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¿Cuánto plástico puede aguantar el planeta?

Este material ha excedido la capacidad del planeta para gestionarlo, lo que representaría un riesgo para la salud humana y la biodiversidad.
Ilustración de una tortuga con una bolsa de plástico en el hocico
El impacto ambiental de estos productos está relacionado con el destino final que tienen al concluir su vida útil. Foto: Getty Images

Por Lydia Elena Pérez Pastrana*

¿El plástico es realmente nocivo para la vida o somos los seres humanos, quienes, a través de nuestros hábitos y comportamientos compulsivos, hemos abusado de su uso?

En 2009, el científico sueco Johan Rockström, del Centro de Resiliencia de Estocolmo, junto con su equipo de científicos, cuantificaron los impactos y riesgos de romper el equilibrio natural y la capacidad de resiliencia de la Tierra. El primer hallazgo fue el inicio de la nueva era geológica llamada Antropoceno, en la cual, los humanos, somos responsables de los cambios en el planeta, como daño de ecosistemas, extinción de especies, contaminación de aire, suelo y tierra, así como cambio climático.

Esto derivó en lo que se conoce como “límites planetarios”. Se trata de nueve parámetros que ayudan a conocer las fronteras que mantienen la estabilidad en el planeta. Cruzar esas fronteras genera cambios ambientales irreversibles en la Tierra, poniendo en riesgo la existencia de todo ser vivo que la habita. El límite relacionado con los plásticos se llama “Nuevas Entidades”, donde se concentra también la contaminación química [1], [2], [3].

El plástico ya ha alcanzado y superado el límite de “Nuevas Entidades”, pues la producción y la acumulación de este material en el medio ambiente ha excedido la capacidad del planeta para gestionarlo de manera segura, lo que contribuye a la contaminación global. Esta situación representaría un riesgo para la salud humana y la biodiversidad.

Actualmente, estos plásticos o materiales poliméricos están presentes en nuestra rutina diaria, desde que despertamos hasta que dormimos, en artículos como apagadores de luz, productos de higiene personal, dispositivos electrónicos y accesorios que nos permiten llevar a cabo una vida más cómoda y placentera. Incluso los empaques y los utensilios desechables poseen algún componente no degradable (si no es que el 100%).

Los empleamos de manera constante, pero al volverse inservibles terminan afectando al planeta [4], [5].

El plástico es nuestro aliado. Nos ayuda a simplificar actividades diarias. Sin embargo, el uso irresponsable inicia desde que lo elegimos como primera opción, en vez de explorar otras alternativas. Lo que sucede es que el impacto ambiental es consecuencia del tipo de producto seleccionado y del destino final que éste tiene al concluir su vida útil. A esto le llamamos ciclo de vida [6].

Luego de usarlo podemos olvidarlo irresponsablemente cuando nadie nos ve, pero también podemos reutilizarlo al ubicarlo en un lugar adecuado. A esto se le llama “circularidad” [7].

Islas de plástico

Los “plásticos de un solo uso” solo pueden ser usados una vez y luego se desechan [7], [8].

Ha sido tal el descuido del ser humano de utilizarlos excesivamente que en los mares se encuentran flotando “islas de plástico”. Existen cinco: dos de ellas están en el Pacífico, una está en el Índico y otras dos están en el Atlántico. La más importante en tamaño es la “Great Pacific Garbage Patch” —ubicada entre Hawái y California— y mide aproximadamente 1.6 millones de kilómetros [8].

En estas islas, los animales marinos quedan atrapados sin que nadie les pueda ayudar. Esta fauna ingiere estos materiales que les provocan dolor y daños físicos, e incluso la muerte.

Otro problema que se ha investigado es cómo esta situación afecta la pesca, pues a los productos del mar es imposible quitarles el material que está dentro del alimento en forma de microplásticos, es decir, fragmentos con dimensiones de hasta 5 mm [9]. 

Al consumir estos alimentos, ingerimos partículas poliméricas que se alojarán en órganos, tejidos y células. Actualmente, se investiga qué tipo de enfermedades pueden producir estos residuos. Por ejemplo: infertilidad, toxicidad fetal, enfermedades del sistema endócrino, diabetes, pubertad temprana, toxicidad testicular, obesidad, entre otras más. [10], [11], [12] [13].

Tomar acción es vital para revertir los daños al planeta y buscar las soluciones para asegurar un futuro seguro y saludable para las generaciones venideras.

Referencias

Autora

*Lydia Elena Pérez Pastrana. Estudiante del doctorado en ciencias de la ingeniería por la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey. Sus principales intereses de investigación son el impacto ambiental en procesos de reciclaje plástico y sus implicaciones planetarias.

Este artículo fue supervisado por Iván García Kerdan, director de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey, campus Santa Fe

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