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Cada vez entendemos mejor cómo el exceso de colesterol daña al cerebro

Una línea de investigación de décadas ha encontrado que el aumento de este lípido está relacionado con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
ilustración de la sinapsis entre dos neuronas
Cuando se elevan los niveles del derivado 27-OH del colesterol, interviene en funciones tan importantes como la conexión neuronal. (Ilustración: Getty Images)

Durante años, los expertos de la salud nos han advertido que el exceso de colesterol es muy malo para el corazón y el sistema cardiovascular. Sin embargo, poco nos han explicado sobre el daño que también puede hacerle a nuestro cerebro. 

De acuerdo con distintos estudios, puede ocasionar pérdida de memoria, inflamación cerebral y otros problemas cognitivos, asociados con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer

Los mecanismos que explican cómo es que esto sucede, están cada vez más claros gracias a una línea de investigación que se ha construido por décadas.

Uno de sus momentos clave fue cuando Ingemar Björkhem, un médico e investigador del Instituto Karolinska en Estocolmo, demostró que el colesterol que circula en nuestro cuerpo sí puede cruzar la barrera hematoencefálica, la estructura que regula el paso de sustancias y moléculas de la sangre hacia el cerebro. Sin embargo, para hacerlo primero debe ser degradado a una versión más pequeña, llamada 27-hidroxicolesterol (27-OH).

Una vez definido, investigadores como Ángel Cedazo Minguez, también del Karolinska, siguieron armando el rompecabezas para entender cómo es que su abundancia se relaciona con la neurodegeneración.

“Después llegué yo a tratar de encontrar los mecanismos moleculares con los que este exceso le hace daño al cerebro”, dice Raúl Loera, profesor investigador de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (EMCS), Campus Chihuahua, del Tecnológico de Monterrey, quien hizo su postdoctorado en el Karolinska.

Loera ha trabajado con modelos animales transgénicos, cultivos celulares y estudios en humanos para encontrar lo que les sucede a las células del cerebro cuando hay grandes cantidades de este lípido. 

Exceso de colesterol en el cerebro en estudios de laboratorio

En el cuerpo humano, cuando el colesterol se eleva debido a causas genéticas, enfermedades metabólicas, la dieta o la edad, se produce un desbalance que eventualmente alcanza al cerebro.

Conforme aumenta este lípido, también lo hace su derivado 27-OH, creando un gradiente que empuja estas moléculas hacia la cabeza.

“Una vez dentro empieza a intervenir en funciones tan importantes como la conexión entre neuronas, lo cual se correlaciona con la enfermedad de Alzheimer”, dice Loera. 

Para descifrarlo, los investigadores trabajaron con un modelo animal transgénico que tiene elevada de forma permanente la cantidad de 27-OH. En este, las neuronas del hipocampo –una región del cerebro esencial para formar recuerdos– mostraban una reducción en las espinas dendríticas –pequeñas protuberancias donde se forman sinapsis– lo cual afecta a la forma en que se comunican. 

“Esa pérdida de las conexiones son esos primeros olvidos que reportan los pacientes con esta enfermedad”, explica el experto.

Toxicidad por glutamato e inflamación cerebral

Otro mecanismo que encontraron en cultivos neuronales es que el exceso de 27-OH es tóxico para los oligodendrocitos, las células cerebrales que tienen diversas funciones, como formar la mielina –una capa formada por lípidos y proteínas que hidrata, aísla y protege los nervios y las neuronas–.

También, encontraron que daña la forma y la función de las neuronas del hipocampo y genera inflamación cerebral, afectando su funcionamiento.

En modelos animales, encontraron que los astrocitos –células del cerebro que dan soporte y protección a las neuronas– dejan de cumplir su función de limpiar el glutamato, un neurotransmisor crucial en el aprendizaje y la memoria.

“La acumulación excesiva de glutamato es otra señal de estrés para el cerebro”, dice Luis Enrique Arroyo, investigador del Karolinska. 

Para confirmar la conexión entre el exceso de 27-OH y la pérdida de memoria, los investigadores usaron una prueba de memoria llamada laberinto acuático de Morris en modelos animales y observaron que los que tenían cantidades elevadas de este derivado, tenían problemas para recordar en dónde estaba situada una plataforma sumergida bajo el agua, comparados con aquellos que no tenían este exceso y sí podían recordarlo.

¿Esto pasa también en humanos?

Más allá de los experimentos en el laboratorio, Loera y sus colegas han hecho estudios con humanos para ver si lo que han encontrado aplica a nosotros.

“Lo hemos estudiado en muestras de sangre, suero, líquido cefalorraquídeo y tejido de pacientes que ya fallecieron”, dice Loera. Han encontrado que en personas con Alzheimer o deterioro cognitivo, hay cantidades elevadas de 27-OH.

En un estudio epidemiológico llamado FINGER, liderado por Miia Kivipelto del Karolinska, midieron los niveles de este en adultos mayores con Alzheimer o deterioro cognitivo.

“De acuerdo con los hallazgos de Miia, cuando hay hipercolesterolemia (colesterol elevado) a las personas les da Alzheimer más temprano y progresa más rápido”, cuenta Loera.

¿Qué significa para la prevención y el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas?

Con todo esto en mente, una pensaría que la solución sería tan simple como bajar los niveles de colesterol en el cuerpo, ya sea modificando la dieta o ingiriendo medicamentos, pero desafortunadamente, los investigadores han encontrado que no es una estrategia efectiva.

“Cuando bajas el colesterol o limpias 27-OH de la periferia, no sale del cerebro, se mantiene elevado”, expresa Loera. Por el momento, los científicos aún están buscando la explicación. 

Mientras tanto, otra de las metas de Loera es encontrar blancos terapéuticos que puedan frenar la conversión de colesterol a 27-OH, evitando así que llegue al cerebro. También, busca encontrar moléculas que puedan controlarse con medicamentos o terapias y reduzcan sus niveles en el cerebro.

A través de una colaboración internacional entre el Instituto Karolinska y el Tec de Monterrey, se espera tener avances en esta línea de investigación pronto.

Por ahora, el mensaje para prevenir el desarrollo de Alzheimer u otra enfermedad neurodegenerativa sigue siendo –en parte– evitar que se eleve el colesterol en la sangre, haciendo ejercicio y manteniendo una dieta adecuada.

Sin embargo, para el investigador es importante recordar que no se trata de evitar por completo la grasa en la dieta pues, aunque el exceso de colesterol puede ser dañino para el cuerpo y el cerebro, su ausencia también es peligrosa.

Al final, el colesterol, junto con otros lípidos y proteínas son esenciales para el buen funcionamiento del cerebro. Lo importante es mantener un balance saludable, en el que no haya ni demasiado, ni muy poco.

“A la fecha el Alzheimer es virtualmente una enfermedad sin cura, entonces debemos promover aspectos de estilo de vida que prevengan la neurodegeneración”, dice Loera.



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Autor

Picture of Inés Gutiérrez Jaber