La piel es el órgano más grande del cuerpo, una coraza que nos protege de elementos externos. Pero, en pacientes que sufren diabetes, la coraza es vulnerable a sufrir lesiones y úlceras, por lo que encontrar maneras de tratar estas heridas crónicas ha llevado a la exploración y aplicación alternativa del hidrogel.
Tan solo en Estados Unidos, se estima que, anualmente, un millón de pacientes diabéticos sufrirá de úlceras en los pies; además, cerca de siete millones desarrollarán algún tipo de úlcera en la piel durante su vida y algunos de ellos requerirán de algún tipo de amputación, afectando su salud y calidad de vida.
A pesar de que existen terapias y tratamientos para estas heridas crónicas −como los trasplantes de piel y vendajes especiales− en la actualidad se investiga el uso del hidrogel como una alternativa para sanar heridas de una manera más efectiva.
El incestigador Mohammad Hadi Norahan dirigió un estudio sobre la ingeniería estructural y biológica de los hidrogeles en 3D y su uso frente a heridas crónicas, presentando algunos de sus beneficios, sus características y áreas de oportunidad dentro del área médica.
¿Para qué sirve el hidrogel en curaciones?
Los hidrogeles son polímeros que son hidrofílicos, es decir, que tienen una afinidad alta por el agua, lo que facilita su absorción.
Este tipo de gel tiene una elasticidad similar al de los tejidos naturales, una estructura porosa que permite la oxigenación y funciona como una barrera contra infecciones bacterianas.
Además, tiene una gran capacidad para hidratar las heridas y facilitar la eliminación de la costra, sin adherirse a la piel, por lo que puede eliminarse sin dolor y sin dañar el tejido recién formado.
La capacidad de los hidrogeles de mantener una humedad óptima, permite acelerar la curación de las heridas en comparación con los vendajes tradicionales, ayudando a regenerar los tejidos y los vasos sanguíneos.
Estos hidrogeles también evitan la hipoxia, o falta de oxígeno en la herida, lo cual puede retrasar el proceso de curación.
Además de la textura de los hidrogeles, que cual facilita su remoción de las heridas, estos también pueden ser diseñados para degradarse y permitir que se forme nuevo tejido, a diferencia de los vendajes tradicionales que pueden dañar la piel al ser removidos o que requieren de una limpieza constante.
En la última década han proliferado las investigaciones sobre el potencial de los hidrogeles en el tratamiento de las heridas crónicas, en donde los investigadores han usado diversos polímeros, biomoléculas, nanopartículas y células vivas, para mejorar sus capacidades.
Los siguientes pasos
El trabajo de Norahan también se enfoca en la investigación de aspectos clave de los hidrogeles, por ejemplo, los métodos de fabricación.
Una de estas técnicas es la impresión 3D, que permite crear hidrogel con estructuras específicas y, además, pueden ser impresas específicamente para cada herida.
Otra de las ventajas de los hidrogeles, es la posibilidad de integrar agentes bioactivos para mejorar el proceso de curación, como por ejemplo materiales antiinflamatorios, antibacterianos e incluso células.
Sin embargo, también existen consideraciones sobre el uso de esta tecnología para las heridas y Norahan señala que aún no existen ensayos clínicos avanzados que avalen su efectividad en un alto porcentaje.
Para que los hidrogeles puedan ser usados de manera generalizada en tratamientos en pacientes, aún se requiere de diversos estudios en animales y estudios de seguridad, para posteriormente llegar al mercado.
También, sigue siendo necesario trabajar en la mejora de las propiedades mecánicas de los hidrogeles, como, por ejemplo, su resistencia y su capacidad de degradación.
A pesar de que ofrecen una plataforma prometedora para el tratamiento de heridas crónicas y la regeneración de la piel, los desafíos asociados a su estructura y características biológicas siguen siendo uno de los principales obstáculos para su uso.
“Es muy importante trabajar en sus propiedades mecánicas de manera que se pueda mejorar la retención de humedad, su suavidad, degradación y la oxigenación. Estas características aún deben ser exploradas”, señala Norahan.