Aunque los orígenes de esta disciplina son difusos, en tanto que se ha ido transformando a medida que avanza la tecnología, los expertos coinciden en que surgió en 1917 −durante la Primera Guerra Mundial− y se caracteriza por su relación entre la ingeniería y la biología. Pero, ¿cuáles son las aplicaciones de la biotecnología?
En la introducción de uno de los libros más conocidos sobre biotecnología (The Uses of Life: A History of Biotechnology), escrito por Robert Bud, se explica que la definición de la disciplina siempre ha sido un tanto escurridiza: algunos piensan que es la utilización de microrganismos en las industrias y otros que se trata de la secuenciación del ADN de los seres vivos.
Sin embargo, cuando el libro se publicó en 1993 aún no se lograba completar el mapa de los genes en los seres humanos, ni había nacido la oveja Dolly, el primer mamífero clonado.
Aún así, la definición estándar es la que se cita en la mencionada publicación de Bud: “es la aplicación de principios científicos e ingenieriles para procesar agentes biológicos para la creación de bienes y servicios”. Actualmente, la biotecnología tiene usos industriales, agrícolas, medioambientales, de salud, entre muchos otros.
Aplicaciones de la biotecnología
Para entender mejor qué es esta disciplina, TecScience le preguntó a Cuauhtémoc Licona, director del Centro de Biotecnología FEMSA del Tec de Monterrey. Él responde: “es un campo científico que utiliza organismos vivos para plantear soluciones, precisamente esta característica de resolución de problemas fue esencial para que yo eligiera estudiar esta carrera”.
Añade: “al final, es una ingeniería donde estás enfocado a que el conocimiento que utilizas tenga una aplicación. Por una convención, hay un código de colores. Hay biotecnología blanca, roja, verde”.
Licona se refiere a la gran cantidad de aplicaciones que tiene la biotecnología: la verde se relaciona con la agricultura y la utilización de los residuos agroindustriales, la roja, habla de sus aplicaciones en la salud y creación de fármacos, la blanca, se refiere a la búsqueda de biomateriales que puedan reemplazar a los combustibles tradicionales, así como productos que sean biodegradables.
“Hay una que se enfoca en el ambiente, en la remoción de contaminación o la detección de contaminantes en agua, aire y alimentos. Pero más colores; por ejemplo, la azul, está relacionada con el océano, que tiene muchos problemas y recursos donde la biotecnología se puede utilizar”, cuenta.
Cristina Chuck, especialista en biotecnología en alimentos del Tec, señala que esta disciplina ha estado presente desde hace miles de años. De ahí la existencia de alimentos y bebidas como el yogurt, el vino y la cerveza, los cuales son producto de la fermentación:
“Es utilizar bacterias, hongos, levaduras para transformar una materia prima, para elaborar una enzima, se tiene la parte bonita de la biología y la parte aplicada de los procesos”, explica.
La experta decidió vincularse a esta rama después de haber estudiado una carrera en ingeniería de alimentos, pues las aplicaciones son varias: agricultura, ganadería, producción de enzimas, y transformación de bio-productos.
Cuauhtémoc Licona señala que, en su opinión, el avance biotecnológico más importante es la secuenciación del ADN de distintos organismos y la rapidez con la que actualmente se puede conocer la estructura de los genes. De pasar de una centena de secuencias genómicas se pasó a miles.
“Para mí, fue muy impresionante poder ver que cualquier cosa que esté viva ya puedes secuenciarla y entender qué es lo que está escrito en el ADN, de dónde viene esa información, por qué está ahí y cuáles son sus procesos de evolución”, dice.
Otra de las cosas más relevantes, según el especialista, ha sido el desarrollo de tecnología que permite; por ejemplo, detectar una gota de sangre en una alberca.
Sobre sus aplicaciones en la agricultura, Cristina Chuck menciona que se trabaja en cómo modificar genéticamente las semillas para hacerlas resistentes a las sequías y al sol, mientras que en la ganadería se enfoca en crear mejores vacunas o modificar los genes de las crías de una vaca para que produzcan más leche.
“En procesos de producción y transformación de materia prima hay un área con mucho futuro y es la fermentación de precisión que se utiliza para obtener ingredientes y alimentos de manera novedosa”, comparte.
El ejemplo que menciona Chuck es el intento por producir sintéticamente proteínas idénticas a las que contiene la leche para aquellos que no toleran la lactosa o bien, para combatir el impacto que tienen las vacas en el medio ambiente.
Sin embargo, modificar la alimentación de las personas, dice la especialista, implica mucha resistencia debido a la desinformación que todavía existe sobre los procesos de biotecnología en los alimentos.
¿La biotecnología es la respuesta?
Cuauhtémoc Licona asegura que la biotecnología es el camino para solucionar los grandes problemas que acosan al planeta, desde el cambio climático hasta las grandes enfermedades que pueden provocar pandemias.
De acuerdo con el investigador, uno de los avances que más esperanza plantea para el futuro es la tecnología de fagos, la cual es capaz de diseñar determinados virus para atacar bacterias.
“Es una alternativa al uso de antibióticos, porque no es una solución, los antibióticos son soluciones temporales, hay bacterias que son ya resistentes a todos. Ahorita ya hay otras tecnologías, se trata a las bacterias con diseño de fagos, virus que se diseñan”, explica.
Por otro lado, Cristina Chuck opina que la biotecnología no es la panacea, si bien durante la pandemia del Covid-19 fue esta disciplina la que salvó a millones de personas, es necesario que otros sectores de la sociedad se involucren para lograr cambios.
“Nuestros problemas son cada vez más complejos, y no creo que la solución venga de la tecnología sino de la capacidad que tenemos como seres humanos de colaborar para idear salidas complejas a los problemas”, dice la especialista.
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