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Arquitectura y hábitat: todo está conectado

En el Día Mundial del Hábitat y la Arquitectura, reflexionamos sobre los nuevos retos y compromisos que tiene esta importante disciplina.
Ilustración del autor
"Tanto puede la arquitectura que, cuando está bien hecha, ayuda a entender el pasado y reflexionar sobre el presente, para plasmar juntos los hábitats del futuro". (Retrato: Tavo Montañez / Ilustración: Eduardo Ramón)

Por Emanuele Giorgi

Cada primer lunes de octubre se festeja el Día Mundial del Hábitat y de la Arquitectura, lo que nos ofrece una oportunidad más para reflexionar sobre la situación actual de nuestro planeta y nuestro entorno.

Diariamente nos damos cuenta de cómo los desafíos socioecológicos se hacen más retadores y de cómo cambian nuestras oportunidades para poder enfrentarlos, por ello siempre nos estamos armando con nuevas herramientas y valores, que son los instrumentos más poderosos que tenemos para enfrentar los desafíos.

Al aumentar la complejidad de los desafíos para nuestro hábitat, aumenta la dificultad de encontrar respuestas, las cuales ya no pueden originarse solamente en pequeñas cajas disciplinares. Esto abre nuevos panoramas para la arquitectura, que en su consigna de “crear el hábitat” tiene su misma razón de ser, y que nos hace pensar: ¿cuáles son las nuevas responsabilidades de las y los arquitectos (y también de nuestros estudiantes)?, y ¿cuáles son los nuevos compromisos que debe alcanzar una persona que se dedica a esta disciplina?

Antes que todo, una observación: la arquitectura es una disciplina que, como insistía Adolf Loss (el elegante arquitecto del siglo XX) tiene responsabilidad de acción en diferentes escalas: desde el objeto, hasta la vivienda, el barrio y el territorio. Así que, de partida, sería incorrecto pensar en una intervención arquitectónica sin considerar las responsabilidades que esta implica en los otros niveles de nuestro hábitat: todo está conectado.

Y en este hábitat “todo conectado”, hay que decir que la arquitectura tiene en su ADN dos peculiaridades ventajosas que le permiten enfrentar las nuevas complejidades. La primera, muy clara para Vitruvio (siglo I a.C.), es que para hacer arquitectura hay que conocer un poco de todo, y la segunda es que no se puede hacer una arquitectura responsable sin entender a fondo las más escondidas características de un contexto. Tal vez en estos dos elementos reside la respuesta a las nuevas responsabilidades contemporáneas: desarrollar una arquitectura capaz de llamar al diálogo y a la acción a diferentes saberes, coordinándolos en una gestión multidisciplinar, que puede ser eficaz solamente después de haber entendido las particularidades de un hábitat especifico.

Es con estas perspectivas, que vemos nuestro compromiso en el Grupo de Investigación “Desarrollo territorial sostenible”: somos conscientes de que los saberes propios de nuestra disciplina se aplican a situaciones complejas, en donde para actuar responsablemente hay que facilitar la participación, la escucha y el diálogo desde varias miradas, así como contemplar las implicaciones a todos los niveles.

En una actualidad que no deja espacio a la autorreferencialidad, somos conscientes también de que los saberes propios de nuestra disciplina pueden mejorar y facilitar la implementación de soluciones generadas en otras áreas del conocimiento.

Entre estos nuevos retos y compromisos que debemos repensar, nuestra hermosa disciplina nos garantiza una certeza: tanto puede la arquitectura que, cuando está bien hecha, ayuda a entender el pasado y reflexionar sobre el presente, para plasmar juntos los hábitats del futuro.

*El autor es Director de Investigación de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño, del Tec de Monterrey.

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