EN

|

ES

Buscar

El metaverso puede profundizar la brecha entre países ricos y pobres

La tecnología no es barata. Se necesitará mayor ancho de banda y más dispositivos y para muchos países será un reto tener acceso a las innovaciones.
El investigador George Siemens en el Tec de Monterrey
"Hay regiones en países pobres que viven un estilo de vida adinerado y extravagante; ellos sí tendrán acceso a la tecnología y a las oportunidades que otros no tendrán", dice el experto. (Foto: Cortesía)

Imagina Twitter como es ahora. En unos cuantos años, existirá esta versión clásica, con textos cortos en nuestra timeline, en la pantalla de nuestra computadora, pero también estará la versión metaverso, donde podremos ver tuits flotando sobre nuestras cabezas y, con un paso físico, podremos saltar a un mundo virtual, como Snapchat o TikTok, con videos en realidad virtual o aumentada.

Diferentes redes virtuales que sean útiles para diferentes generaciones: así vislumbra el futuro George Siemens, profesor de la Universidad de Texas, en Arlington, Estados Unidos y también director del Laboratorio de Investigación de Aprendizaje, Innovación y Conocimiento en Red de la misma institución.

Famoso (y polémico) por su teoría del conectivismo, que presentó en 2006 y la cual anticipaba la inclusión de la tecnología como parte de nuestra distribución de conocimiento y aprendizaje. Siemens alerta, en entrevista durante el Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE), que las próximas generaciones buscarán espacios virtuales más seguros y justos. Y ese es el reto de los metaversos.

Algo que no es sencillo, pues el riesgo con estos mundos virtuales será el costo de crearlos: la brecha entre ricos y pobres se profundizará, pues la tecnología no es barata.

Se necesitará mayor ancho de banda y más dispositivos, y esto, en muchos países, aún no existe para la tecnología que usamos todos los días.

George Siemens advierte el riesgo de la nueva tecnología

¿Cómo contribuirán los metaversos al proceso del aprendizaje?

Todavía no lo sabemos. En algunos lugares, los metaversos llegarán demasiado pronto. Hablaba con un colega sobre los efectos que las redes sociales han causado en la salud mental, particularmente el efecto Instagram en mujeres jóvenes, que se comparan con otras.

Concluimos que generaciones futuras verán la relación entre redes sociales y salud mental como nosotros llegamos a vincular el fumar con el cáncer. Se preguntarán: “¿Por qué dejaron que hubiera algo así?, ¿por qué permitieron que existieran estas comparaciones regresivas?”

Cuando caminamos entre la naturaleza, entre los árboles… hay un cambio fisiológico entre nosotros. El ritmo cardiaco baja y nuestro estrés disminuye. Y casi todo lo que ocurre en esos ambientes gamers es lo opuesto.

Están diseñados para emocionarnos, para estimularnos, hacer que nos involucremos. Así que no sabemos cómo los diseñadores de estos mismos metaversos se adaptarán a esas condiciones humanas, pero sabemos −viendo Facebook, Twitter y otras plataformas– que siempre tomarán decisiones por el clic y el engagement, sacrificando la salud física y mental. Y creo que eso mismo pasará con el metaverso.

¿Evolucionaremos de estas redes sociales “tradicionales” a otra clase de interacción en internet?

Es posible que sea mucho más cómodo para la próxima generación. Veo a mucha gente que comenzó en 2004 y 2005 con redes sociales como Facebook y Twitter y no siempre están en las tecnologías más recientes, como Snapchat o TikTok.

Por eso creo que es posible que surjan espacios duales, donde se interactúa con la tecnología más tradicional y un sitio que goce de una mejor coordinación entre los dos. Y me da curiosidad saber cuánto movimiento habrá. Yo no uso TikTok ni tampoco tengo interés en usarlo, pero muchos jóvenes sí. No resuelve ninguno de mis problemas, pero ellos bien podrían decirme: “Tal vez no eres una persona divertida, porque TikTok es divertido”.

¿Y qué opina del fenómeno de TikTok?

Hay muchas personas bailando, pero también hay otras dando lecciones…Hay muchas personas explorando cosas en estos espacios. Y cada quien se interesará por aquello que le llame más la atención.

Es la forma en la que lo veo. Cada vez que los humanos se conectan pueden enseñar y también aprender.

Pero lo interesante es que ahora se conectan las redes. Desde Twitter yo puedo ver videos de TikTok… no necesito TikTok para ver el contenido de esa red. Lo que quiero decir es que nos podremos mover de un espacio a otro.

Y eso es lo que pasa con los metaversos.

Movernos del mundo físico a uno digital y viceversa. Tal vez, en el futuro, tengamos un Twitter clásico de texto para la gente que consume el texto y otro más interactivo, donde los tuits estarán flotando y podamos cambiarnos a Snapchat. La realidad es que para algunos sí podría ser abrumador, pero no lo será para los niños y generaciones futuras.

¿Qué tan rápido tendremos esta tecnología?

¿Estos metaversos complejos existirán en los siguientes cinco años?

O tal vez más rápido, porque la infraestructura ya está ahí. Los dispositivos ópticos ya están ahí, podemos sentir estimulaciones en nuestro cuerpo mientras nos involucramos en estos universos.

El mundo de realidad aumentada y virtual ha explotado en los últimos años. Los dispositivos para los metaversos, en algunos casos, ya están ahí (aunque son rudimentarios). La infraestructura para éstos, que está siendo construida por las grandes compañías, va a ser otra etapa, otro nivel.

Creo que sí van a estar ahí, pero el desafío que yo veo para las escuelas y las universidades es el costo que tendrá.

El reto es eliminar las barreras físicas con las digitales y lograr la integración. Y también la integración con estos metaversos.

De hecho, ya lo estamos viendo: estudiantes de medicina ya practican en espacios físicos y virtuales. Realmente el metaverso es una herramienta de marketing para nombrar algo que ya está pasando en muchos escenarios.

Si esta tecnología resulta tan costosa, ¿esto podría ser solo para los países en desarrollo y podría ampliar la brecha educativa?

Eso es un buen punto, porque sí provocará eso. Creará una brecha entre los ricos y los no ricos. Ya sean naciones o la gente, porque vivimos en una economía global y hay regiones en países pobres que viven un estilo de vida adinerado y extravagante; ellos sí tendrán acceso a la tecnología y a las oportunidades que otros no tendrán en otras áreas. Vemos eso ya, en general, con la tecnología de video y de celulares. En muchas partes del mundo ya hacemos cosas sin esfuerzo desde nuestro teléfono, pero alguien, en una región remota de Nepal, no puede hacerlo porque la infraestructura no existe. El metaverso va a tener muchos retos de infraestructura: uno es de tipo tecnológico, porque se necesitará más ancho de banda, hardware y acceso a los dispositivos, pero el otro será de tipo social, porque se trata de otro espacio, donde tardas tiempo en sentirte cómodo.

¿Cómo pueden las universidades ayudar a nivelar este acceso?

Las universidades somos diferentes a otras partes de la sociedad, compartimos nuestras innovaciones de manera más abierta.

Vamos a una conferencia y podemos escuchar de la innovación que alguien creó. Así que los problemas que enfrentarán las universidades serán más en el sentido económico que en el social, porque es una práctica global de desarrollo del conocimiento.

Creo que esto lo vimos, más recientemente, con las vacunas contra Covid-19. Muchos de los países desarrollados tienen niveles de vacunación más altos que algunos de los más pobres del mundo; esa clase de desigualdad económica, que también representa desigualdad tecnológica, es una oportunidad para aprender.

Notas relacionadas
Videos

¿Te gustó este contenido? ¡Compártelo!

Autor

Picture of Mariana León