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“Nadie cuida lo que no conoce”: El reto educativo que busca frenar la extinción del ajolote

El Tec de Monterrey lanzó el programa Axolotl Challenge que emplea el aprendizaje basado en retos para que estudiantes de múltiples disciplinas diseñen soluciones reales.
Ajolote
El ajolote es una especie endémica del lago de Xochimilco que actualmente es difícil de encontrar en su hábitat natural. (Foto: Getty Images)

¿Tienes 50 pesos? Detente un momento y admira el reverso de tu billete: ¿ya viste la imagen del lago de Xochimilco con un pequeño ajolote y el maíz que se cultiva en las chinampas? Este lugar fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1987, gracias a su red de canales, su tradición agrícola ancestral y su rica biodiversidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, el ecosistema se ha visto afectado por la urbanización, el cambio climático y la contaminación.

Hoy, sobreviven alrededor de 188 kilómetros de su sistema de canales y se redujo el número de chinampas y zonas agrícolas en un 75%. A esto se suma la contaminación del agua y la introducción de especies invasoras, como la carpa y la tilapia, que devoran los huevos del ajolote (Ambystoma mexicanum) y aumentan su riesgo de extinción.

El ajolote: De las chinampas a la ciencia

Jorge Membrillo, investigador del Institute for the Future of Education (IFE). (Foto: Cortesía Tec de Monterrey)

Un testigo de estas alteraciones es Jorge Membrillo, investigador del Institute for the Future of Education (IFE), quien es originario de esta zona al sur de la Ciudad de México. Desde niño, recorría las chinampas acompañando a su abuela para cultivar todo tipo de vegetales en esas islas flotantes. En la actualidad, es parte de un equipo junto a sus colegas del Tec que diseña experiencias educativas interdisciplinarias con el objetivo de generar conciencia sobre el valor cultural y científico de esta especie.

“Lo grave no es solo que se está perdiendo el ecosistema, sino que se está perdiendo la relación con él”, dice el también profesor de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC). “El ajolote es un tesoro cultural y científico, pero muchos lo tienen olvidado, hasta que lo ven en el billete de 50 pesos y se preguntan qué es”.

El valor cultural y científico del ajolote

Esta especie endémica de Xochimilco es reconocida en todo el mundo como símbolo de la biodiversidad mexicana y de la cultural ancestral. Según la mitología mexica, el ajolote representa la encarnación de Xólotl, hermano de Quetzalcóatl, condenado a vivir en las aguas oscuras del lago.

En el ámbito científico, es considerado una joya biológica por su extraordinaria capacidad de regenerar extremidades completas e incluso partes del cerebro, gracias a un fenómeno conocido como neotenia, que le permite llegar a la vida adulta conservando rasgos de larva.

En 2025, la revista Nature publicó un estudio que reveló la relación entre los niveles de ácido retinóico y la eficacia con que las células del ajolote se regeneran tras una amputación.

Los estudiantes que participan en el programa visitan ajolotarios donde conocen las características de esta especie. (Foto: Cortesía Jorge Membrillo)

Axolotl Challenge: “Nadie cuida lo que no conoce”

Las condiciones actuales del lago han ocasionado que el ajolote silvestre sea una rareza y se estima que más del 90% de los que existen están en ajolotarios para su cría o conservación. Con esto en mente, el equipo del IFE desarrolló el Axolotl Challenge, un proyecto de investigación con base en una pregunta clave: ¿cómo pueden los estudiantes —desde sus diferentes disciplinas— contribuir a la preservación del ajolote y su ecosistema?

“El objetivo fundamental es preservar y que los mismos estudiantes sean voceros de esta situación”, platica Membrillo, “nadie cuida lo que no conoce. Por eso tenemos que empezar desde las nuevas generaciones, explicándoles el valor científico, cultural y de identidad del ajolote”.

Estudiantes de diferentes carreras coinciden en este programa donde desarrollan habilidades a través de una estrategia de aprendizaje basado en retos. Resuelven desafíos del ecosistema y aplican sus conocimientos para crear soluciones que ayuden a mejorar el cuidado del ajolote, proteger el lago, diseñar espacios en ajolotarios, campañas de educación ambiental o modelos de negocio sostenibles.

Jorge Membrillo (izq.) promueve la preservación del lago de Xochimilco a través de una estrategia educativa de aprendizaje basada en retos donde los estudiantes desarrollan competencias y reflexionan sobre el valor de ese ecosistema. (Foto: Cortesía Jorge Membrillo)

Visitas, charlas y soluciones reales

Membrillo explica que las actividades del proyecto están diseñadas para que los estudiantes aprendan de manera activa, interdisciplinaria y en contacto directo con el entorno. Durante las visitas de campo a Xochimilco realizan recorridos en trajineras, conocen el sistema agrícola en chinampas y exploran ajolotarios como Michmanisocio formador del programa—, donde aprenden sobre las etapas de desarrollo del ajolote y las necesidades de su hábitat.

La experiencia se complementa con charlas de biólogos, cuidadores de ajolotarios y representantes de la Secretaría del Medio Ambiente. A partir de un diagnóstico de los problemas del ecosistema, los estudiantes diseñan soluciones y las presentan a los socios formadores. Uno de los ejemplos más destacados fue con el Papalote Museo del Niño, que retomó varias ideas para crear una sala temática sobre Xochimilco y el ajolote, incluyendo proyectos de eficiencia energética, mejoras técnicas en iluminación y temperatura del agua para los criaderos.

Competencias y conciencia ambiental

En el proceso, los estudiantes desarrollan habilidades transversales como trabajo en equipo, pensamiento crítico, comunicación efectiva, ética ambiental y sostenibilidad. Para el investigador, lo más valioso es la conciencia que generan: “con uno que vaya a su casa y platique con su familia que conoció el valor y la identidad del ajolote, es suficiente. Queremos que nuestros estudiantes sean voceros de esta causa, que aprendan haciendo y que salgan transformados por la experiencia”.

Los estudiantes participan en sesiones con socios formadores del Tec y expertos como biólogos, cuidadores del ajolote y representantes de la Secretaría del Medio Ambiente para conocer los desafíos del hábitat de esta especie. (Foto: Cortesía Jorge Membrillo)

Cinco pilares para preservar Xochimilco

El profesor señala que han identificado cinco pilares que garantizan que el proyecto tenga un impacto real y pueda replicarse: valor patrimonial, que reconoce la riqueza histórica y ambiental de un ecosistema; identidad cultural, que conecta con las raíces de las personas; justicia social, que incluye y beneficia a las comunidades; valor científico, que impulsa el estudio y la generación de conocimiento; y modelo de emprendimiento, que desarrolla soluciones sostenibles. “Puedes hacer otro proyecto en el Desierto de Sonora, en Teotihuacán o en el Cerro de la Silla. Lo importante es encontrar esos cinco pilares”.

A la fecha, el Axolotl Challenge ha tenido seis ediciones, con una participación de más de 300 estudiantes —y 16 proyectos presentados en la última—. La iniciativa es una de las opciones dentro de las Semanas Tec, que son espacios del calendario académico de la institución donde los estudiantes participan en actividades intensivas de aprendizaje basado en retos.

Para Jorge Membrillo, la propuesta va más allá de un proyecto educativo, es una forma de honrar el conocimiento ancestral, proteger el patrimonio biocultural y defender la vida a través de la ciencia. “Yo espero morir y todavía ver el lago de Xochimilco”, dice con la esperanza de que las nuevas generaciones estén dispuestas a cuidar lo que ahora conocen, valoran y sienten como parte de su identidad.

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Autor

Picture of Ricardo Treviño