Se ha pasado la vida leyendo; desde que era un niño en Morelia aprendió del mundo a través de los libros. En el segundo grado, empezaba a leer los libros de tercero y en tercero se adelantaba con los de cuarto. “La lectura da libertad”, asegura en su oficina en el campus Monterrey donde las paredes muestran una colección de cuadros que van desde reproducciones de Van Gogh hasta obras personales y regalos de estudiantes a los que les ha dado clases a lo largo de los años.
Los libreros, meticulosamente organizados, revelan una mente ordenada y sistemática. Entre los volúmenes se pueden distinguir textos de Economía y de Hidrología junto a colecciones de literatura clásica y cuentos rusos. Cada sección parece contar una historia diferente sobre la trayectoria académica de este investigador.
Fue el estudiante más destacado de su generación en Ingeniería Civil en la Universidad Michoacana y continuó su formación académica en una de las instituciones más prestigiosas del mundo: The London School of Economics and Political Science, donde obtuvo su maestría y doctorado en Economía.
Esta formación interdisciplinaria le permitió desarrollar una perspectiva única sobre los retos hídricos que enfrenta tanto Nuevo León como México en su conjunto, convirtiéndose en una voz autorizada en estos temas a nivel internacional.
El profesor Ismael Aguilar representa al Tecnológico de Monterrey en el Consejo Consultivo del Agua, institución creada para apoyar al gobierno federal en el diseño de políticas públicas en materia de agua.
En 2019 fue reconocido con el Premio Rómulo Garza 2018 en la categoría de libros publicados por Agua y Ciudades en América Latina, que escribió junto con Jürgen Mahlknecht.
Ahora, como profesor titular en el Departamento de Economía e investigador asociado en el Centro del Agua, ha sido galardonado con el Premio Insignia Edición 50 Aniversario que reconoce su carrera científica y sus contribuciones.
Quiero empezar con el Premio Insignia. ¿Qué dirías que tienen en común las personas que han ganado este premio?
El trabajo duro y las redes de colaboración. Este premio reconoce, precisamente, la trayectoria del profesor en el Tec, y eso no se construye solo. Necesariamente es reflejo del trabajo de varias partes: desde el liderazgo de la rectoría y el trabajo del Departamento y los colegas hasta la inspiración de nuestros estudiantes.
¿Hay alguien a quien le quieras dedicar este premio?
Sí, por supuesto, a muchas personas. A mi mamá, que aunque falleció cuando yo tenía 15 años, se esforzó en apoyarme siempre. A mi papá, que me dio una gran lección de honestidad y de rectitud a prueba de todo. A mis colegas, con los que he trabajado tantos años, y a mis maestros, tuve excelentes profesores desde primaria hasta el posgrado, quizá por eso me gusta tanto dar clases. Pero lo más importante, se lo dedico a mi esposa que trajo luz a mi vida y ha sido una fuente de inspiración, un apoyo permanente para mis hijos y para mí.
En la carrera del Profesor Aguilar, su decisión de estudiar Economía en Londres marcó un punto de inflexión. Recién egresado de la carrera, había ganado una beca del entonces CONACYT que le abría las puertas para estudiar en cualquier universidad del mundo. Su plan original era viajar a Grenoble, Francia, para especializarse en Hidrología. Sin embargo, en una cena organizada por el Colegio de Ingenieros Civiles de México se le presentó una oportunidad.
En la cena, donde se reunía a los mejores egresados con líderes del sector, Ismael se sentó al lado del director de lo que ahora se conoce como la Comisión Nacional del Agua. Durante el encuentro le ofrecieron trabajo y esto representó una disyuntiva que lo mantendría despierto por varias noches: quedarse en México para ganar experiencia profesional o seguir su plan original de estudiar hidrología en Francia.
Viendolo a la distancia, ¿crees que tomaste una buena decisión?
Fue una decisión difícil porque ya tenía la beca en mis manos pero quedarme a trabajar me hizo adquirir experiencia en proyectos de desarrollo. Además, me dio perspectiva y cambié la Hidrología por la Economía y esto, complementó mi formación, me ayudó a entender mejor cómo funciona el mundo, el manejo de los recursos y la prudencia en su uso. Fue un descubrimiento y un reforzamiento. La Economía me hizo un mejor ingeniero. Ahora les aconsejo a mis alumnos adquirir un poco de experiencia y reflexionar un poco antes de meterse a un posgrado.
Aunque eventualmente volviste a los temas de agua y seguridad hídrica…
Sí, era una vía natural porque yo tenía mucho interés en la hidrología. Cuando egresé de la licenciatura, trabajé en Ciudad de México primero y luego en Chiapas, en proyectos de desarrollo rural, donde estaban involucrados ingenieros, economistas, antropólogos y trabajadores sociales. Los proyectos de ingeniería en el contexto de su utilidad para la sociedad me abrió los ojos tremendamente. Sigo trabajando en temas de agua, pero desde una perspectiva de contribuir al desarrollo del país.
En su oficina, llena de libros y publicaciones que narran dos décadas de trabajo académico, el Profesor Aguilar comparte con orgullo un libro de pasta dura publicado hace veinte años. Con cuidado, abre sus páginas para mostrar un capítulo especial, escrito por sus entonces estudiantes de la licenciatura en Economía. Este trabajo representa mucho más que una simple publicación académica: es un testimonio de su filosofía educativa y su compromiso con el desarrollo de nuevos talentos.
¿Cuáles son los libros que más recomiendas a tus alumnos?
Mi libro favorito es Alas Rotas de Gibran Kahlil Gibran porque es una historia que muestra la profundidad del amor y del afecto. Me gustan mucho los cuentos rusos de Chejov y Dostoievski, los libros de divulgación de Carl Sagan, en especial El mundo y sus demonios.
A lo largo de tu carrera has publicado 15 libros, 55 capítulos de libros y 53 artículos científicos. Si tuvieras que dar tres consejos a tus alumnos que quieren comenzar a publicar ¿qué consejos les darías?
Primero que empiecen a buscar un profesor o profesora que los pueda apoyar. Segundo que comiencen a practicar para escribir mejor. La escritura académica es algo que los profesores tenemos que reforzar desde la licenciatura. Por último, y esto es válido para prácticamente cualquier otra actividad: que se comprometan. Que haya compromiso con ellos mismos, con su profesor, con la escuela, con el departamento.
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