Con ahorros propios o de familiares, las emprendedoras latinoamericanas arrancan con sus negocios. Tienen que tomar el riesgo de jugarse todo su patrimonio, porque el sector financiero las ha olvidado.
El 73% de las emprendedoras en Latinoamérica no logra acceder al apoyo de las instituciones financieras porque se enfrenta a brechas de género, estereotipos, falta de herramientas financieras y de financiamiento a su medida, de acuerdo con el estudio realizado por el FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research del Tecnológico de Monterreyy Pro Mujer.
El informe Emprendedoras en situación de Missing Middle y sus opciones de financiamiento se realizó en México, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú y Colombia a través de entrevistas y encuestas a 290 mujeres que inician su negocio.
¿Qué es el Missing Middle?
Las mujeres latinoamericanas son las más emprendedoras del mundo, según la lista del Global Entrepreneurship Monitor.
Son las dueñas de pequeñas y medianas empresas (pymes) y crean el 67% de las oportunidades laborales en la región y –aún así– se encuentran olvidadas financieramente.
«Las empresas de las mujeres se encuentran justo en el punto medio, no son lo suficientemente grandes, ni lo suficientemente pequeñas para acceder a un financiamiento. Para las microempresas existen los microcréditos y para las grandes empresas los fondos de inversión, pero para las pymes no hay ofertas de financiamiento”, explica Carmen Correa, CEO de Pro Mujer.
A esta brecha de créditos se le conoce como Missing Middle o «segmento medio faltante», describe el estudio.
En números, la deficiencia financiera a la que se enfrentan las emprendedoras es de 5,000 millones de dólares para las microempresas, mientras que para las pymes es de 93,000 millones de dólares, de acuerdo con la Corporación Financiera Internacional.
¿Por qué no hay ofertas de financiamiento para las pymes de mujeres latinas?
El Missing Middle no es la única brecha a la que se enfrentan las empresarias de la región, también prevalecen los estereotipos, la escasez de herramientas económicas y ofertas de valor hechas a su medida, explica Natalia Wills Gil, gerente global de representación y género de Pro Mujer.
Por ejemplo, los inversores consideran que las mujeres empresarias no dedican suficiente tiempo a sus emprendimiento, tienen menos conocimiento financiero, seguridad en sí mismas y aversión al riesgo.
El concepto de que las mujeres evaden los riesgos es un estereotipo (sin fundamentos) que afecta a emprendedoras que buscan acceder a mecanismos de inversión, explica Wills:
“Más de la mitad de las latinoamericanas invierten todo sus ahorros o incluso su patrimonio para emprender y para mantener ese emprendimiento a flote. Si eso no es riesgo no sé qué es”.
Por otra parte, los bancos no consideran sus emprendimientos como empresas sino como proyectos, ya que existe el estereotipo de que tienen que dedicarse al hogar y a sus hijos.
Solo un 13% de las emprendedoras latinoamericanas dedican todo su tiempo a su emprendimiento, el resto lo combina otras actividades laborales o familiares, como estudiar y tener un empleo formal, reveló el estudio.
Esto tiene que ver con la falta de educación, aún no se entiende que los hombres deben ser parte de las tareas domésticas, coincidieron los especialistas.
Además, se enfrentan a los requisitos de las instituciones bancarias, por ejemplo, no tienen un historial crediticio de sus negocios porque el 60% se encuentran en la informalidad y el 59% usan sus cuentas personales para su negocio.
Las empresarias del estudio explicaron que usan sus tarjetas de crédito personales para financiarse y pagan una tasa de interés del 8% y 10%.
Otras, para evitar recibir malos tratos de los bancos, prefieren pedir prestamos a otras empresas no bancarias con altos intereses.
“Las instituciones bancarias siguen tratando a las personas por cómo van vestidas y género, esta es la razón por la que las emprendedoras no están capturando tanto valor como podrían”, explica Natalia Wills de Pro Mujer. Una de las emprendedoras del estudio narró su experiencia al ser discriminada en un banco por ser afrodescendiente y mujer.
Las instituciones financieras culpan al usuario por no cumplir con sus requisitos en vez de ajustar sus medidas, explica Felipe Pérez, director del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey.
“Si los servicios financieros formales no son óptimos y los servicios financieros informales sí lo son, deberían adecuar sus servicios a las necesidades de los emprendedores. Por ejemplo, si por años han funcionado las tandas, pueden buscar cómo crear un servicio que atienda esas necesidades o afinar el sistema”, describe.
Cuatro puntos clave para atender la problemática del Missing Middle
Los especialistas del estudio resumen esta situación en cuatro puntos clave:
- Las mujeres son menos adversas al riesgo de lo que se piensa. Sin embargo, las financiadoras toman en cuenta los riesgos asociados al tiempo dedicado al emprendimiento, el sacrificio de espacios o relaciones y el enfoque social de las empresas.
- Las mujeres experimentan situaciones de desigualdad al momento de acceder a créditos empresariales. Algunas barreras que perpetúan esta situación son la falta de educación financiera, los altos intereses en las tasas y la poca flexibilidad de las mismas.
- Sigue existiendo la fuerte necesidad de espacios de emprendimiento para mujeres y soluciones financieras con perspectiva de género para poder crecer.
- Las emprendedoras buscan capital inteligente: no solo préstamos con tasas flexibles, sino una experiencia de servicios financieros en donde se sientan valoradas y comprendidas.
¿Para qué necesitan financiamiento las emprendedoras?
El 70% de las empresarias mexicanas buscan financiamiento para sus negocios y más de la mitad de ellas buscan montos de entre 6,250 y 150,000 dólares americanos, de acuerdo con un estudio realizado por Value for Women en México en el 2019.
El estudio de Pro Mujer y Tec de Monterrey describe que la cantidad de capital requerido por las emprendedoras en Latinoamérica es entre 17,000 y 200,000 dólares americanos y buscan créditos financieros que tengan accesibilidad en temas de plazo, de entre 36 y 60 meses.
Las empresarias quieren este capital financiero para invertirlo en publicidad, mercadotecnia y en la automatización de procesos.
Pero, las mujeres no solo buscan ayuda económica, el 25% de las emprendedoras de Latinoamérica dijo necesitar contenido educativo, cursos y redes de apoyo.
¿Cómo atender la problemática del Missing Middle?
Durante la presentación de resultados estuvieron presentes organizaciones como Mastercard, Village Capital, Konfío y el Centro de Estudios Espinosa Yglesias para hacerle frente al problema desde todos los ámbitos, la academia, una Fintech, inversionistas y aceleradoras de empresas.
“No queremos dejarlo solo en la parte teórica, sino más bien ver de qué manera podemos aterrizar a partir de las conclusiones, soluciones prácticas, eso es lo que vamos a construir”, dice Natalia Wills Gil, gerente global de representación y género de Pro Mujer.
Entre los puntos para atender la problemática se encuentran:
- La creación de espacios para mujeres
- Consultorías especializadas
- Programas de educación financiera para la adquisición de créditos
- Redes de apoyo para mujeres para el fortalecimiento de sus proyectos, así como el empoderamiento de ellas mismas
- Desarrollar servicios financieros flexibles y ajustados a las necesidades de capital de las emprendedoras