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Sergio Serna: “La investigación debe tener un propósito”

Ha formado una legión de investigadores en los que ha sembrado la necesidad de encontrar el bien común a través de la ciencia.

Por: Kenia Sánchez Maldonado

Aunque Sergio Serna siempre supo que quería seguir el camino de la ciencia, con el paso del tiempo se dio cuenta de que la investigación implicaba una gran responsabilidad.

Hoy, después de más de 30 años de trabajo en el Tec y a unos meses de retirarse, se siente enormemente satisfecho por los investigadores que ha formado, los libros que ha publicado y, sobre todo, porque siempre ha buscado maneras de ofrecer una mejor alimentación para los seres humanos.

Graduado de la carrera de Ciencias de Agricultura y Zootecnista por el Tec de Monterrey, con maestría en Nutrición y doctorado en Ingeniería de Alimentos, ambos por la Texas A&M University, su hoja curricular es impresionante, tanto por su aportación académica como por su colaboración con numerosas empresas nacionales e internacionales, además de haber publicado 13 libros, más de 200 artículos y estar detrás de algunas de las patentes más importantes del Tec de Monterrey.

La motivación detrás de la ciencia

Aunque llego al Centro de Biotecnología Femsa con 15 minutos de antelación, me encuentro con que el doctor Serna ya está esperándome impecablemente vestido de traje y corbata. Bromea con algunos compañeros del laboratorio y se toma una selfie con unos estudiantes. Sin duda, esta actitud relajada contrasta con su estilo en las aulas, pues es conocido como un profesor estricto y que pone la vara muy alta a sus alumnos. 

Una vez que comenzamos la entrevista, Serna Saldívar se concentra plenamente, piensa largamente sus respuestas. En ningún momento se distrae con el trajín de los laboratorios contiguos. Algo que es notable es su emoción al hablar de las personas que lo marcaron en su carrera como investigador. Antes de graduarse del Tec, participó en un programa de la Organización Mundial de Alimentos y a partir de esta experiencia decidió continuar con la maestría y el doctorado, esta vez en la Texas A&M University. Ahí conoció a los profesores Lloyd Rooney y Norman Borlaug (este último obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1970 por su contribución a la agricultura que permitió salvar millones de vidas de la hambruna). Esta relación fue determinante para que él quisiera seguir el mismo camino: buscar mejores alimentos para la humanidad, sobre todo para los más desfavorecidos.

¿Cómo surgió tu interés por la ciencia?

Mi padres son médicos y trabajaron toda la vida en el Instituto Mexicano del Seguro Social; eso influyó muchísimo para que me fuera por el área de la biología. Sin embargo, fue el contacto con Lloyd Rooney y Norman Borlaug lo que determinó mi camino hacia la bioingeniería. 

El investigador Sergio Serna rodeado de sus padres
Sus padres, Pablo Serna y Gracia Saldívar, ambos médicos, influyeron en su temprano interés por la ciencia. Aquí en la presentación de la traducción de su libro, Cereal Grains: Properties, Processing, and Nutritional Attributes. (Foto: Cortesía)

¿Qué recuerdos tienes de cuando eras más joven?

Me tocó vivir en una época de muchos cambios. Ver la llegada de los estadounidenses a la Luna, la transición de un mundo joven, muy espiritual, al mundo de los ochenta. 

Siempre digo que algo que refleja estos cambios es que escribí la tesis de carrera a máquina, la de maestría en una computadora de Texas A&M University, y la del doctorado en una computadora personal. 

Estuviste 10 años fuera, en la Texas A&M University, y luego regresaste a México, ¿qué te motivó a volver?

Al terminar mi doctorado se abrió la posibilidad de irme a la Universidad de Sonora a hacer investigación; en ese entonces era el único programa del país para estudiar tecnología poscosecha de granos. Dos años después, el doctor Rooney me buscó para regresar a Texas A&M como profesor investigador. Luego, en una visita que hicieron autoridades del Tec, me habló el director de investigación y me dijo que estaban iniciando procesos de investigación en biotecnología y que si me animaba a ir. Acepté porque sentía que podía contribuir más en mi país. Así, me convertí, quizás, en el primer investigador formal del Tec en la década de los noventa.

Fotos de Sergio Serna con Norman Ernst Borlaug, el Premio Nobel de la Paz y trabajando en campo.
En el sentido de las manecillas: Al lado del Dr. Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz, y los ganadores del World Food Prize. Con su mentor, el doctor Lloyd Rooney. En los ochenta, haciendo investigación sobre variedades del trigo. (Fotos: Cortesía)

Una de tus líneas de investigación es el proceso de cereales y la extracción de proteínas de nueva generación…

Me interesa este tema porque para hacer un kilo de carne, huevo o un litro de leche, necesitas muchos insumos… Los animales consumen mucha agua, crean metano. El proyecto de proteínas de nueva generación nació hace 10 años con el objetivo de producir proteínas vegetales que puedan sustituir a los animales a un menor costo, sin dañar tanto el ambiente y sin sacrificar el valor nutritivo. 

La mayoría de los problemas de nutrición en niños es por falta de proteína de buena calidad, y la proteína vegetal tiene la capacidad de llegar a un mayor número de gente. 

Esto cobra gran relevancia en un país como México…

Sí, porque aquí tenemos los dos espectros de la desnutrición: por un lado, los grupos poblacionales que tienen desnutrición proteica y de nutrientes, y por otro, la obesidad, que conlleva a enfermedades crónico-degenerativas. El 66% de los mexicanos muere por enfermedades del síndrome metabólico. Entonces, la investigación que se realiza alrededor de este tema tiene un gran impacto, pues mejorará la calidad y expectativa de vida de las personas.

Sergio Serna Saldivar sonriendo
Para el Dr. Sergio Serna, uno de los aspectos más gratificantes de su carrera es saber que sus investigaciones alrededor de los cereales han contribuido a mejorar la calidad de la alimentación de la población más desfavorecida. (Foto: Udell Jiménez)

Diseminar el conocimiento, una responsabilidad

El profesor Serna ha sido ganador del Reconocimiento Nacional al Servicio Social Comunitario de la Secretaría de Desarrollo Social, el premio Yum Kax del Congreso Nacional de Nixtamalización, el premio Luis Elizondo y el premio Rómulo Garza a la Investigación e Innovación por el Tec de Monterrey. Además, ha sido reconocido con el Premio Nacional de Biotecnología y el Honoris Causa por la Universidad de Sonora; sin embargo, lo que más le enorgullece son los libros que ha escrito y los investigadores que ha formado.

Eres un investigador muy prolífico

Me gusta mucho escribir porque siento que es la mejor manera de diseminar el conocimiento y es un legado tangible. Tenemos la responsabilidad de publicar; la investigación no se puede guardar en el escritorio. Es verdad que los artículos y más los libros cuestan mucho trabajo, dinero y esfuerzo, pero definitivamente valen la pena porque pueden ser un parteaguas. 

Me siento satisfecho de dos libros particularmente, Química, almacenamiento e industrialización de los cereales, el primer libro sobre cereales de Latinoamérica, y fue tan exitoso que luego se tradujo al inglés y se sigue usando en algunas universidades de Estados Unidos. El segundo es Corn Chemistry and Technology y es el libro más importante sobre maíz, tecnología y procesamiento.

A lo largo de tu trayectoria como investigador y académico, ¿cuáles son las experiencias más gratificantes que has tenido?

Contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, en Sonora iniciamos un programa de posgrado en alimentos, granos principalmente, y hoy es muy exitoso. En Brasil hice mucha investigación para desarrollar alimentos para niños de escasos recursos, como alimentos escolares a partir de cereales y leguminosas.

Pero lo que más me enorgullece es el legado. A lo largo de mi carrera académica he formado a 70 alumnos de maestría y más de 20 de doctorado, y sé que ellos, a su vez, contribuirán a la formación de muchos otros y continuarán las líneas de investigación que actualmente tiene el Centro de Biotecnología. Me inspira pensar que aunque quizá yo no logre ver ciertas cosas, como una terapia para combatir el cáncer o la diabetes sin efectos secundarios, mis alumnos o sus alumnos sí lo harán. 

Serna dice todo esto dibujando una gran sonrisa en su rostro, denotando que la enseñanza a sus alumnos es algo que lo emociona profundamente.

Sergio Serna en varias fotos: con su equipo en el centro de biotecnología, recibieno el premio Romulo Garza, etc
En el sentido de las manecillas: El investigador en el Centro de Biotecnología. Al recibir el Premio Rómulo Garza 2016 en la categoría Libros publicados (categoría que volvió a ganar en 2021). Hojeando el libro Tortillas Wheat Flour and Corn Products. Con un equipo de investigadores del Tec de Monterrey. (Fotos: Cortesía)

La evolución de la investigación en el Tec

¿Qué puedes decir de la investigación que se desarrolla actualmente en el Tec?  

La investigación del Tec ha superado mis expectativas y ha crecido exponencialmente. La semilla que sembramos se multiplicó “n” cantidad de veces. De no ser reconocidos en la investigación, pasamos a estar dentro de las 150 universidades más importantes del mundo. 

El programa de atracción posdoctorantes ha sido de lo mejor. Un investigador potencia mucho su proyecto si tiene un posdoctorante que trabaja exclusivamente en ello. 

Para hacer una investigación efectiva se requiere tener buena infraestructura, acceso a estudiantes de posgrado y reclutar profesores con buenas credenciales. Creo que las tres cosas las hizo muy bien el Tec. Además, todo esto fortalece el proceso de enseñanza. 

¿Consideras que el Tec está a la altura de proponer soluciones para los grandes retos que enfrentamos los mexicanos y en general la humanidad?

Totalmente, creo que de todas las universidades de México es la que está haciendo investigación más aterrizada, con más carácter social y para ayudar a la industria directamente.

¿Cuál dirías que es tu mayor responsabilidad como un hombre de ciencia?

Dar un buen ejemplo, trabajar duro, honradamente y por el bien de la gente. Yo todavía llego a las seis de la mañana al laboratorio a trabajar codo con codo con la gente. Eso es dar el ejemplo y no nada más hablar.

Mencionas que llegas a las seis de la mañana con mucho ánimo a continuar con la investigación, pero ¿quién es el doctor Sergio Serna Saldívar fuera de las aulas y los laboratorios?

Una persona muy sencilla que disfruta mucho de su familia. Eso sí, si hay alguna cosa que me gusta hacer es viajar y leer, también me encanta estar en el jardín, pasar el tiempo con mis hijos y pintar al óleo. Ahora que me retire y tenga un poco más de tiempo, pienso irme a vivir un tiempo corto a España, porque soy ciudadano español también.

¿Qué otro plan tienes después del retiro de las aulas en el Tec?

Pienso seguir contribuyendo y apoyando a la industria. Tengo una fuerte relación con la Asociación Americana de Soya y eso me ha dado la oportunidad de viajar a muchas partes del mundo como consultor, entonces voy a seguir haciéndolo, pero bajo un esquema más tranquilo. Trabajar 40 años día y noche ya empieza a pesar.

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