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Nuestra alimentación necesita un cambio urgente y estos expertos están dando los primeros pasos

Un simposio reunió a decenas de investigadores y especialistas para llegar a consensos sobre cómo cambiar la manera en que producimos alimentos.
imagen de la tierra, basura y alimentos
Las críticas a la industria alimentaria actual son la semilla para la transformación, y la dignidad debe ser un principio clave para que las personas puedan elegir vidas más saludables. (Ilustración: Shutterstock)

Necesitamos cambiar la forma en que llevamos comida a la mesa. El modo en que actualmente producimos, distribuimos y consumimos los alimentos está afectando nuestra salud, dañando al medio ambiente y profundizando las crisis de desigualdad social. Por eso, transformar los sistemas alimentarios es urgente.

Con esta premisa, el Tecnológico de Monterrey organizó el Primer Simposio Internacional sobre la Transformación de los Sistemas Alimentarios en México, un espacio de encuentro entre investigadoras, activistas, funcionarias públicas, representantes del sector agroalimentario, agencias de Naciones Unidas y organizaciones de la sociedad civil.

El objetivo: abrir un diálogo profundo sobre los problemas estructurales del sistema alimentario actual y proponer principios y lineamientos que orienten su transformación hacia un modelo más justo, sostenible y saludable.

El evento reunió a expertas y expertos de siete universidades nacionales e internacionales, tres secretarías de gobierno, dos organismos de Naciones Unidas y múltiples organizaciones no gubernamentales.

A partir de sus reflexiones, se construyó un documento de trabajo que servirá como base para la siguiente etapa: hacer un llamado conjunto al Gobierno Mexicano para avanzar en la elaboración del reglamento de la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible.

Los sistemas alimentarios son un concepto que incluye todos los procesos necesarios para que un alimento llegue hasta el consumidor, desde su producción hasta el manejo de los residuos que se generan después de comerlo.

De la mesa al colapso: el costo oculto de nuestros alimentos

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 2010 y 2023, la producción de cultivos primarios aumentó un 28%, alcanzando las 9,900 millones de toneladas.

Pero este crecimiento tiene un costo ambiental: de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el sector agrícola fue responsable del 11% de las 57.1 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO₂) emitidas en 2023, el equivalente a 57,100 millones de toneladas de CO₂ liberadas a la atmósfera en un solo año.

Además, algunos de estos alimentos provocan daños a la salud de las personas. En México, según el Instituto Nacional de Salud Pública, en 2023, el 18.4% de las personas adultas vivían con diabetes, aunque solo una tercera parte está diagnosticada.

Para Paola Abril Campos Rivera, socióloga especializada en salud pública y profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública (EGyTP) del Tec de Monterrey, y una de las organizadoras del Simposio, la tercera crisis que afecta a los sistemas alimentarios actuales es la desigualdad social, donde los productores del campo no tienen ingresos dignos.

Paola Abril Campos, investigadora de la EGyTP del Tec de Monterrey. (Foto: Cortesía Tec)

“En México, por ejemplo, los productores del campo tienen, en promedio, entre 60 y 65 años. No hay un relevo generacional y muchos migran porque vivir del campo ya no es rentable”, explica.

Sumado a estos tres dilemas, también se enfrenta el reto de la inseguridad: en México y otros países del Sur Global, el crimen organizado está inmiscuido o afecta a la cadena de suministro de comida.

En Michoacán, por ejemplo, se ha documentado como estas organizaciones extorsionan a los productores de aguacate, al tiempo que los ayudan a deforestar para expandir sus plantíos.

Un encuentro para imaginar otra forma de alimentarnos

Paola Abril Campos, Karina Sánchez, especialista en políticas de alimentación y sistemas alimentarios, y David Contreras, experto en economía y salud, quienes también forman parte de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, decidieron elaborar un documento para establecer un terreno en común desde el cuál discutir los temas del Simposio y saber qué necesita cambiar en los sistemas alimentarios.

David Contreras, profesor investigador de la EGyTP. (Foto: Cortesía Tec)

Para ello, utilizaron una metodología llamada Arquitectura de Horizontes, la cual fue desarrollada en esta misma Escuela.

El objetivo de la metodología es “hacer inteligencia colectiva para problemas complejos y multidimensionales. Permite saber cuál es la base de conocimiento que tenemos todos, cuáles son los consensos sobre un tema, cuáles son las divergencias entre los participantes, para después llegar a una meta o un camino en común”, explica Sánchez.

Ayari Pasquier Merino, doctora en ciencias sociales del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien participó en el Simposio, propuso discutir los elementos estructurales que no han cambiado.

Para Merino, es importante reconocer que, pese a las críticas que existen al sistema alimentario actual, seguimos produciendo comida en el mismo paradigma.

“La firma del Tratado de Libre Comercio, a finales de los 90, transformó profundamente los sistemas alimentarios, con el llamado modelo neoliberal. Ese modelo considera los alimentos como una mercancía más, pero es cada vez más evidente que, desde distintos sectores, hay una reivindicación de que los alimentos, aunque están insertos en intercambios económicos, no son una mercancía más, porque tienen que ver con un derecho humano”, explica.

Frente a este problema estructural, la investigadora Paola Abril Campos considera que las políticas públicas que colocan en los individuos la responsabilidad por las consecuencias del sistema alimentario son injustas.

Ella pone el ejemplo de la obesidad y el sobrepeso en México: “desde los ochenta y noventa vemos subir la prevalencia. ¿De repente todos empezamos a tomar malas decisiones? ¿O hay factores estructurales que empezaron a moldear nuestros entornos alimentarios?”

Merino considera que las críticas a la industria alimentaria actual son una semilla de la transformación. Para ella, una reforma a los sistemas alimentarios debería de incluir la dignidad como uno de sus principios. Es decir, que las personas tengan las condiciones necesarias para elegir vidas más sanas:

“Que sea mucho más fácil que, si tú ahorita sales de tu casa, en 15 minutos puedas regresar con algo suficiente para prepararte una buena comida sin que te lleves la mitad de la quincena y sin que incluyas alimentos chatarra”.

Del diagnóstico a la acción: lo que sigue para México

Karina Sánchez considera necesario pensar esta transformación en dos niveles: lo que se produce en cada región de país y lo que consumen las personas que habitan esas regiones.

“A nivel de producción, impulsar los cultivos que son originarios. A nivel de consumo, la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible, plantea una cosa que se llaman canastas normativas, que serían la alimentación nutricionalmente adecuada, pero también culturalmente pertinente”.

Campos, Sánchez y Merino coinciden en que esta legislación contiene avances importantes para una transformación positiva del sistema alimentario mexicano, sin embargo, le hace falta un reglamento que ayude a implementar cada uno de los artículos publicados.

Con eso en mente, el siguiente paso para las organizadoras del Simposio será hacer un llamado conjunto al Gobierno Mexicano para continuar en la elaboración de este reglamento.

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Autor

Picture of Roberto González