Alzheimer en etapa temprana.

9. La terapia con insulina podría beneficiar al cerebro

Dado que la resistencia a la insulina en el cerebro es un problema, investigadores han probado aerosoles nasales de insulina. Este método lleva la insulina directamente al cerebro, minimizando el impacto en los niveles de glucosa en la sangre.

Estudios preliminares sugieren que estos aerosoles podrían mejorar la memoria o reducir la atrofia cerebral, pero el método de administración sigue siendo un reto: los aerosoles varían en la cantidad de insulina que llega al cerebro, y su seguridad a largo plazo aún no está comprobada.

10. Los inhibidores de SGLT2 podrían reducir el riesgo de demencia

Evidencias recientes sugieren que, en comparación con los agonistas de GLP-1, los inhibidores de SGLT2 —un tipo de medicamento para la diabetes— son más efectivos para reducir el riesgo de demencia, incluyendo Alzheimer y demencia vascular, en personas con diabetes tipo 2.

Estos medicamentos, que se toman en forma de tabletas, disminuyen la glucosa en la sangre al aumentar su eliminación a través de la orina.

El estudio respalda investigaciones previas que indican que podrían reducir la inflamación cerebral, disminuyendo así el riesgo de demencia.

Este creciente cuerpo de evidencia sugiere que controlar la diabetes no solo protege el corazón y los riñones, sino que también ayuda a preservar la función cerebral.

Todavía queda por determinar si estos medicamentos solo reducen el riesgo de demencia asociado a la diabetes o si también podrían proteger a personas sin diabetes.

Sin embargo, la investigación en diabetes ha sido tan exitosa que ha generado al menos 13 clases diferentes de fármacos y múltiples terapias combinadas, lo que da lugar a al menos 50 medicamentos distintos.

Estos no solo reducen la glucosa en la sangre, sino que también mejoran la sensibilidad a la insulina y disminuyen la inflamación.

Un “efecto secundario” positivo podría ser una mejor preservación de la salud cerebral durante el envejecimiento. (Vía The Conversation)

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