Según el Informe de Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial, la desinformación será la segunda amenaza más significativa para la humanidad en los próximos años, superando problemas como la polarización social, la crisis del costo de la vida y los ciberataques.
Alejandro Martín del Campo, profesor en la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey y director de la iniciativa de Humanidades Digitales de la institución, sostiene que este problema generalizado afecta a diversos sectores, como la salud, la economía y la educación.
Para enfrentar este desafío, un grupo de expertos del Tec en distintas disciplinas está colaborando en el Observatorio de Medios Digitales. Esta iniciativa de la Vicerrectoría de Investigación tiene como objetivo identificar y monitorear las narrativas dominantes en el panorama de los medios digitales en México, así como evidenciar mecanismos de desinformación.
«La mayoría de las personas se informa por medios digitales», explica el profesor. Los usuarios buscan información sobre sus comunidades a través de diversas plataformas, donde a menudo se encuentran con desinformación que se propaga viralmente cuando las personas comparten contenido sin verificar si un evento realmente ocurrió.
Cómo se propaga el miedo
Durante las campañas para las elecciones presidenciales de México 2024, los investigadores del Observatorio de Medios Digitales analizaron plataformas como Facebook, YouTube, Instagram, TikTok y X (anteriormente Twitter), recopilando más de medio millón de mensajes relacionados con cualquiera de los tres candidatos presidenciales.
Con esta información, un grupo de estudiantes evalúa los temas más comentados durante los debates, mientras que otro profesor investiga cómo se propaga el “miedo”, analizando los mensajes que utilizan este concepto. Estos proyectos aprovechan los hallazgos generados por el observatorio.
«La desinformación es una industria que ataca a diferentes segmentos de la población, genera dinero y recursos; es un problema que se ha venido estudiando por años», comenta.
Añade que el reto actual radica en la velocidad con la que este contenido se difunde, señalando que contrarrestarlo requiere el doble de esfuerzo que el necesario para crearlo.
En este sentido, el observatorio combate la desinformación y contribuye a la alfabetización mediática a través de cuatro acciones clave:
- Generación de Datos Abiertos
Esta iniciativa consiste en monitorear los medios digitales, principalmente redes sociales, blogs y portales de noticias, para crear bases de datos e información valiosa para investigadores, periodistas y la sociedad en general.
Por ejemplo, las bases de datos recopiladas durante las campañas federales incluyen gráficos y métricas para evaluar el contenido, los cuales están disponibles en el sitio web del observatorio para quienes deseen realizar investigaciones más profundas.
- Alfabetización Mediática
El observatorio desarrolla y ofrece herramientas y recursos que ayudan a las personas a identificar noticias falsas, verificar información y comprender cómo operan los mecanismos de desinformación.
«Esta competencia debería integrarse en todos los campos de estudio. No es responsabilidad exclusiva de los periodistas o los profesionales de la comunicación; todos estamos expuestos a la desinformación y debemos aprender a combatirla, a navegar a su alrededor o, en el peor de los casos, a consumirla de manera crítica. Nuestro objetivo es crear talleres y recursos para nuestros estudiantes y para la sociedad», destaca.
Entre los recursos disponibles se encuentran una recopilación de guías y cursos gratuitos, libros descargables y herramientas de inteligencia artificial —como bots de WhatsApp— para verificar posibles contenidos falsos que puedan llegar a través de dispositivos móviles.
- Verificación
Durante las elecciones presidenciales, el observatorio lanzó un proyecto llamado Verifactz con el objetivo de distinguir contenido confiable de información engañosa en las redes sociales.
Esta iniciativa consiste en una red de verificadores de información, conformada por estudiantes del Tec, respaldada por periodistas e investigadores. A través de una matriz de verificación, los estudiantes son capacitados para evaluar los elementos que determinan si un contenido es verdadero, falso, dudoso o no verificable.
- Investigación
Los expertos del observatorio también realizan análisis y publican datos sobre diversos temas, así como mapean y visualizan información, con el fin de contribuir a la producción científica y la difusión del conocimiento.
Por ejemplo, han generado contenido relacionado con el papel de los medios de comunicación y las audiencias digitales en las elecciones presidenciales de EE. UU., las tendencias y fenómenos virales como el concepto de #tradwives, y las teorías de conspiración en redes sociales y sus riesgos para los gobiernos.
Estos hallazgos de investigación se publican como artículos e informes en la plataforma del observatorio, en la sección de noticias, y también se comparten a través de boletines semanales disponibles mediante suscripción gratuita.
Un observatorio para una dieta informativa balanceada
Martín del Campo compara el concepto de una dieta informativa con la nutrición, donde el Observatorio de Medios Digitales actúa como un nutricionista, orientando sobre cómo lograr un equilibrio entre las fuentes de información que consumimos y los “elementos nutritivos” del contenido en línea, lo que finalmente conduce a un “plato de buena información.”
Para cumplir con este objetivo y alinearse con los paradigmas de la sociedad digital actual, el observatorio es un proyecto colaborativo que involucra a periodistas, profesores, investigadores, abogados e ingenieros. Los participantes emplean metodologías periodísticas y aprovechan la experiencia técnica y legal para combatir la desinformación de manera eficaz.
Al seleccionar las plataformas a analizar, el equipo se apoya en datos como los proporcionados por el Digital News Report del Reuters Institute y la Universidad de Oxford. Esta información destaca las plataformas más consumidas según grupo de edad y género, y su uso para fines de entretenimiento versus informativos.
“Seleccionamos las plataformas en función de estos datos, especialmente las de Meta, como Instagram y Facebook, que siguen siendo las más utilizadas en México y a nivel global. Sin embargo, los perfiles demográficos y los grupos de edad no están activos de manera uniforme en estas plataformas, por lo que resulta esencial estudiar otras como YouTube o TikTok, donde encontramos tipos de contenido diferentes y otros grupos de población,” comenta Martín del Campo.
Por otro lado, dada la enorme cantidad de información, el equipo del observatorio utiliza algoritmos de inteligencia artificial para rastrear cuándo un evento se vuelve viral o para analizar el sentimiento—ya sea alegre, negativo, triste o frustrado—que se expresa en el volumen de mensajes sobre un tema específico.
Adaptando estos algoritmos de librerías de Python y machine learning, logran obtener información en tiempo real y evaluar la probabilidad de que un usuario sea humano o un bot.
El Observatorio de Medios Digitales trabaja para ampliar su impacto, colaborando con los institutos de investigación del Tec y estableciendo alianzas con otras instituciones internacionales.
Por ejemplo, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el equipo colaboró con universidades y otras organizaciones para gestionar la enorme cantidad de información generada, casi cuatro veces el volumen comparado con el proceso electoral en México.
A principios de enero de 2025, el observatorio planea realizar un «relanzamiento» para mejorar su visibilidad tanto en los medios nacionales como internacionales. Además, está organizando un taller con Solange Rezende, profesora de la Universidad de São Paulo, Brasil, y una investigadora en inteligencia artificial especializada en aplicaciones para la toma de decisiones.
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