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El uso de antibióticos en la comida causa resistencia bacteriana

La industria agropecuaria provoca un grave problema de salud pública, ya que genera una gran cantidad de bacterias resistentes.
En la imagen se muestra una bacteria Pseudomonas aeruginosa, que ataca a humanos y plantas y es resistente a los antibióticos.
En la imagen se muestra una bacteria Pseudomonas aeruginosa, que ataca a humanos y plantas y es resistente a los antibióticos. (Ilustración: Getty Images)

El 70% de los antibióticos que se utiliza en la producción de alimentos no es para prevenir o curar enfermedades en animales y plantas, sino para promover el acelerado crecimiento de las crías y mejorar los cultivos.

Sin embargo, este método empleado por la industria agropecuaria provoca un grave problema de salud pública, ya que genera una gran cantidad de bacterias resistentes a los antibióticos que se propagan a las personas a través de los alimentos.

Marcos de Donato, profesor del Grupo de Investigación en Bioprocesos y Biología Celular de la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) , quien en la actualidad trabaja para detectar bacterias resistentes asegura en entrevista para TecScience que los antibióticos han marcado un hito en la historia de la humanidad, pero hoy vivimos en una pandemia por la resistencia a ellos.

Resistencia a antibióticos

Los antibióticos han sido una herramienta extremadamente útil, pero se ha abusado de estos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la farmacorresistencia se propaga por todo el mundo y estos medicamentos son cada vez menos eficaces, lo que conduce a más infecciones difíciles de tratar y al aumento de la mortalidad.

Cada vez es mayor el número de infecciones —por ejemplo, neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis— cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos.

La Organización advierte, además, que si no se cambia la forma en que se utilizan actualmente los antibióticos, los nuevos fármacos tendrán el mismo destino que los actuales y se volverán ineficaces.

De Donato dice que: “el error ha sido extendido a muchos niveles. Por ejemplo, deberían ser utilizados únicamente bajo vigilancia y dirección médica, pero la mayor parte de los antibióticos los recetan médicos generales que no son infectólogos. Por su parte, el público no entiende muy bien para qué sirven y los toma para [paliar] síntomas de una gripe”.

Califica la falta de regulación en el uso de los antibióticos en la industria agrícola como increíble. “Tú puedes comprar toneladas de antibióticos con una simple receta de un veterinario y no se da un seguimiento a su uso. Falta mucha educación de los agricultores y de todos los que tienen que ver con la industria de los alimentos”.

Contaminación en las aguas

Aunado a esto, la situación se agrava porque las aguas negras de las ciudades y de los hospitales, que no tienen ningún tipo de tratamiento contra bacterias resistentes, muchas veces son utilizadas en los sistemas de riego de segundo uso.

“Se sabe que, en las zonas agrícolas con uso extendido de este tipo de aguas para el riego, se tiene con frecuencia infecciones con organismos mucho más resistentes. Es un problema que debe atenderse desde el punto de vista educativo, con las personas que usan antibióticos y desde el ámbito de las regulaciones”, dice el científico.

Agrega que “con lo que hacemos a gran escala, estamos matando lo que es sensible y estamos dejando todo lo que es resistente. Los antibióticos son un arma necesaria para problemas de salud, pero deberían utilizarse como una estrategia solo cuando sea estrictamente necesario”.

Vivimos en un mundo de bacterias: las respiramos, las bebemos, las comemos, pero, las resistencias bacterianas están afectando la forma en la que enfrentamos padecimientos que no deberían ser graves.

De acuerdo con Marcos de Donato, hay enfermedades que actualmente son más difíciles de tratar que antes, como las infecciones en vías urinarias o el manejo de la diabetes que deprime el sistema inmune, deriva en pie diabético y a veces en amputaciones.

“La idea no es deshacerse de los antibióticos, sino usarlos de manera adecuada sin causar un impacto negativo. Son una herramienta útil, pero se requiere utilizarla bien”, propone.

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Autor

Adriana Alatorre