La colaboración entre la industria y la academia es un aspecto clave para promover el avance tecnológico y la innovación de las sociedades humanas, así como para lograr traducir la ciencia y el conocimiento en acciones, productos o infraestructura que solucionen los problemas reales a los que se enfrenta la población.
Sin embargo, a pesar de que es sabido que esta relación es benéfica para el desarrollo de la humanidad, en América Latina este vínculo no es tan fuerte como podría ser. Encontrar estrategias para fortalecerlo fue el foco principal de la charla Academy-industry partnerships: increasing engagement and research impact, llevada a cabo durante el evento THE Latin America Universities Summit de 2023.
Esta fue moderada por Abraham Tijerina Priego, líder de Desarrolladores de Negocios del Tec de Monterrey, y contó con la participación de Arturo Cherbowski, director ejecutivo de Santander Universidades, Iván Rivas, secretario de Economía de Nuevo León y Ernesto Félix, vicepresidente de Operaciones y Técnica de Cemex.
Desde su perspectiva, cada uno abonó a la discusión. “No es accidente que seamos nosotros los invitados a este panel, los tres representamos historias de éxito”, expresó Cherbowski.
La colaboración de la industria con la academia
A lo largo de la charla, los participantes exploraron las preguntas hechas por Abraham Tijerina, discutiendo ideas y dando ejemplos de cómo han colaborado la industria y academia en la actualidad.
De acuerdo con Rivas, una de las mayores fortalezas de Nuevo León es su capital humano. “Estamos graduando a más de 50,000 ingenieros y científicos cada año, más de 20,000 técnicos y estamos recibiendo a más de 100,000 personas de afuera que buscan trabajo”, expresó.
Históricamente, el estado ha destacado en la industria y la manufactura, sin embargo, el gobierno actual busca fortalecer su desempeño en áreas como tecnología de la información, inteligencia artificial, ciberseguridad y movilidad. Las universidades han sido clave en dirigirse hacia esta meta.
A través de su dirección de Santander Universidades, Cherbowski se ha percatado de que las universidades necesitan hacer un mayor esfuerzo por flexibilizar sus programas de enseñanza y darles a sus alumnos las competencias que la industria necesita.
Para él, no hay una sola universidad que pueda manejar todos los problemas a los que nos enfrentamos. “En vez de verse como competencia deben empezar a colaborar más allá de la investigación, también en la coordinación de capital humano”.
Por otro lado, en cuanto a la industria, señala que han sido lentos en poder explicarle a los estudiantes y las universidades cuáles son las habilidades y competencias específicas que están buscando, más allá de los perfiles genéricos de científicos, ingenieros o técnicos que buscan. “Hasta la fecha, todavía no saben cómo explicar estas necesidades”, explicó.
Desde la perspectiva de Félix, la clave para una buena colaboración entre industria y academia son tres cosas: “necesitamos estar presentes, necesitamos estar abiertos y necesitamos estar cerca”. Esto ha llevado a Cemex a buscar colaboraciones con universidades en los sitios donde buscan poner una planta, como México, El Cairo, Reino Unido y Estados Unidos.
Actualmente, el mayor reto al que se enfrenta la compañía es seguir desarrollando sus productos principales −cemento y concreto− de forma sustentable. Para lograrlo, han tenido claro que necesitan alianzas e innovación, algo en lo que la academia es clave.
Cerrar la brecha
Para Rivas, es necesario “cerrar la brecha que hay entre lo que las universidades están aportando y lo que la industria está necesitando”, es por ello que lo llena de esperanza saber que universidades como el Tec de Monterrey han actualizado sus planes de estudios para añadir procesos de recapacitación al final de sus cursos.
Cherbowski estuvo de acuerdo con Rivas y recalcó que, además, es importante entender qué tan grande es la brecha entre la industria y academia y qué la caracteriza en América Latina. “Los datos sobre esta brecha aún se desconocen” expresó.
Aún más, lo que se necesita es un cambio cultural real en donde se actualice la perspectiva que tenemos sobre las universidades y se fortalezca un sentido de autocrítica que busque hacer a las universidades más incluyentes y diversas, así como a enfocarse en los problemas actuales.
“Lo que las sociedades necesitan no es lo que necesitaban hace 50 años cuando se diseñaron muchos de estos programas”, enfatizó. Además, señalo que necesita invertirse capital en establecer programas de vinculación entre las universidades y el sector privado.
Por último, recordó a los espectadores que no todas las universidades son tan robustas como el Tec de Monterrey o el Massachusetts Institute of Technology (MIT). La educación superior alrededor del mundo es sumamente desigual, sin embargo, esta heterogeneidad es algo que debe aprovecharse para encontrar distintas habilidades, capacidades y perspectivas que enriquezcan las soluciones que brinda la industria.
Algo que Félix ha observado es que, a diferencia de otros países, en México y América Latina, la inversión de fondos públicos en la investigación necesaria para convertir industrias como la del cemento en sostenibles es casi nula.
«En cuanto a sustentabilidad, en la industria ya no tenemos tiempo, tenemos que hacerlo ya”, expresó. Recalcó que las universidades públicas y privadas serán indispensables para alcanzar los objetivos ambientales de esta época.
Rivas habló del estado de Nuevo León como un ejemplo de que la colaboración entre el sector privado, las universidades y el gobierno puede funcionar. “La industria trae a la mesa los problemas a solucionar, las universidades crean la solución y el gobierno implementa las políticas públicas para hacer posibles estas soluciones”, explicó.
Para él y el resto de los participantes, darles a las sociedades lo que necesitan para vivir vidas dignas y plenas dependerá en gran medida de la cooperación entre estas tres áreas.