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De universidad a ‘multiversidad’, el nuevo paradigma educativo para enfrentar el futuro

Durante su participación en el THE World Academic Summit 2025, David Garza, presidente ejecutivo del Grupo Educativo Tec de Monterrey, destaca el papel de las universidades como agentes de cambio y propone una visión de “multiversidad”.
Asistentes al THE Summit 2025
La Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST), en Arabia Saudita, reunió a más de 600 líderes de 200 instituciones educativas del mundo.

Para el año 2030, 92 millones de empleos podrían desaparecer a nivel mundial, debido a la transformación acelerada de la tecnología y la economía, los cambios demográficos y la transición sustentable. Sin embargo, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, para ese mismo año podrían surgir 170 millones de nuevos empleos.

¿Pero cuáles serán esos empleos? ¿Qué habilidades se requerirán? ¿Pueden las universidades preparar a la sociedad para el futuro? Así reflexionó David Garza, presidente ejecutivo del Grupo Educativo Tec de Monterrey, durante su participación en el THE World Academic Summit 2025.

La cumbre fue realizada por primera vez en Arabia Saudita, y la sede fue la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST), que reunió a más de 600 líderes de 200 instituciones del mundo.

“En nuestra universidad nos enamoramos de esta frase: ‘preparamos a los estudiantes para trabajos que aún no existen, para usar tecnologías que todavía no han sido inventadas y para resolver problemas que −hasta hoy− todavía no identificamos’”.

Las universidades enfrentan actualmente uno de sus más grandes retos: preparar a la sociedad para el futuro, no solo adaptándose, sino anticipando las necesidades de las economías emergentes. Por ello, deben reivindicar su papel como motor económico y social.

Las habilidades del futuro

Para David Garza, la evolución del mercado laboral exige una combinación equilibrada de habilidades técnicas y humanas. Las habilidades más demandadas y de mayor crecimiento se agrupan en cinco áreas:

  • Habilidades en IA, datos y digitales
  • Habilidades centradas en lo humano (como pensamiento crítico, resiliencia, creatividad, flexibilidad, agilidad, colaboración, inteligencia emocional y razonamiento ético)
  • Habilidades empresariales (como gestión financiera y planificación organizacional)
  • Habilidades “verdes” y de sostenibilidad (como conocimientos y capacidades que apoyan la gestión ambiental y contribuyen a la transición hacia una economía baja en carbono).
  • Habilidades técnicas y vocacionales (destrezas especializadas y prácticas esenciales para ocupaciones técnicas y manuales).

Ante este escenario, “las universidades deben incorporar habilidades transferibles y a prueba del futuro, combinando lo técnico con habilidades centradas en lo humano en cada programa”.

Radenka Maric, presidenta de la Universidad de Connecticut, y David Garza, presidente ejecutivo del Grupo Educativo Tec de Monterrey, durante el panel “La educación superior y la economía del futuro”.

Rediseñar la educación superior

El presidente ejecutivo del Grupo Educativo Tec de Monterrey participó en una sesión titulada La educación superior y la economía del futuro junto a líderes de otras universidades como Michael Spence, presidente y rector de University College de Londres; Radenka Maric, presidenta de la Universidad de Connecticut, y Andreas Cangellaris, presidente fundador de la Universidad NEOM.

El panel exploró el papel de las universidades como agentes activos del progreso, y los participantes expresaron ideas sobre cómo la educación superior, la industria y los formuladores de políticas pueden colaborar para que las universidades puedan actuar como impulsores de cambio en las comunidades locales, nacionales e internacionales.

Además, se abordó la urgente necesidad de reivindicar el papel de la universidad y rediseñar la educación para las economías del mañana, ya que la enseñanza tradicional es insuficiente para un entorno laboral cambiante.

“Estamos viviendo tiempos desafiantes, pero siempre debemos tener en mente que no educamos a los estudiantes solo para el primer empleo. Creo que realmente educamos a los estudiantes para toda su trayectoria”.

“Un enfoque que hemos adoptado es que hemos realizado una gran reforma en nuestro modelo educativo y en el currículo. En lugar de una educación basada en conferencias, nos movimos hacia una educación más experiencial, que vincula teoría con problemas reales, donde el 50% del currículo son clases magistrales y el otro 50% es aprendizaje basado en desafíos”, dijo.

“Las universidades debemos asumir el papel de ser centros de aprendizaje permanente (lifelong learning), avanzar hacia una educación de cuarto nivel: lo que ocurre después de que las personas se gradúan, considerando todos los riesgos y necesidades que surgirán en la sociedad ante los cambios”.

Explicó que este proceso demanda ampliar la oferta educativa de alta calidad a lo largo de la vida, adicional a los esquemas tradicionales de profesional, posgrado y preparatoria para beneficiar a más jóvenes y adultos de habla hispana mediante un ecosistema de aprendizaje, impulsar el uso de la IA y explorar nuevos modelos de educación para el futuro.

En materia de investigación, destacó que la producción científica es fundamental; sin embargo, subrayó la importancia de que esta vaya acompañada de un enfoque aplicado que genere un impacto tangible en la sociedad. En este sentido, citó como ejemplo el Distrito de Innovación Monterrey, una iniciativa que demuestra cómo las universidades pueden articular ecosistemas de colaboración entre gobierno, empresas, startups y comunidades.

La “multiversidad” como nueva visión universitaria

David Garza también habló de una nueva noción universitaria que transita del concepto de “universidad” a “multiversidad”.

“Me gusta este concepto, este juego de palabras y una nueva noción relacionada con la multiversidad, en lugar de la geodiversidad. El concepto de multiversidad fue acuñado hace unos 50 años por Clark Kerr, presidente del sistema de la Universidad de California. Pero me refiero a una definición más amplia, que tiene que ver con el hecho de que somos, o deberíamos evolucionar hacia ser, una multiuniversidad”, explicó en el panel.

Esto implica, por ejemplo, que las universidades del futuro serán no solo multimodales (con clases presenciales, híbridas, en línea), sino que “también seremos multietapa: antes, los estudiantes llegaban a la universidad y permanecían aquí, inmersos durante dos o cuatro años; ahora, y tal vez en el futuro, irán y volverán”.

“También seremos multicredenciales: comenzaremos a recibir personas que llegan a la universidad con ciertas habilidades que adquirieron en otros lugares. Hasta ahora, hemos sido una especie de caja en la que aquí se desarrollan las habilidades, aquí se acreditan y aquí se conforma todo el ecosistema. Pero creo que vamos a interactuar y colaborar más. También hay otros aspectos relacionados con lo multi: multidisciplinarios, multilaterales, etcétera”.

El concepto de “multiversidad” se caracterizada por:

  • Multidisciplinariedad (desarrollo de diferentes habilidades)
  • Multimodalidad (presencial, híbrida, virtual)
  • Multiexperiencialidad (aprendizaje basado en retos y experiencias reales)
  • Multiinstitucionalidad y multiorganización (alianzas globales)
  • Multi-inteligencia (colaboración entre humanos y sistemas de IA).

Esta “multiversidad”, finalizó, prepara a los estudiantes para un mundo incierto y colaborativo, en el que deben combinar pensamiento crítico, creatividad, ética, adaptabilidad y dominio tecnológico.

“Creo que, si hay una institución en este mundo que ha demostrado con evidencia lo que significa pensar a largo plazo, son las universidades. Así que debemos mantener también esa mentalidad de pensar a largo plazo. A mí me gusta decir que yo vengo de la industria de la esperanza, de la educación, porque creo que nosotros realmente estamos construyendo siempre la esperanza de un mundo mejor, de una sociedad mejor”.

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Autor

Picture of Michael Ramírez