Según el propio Infonavit, cerca de 650,000 viviendas —otorgadas con el crédito del Instituto— se encuentran abandonadas debido a que carecen de servicios básicos, hay problemas de inseguridad, se encuentran lejos del área de trabajo de los compradores y no hay servicios de transporte públicos, entre otras.
Para atender esta problemática el Observatorio de Ciudades de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAD) del Tec de Monterrey desarrolló un Índice de Proximidad que entregó al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) para verificar la cercanía a escuelas, servicios de salud y abasto (equipamiento urbano).
Es una herramienta aplicable a 75 ciudades mexicanas que puede contribuir al derecho de las personas a acceder a una vivienda digna, consideran sus creadores.
Vivienda digna, un derecho insatisfecho
En las últimas décadas, el derecho a una vivienda digna no se ha cumplido, pues entre más cerca se encuentra de avenidas principales, hospitales, escuelas, servicios culturales y recreativos, más cara e inaccesible es para millones de mexicanos.
La contraparte es que una vivienda más económica, que se puede adquirir con un crédito del Infonavit, generalmente “se encuentra en sitios lejanos y carentes de servicios básicos, generando problemas de segregación, inequidad y seguridad”, explica Alfredo Hidalgo Rasmussen, decano asociado de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño (EAAD) del Tec de Monterrey y cocreador del Índice.
En meses pasados, el Infonavit cambió las reglas para otorgar créditos para la vivienda y estableció que en un radio de dos kilómetros debe haber una escuela primaria, un centro de abasto y espacios recreativos. Y en un radio de 2.5 kilómetros, se deberá contar con centros de salud y escuelas secundarias.
El Índice de Proximidad, desarrollado por el Tec, fue creado bajo esa perspectiva —contemplada en la nueva normatividad del Infonavit— en la que las personas lleguen caminando en 15 minutos a dichos servicios, y por ello, puede ser una herramienta complementaria a la planeación de la vivienda.
Índice de Proximidad
La herramienta se ha corrido en 75 ciudades y áreas metropolitanas y entre sus resultados destaca que la Zona Metropolitana del Valle de México, Guadalajara y Ciudad Juárez son las urbes que mejor cumplen con las distancias adecuadas para el acceso a servicios, mientras que Acapulco, Mexicali y Tlaxcala obtuvieron la evaluación más baja.
Esta herramienta adicionalmente verifica la distancia real que la gente camina a los servicios, explica Rossana Valdivia Pallares, coordinadora ejecutiva del Observatorio de Ciudades.
“Nos interesa mucho que las medidas vayan vinculadas a la realidad de las personas en la calle y no a los mapas. En el Índice verificamos la infraestructura real. Observamos que hay avenidas que no se pueden cruzar o hay ríos en algunos lugares que no tienen puentes”.
Los expertos usaron la metodología de ciencia de redes que les permitió tomar las calles como si fueran redes y a partir de ellas hacer nodos con distancias que se midan.
Diseñaron un código de programación para calcular (como lo hace Waze) la distancia más corta a cualquiera de los equipamientos.
Después de pruebas de ensayo-error, corrieron el programa en 75 ciudades, con sus respectivas colonias, fraccionamientos o poblados, comprobando que es una herramienta útil.
Valdivia Pallares comenta que usaron las bases de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG) para georreferenciar las escuelas, farmacias y tiendas.
Un elemento que se contempla agregar al índice pronto es la topografía de los sitios, pues hay zonas que condicionan la caminabilidad como que haya colonias en montañas.
Ciudades accesibles y al alcance de todos
La pandemia evidenció las inequidades de la vivienda, pues las personas debieron quedarse a trabajar en casa y los centros de salud se encontraban a más de una hora de distancia de su vivienda cuando lo ideal es que lleguen caminando.
Alfredo Hidalgo Rasmussen considera que esta crisis sanitaria reaviva la discusión de recuperar nuestras ciudades bajo una lógica de proximidad.
“Es una llamada de atención para que regresemos a ciudades en las que, en entornos mucho más inmediatos, satisfagamos lo que necesitamos y por lo tanto nos traslademos menos en transporte público o en vehículos particulares”.
Añade que, la maravilla detrás del algoritmo, es que es accesible para todas las personas, no es necesario ser arquitecto o urbanista para consultar el Índice de Proximidad, por lo que también puede ayudar a un derechohabiente a decidirse por una u otra vivienda.