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Atletas olímpicos viven mucho más tiempo

Estudios de las últimas décadas sugieren que los atletas de alto rendimiento tienen una mayor expectativa de vida que el resto de nosotros.
imagen de una mujer corriendo
Ser atleta de alto rendimiento aumenta la expectativa de vida y reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o cáncer. (Foto: Shutterstock)

Con la llegada de los Juegos Olímpicos 2024, quienes dedican su vida al deporte reaparecen en la mente de las personas como superhéroes y superheroínas de la vida real, pero, más allá de esto, entender si su salud es mejor que la del resto puede abonar a la evidencia de los beneficios del ejercicio físico.

Cuando se trata de atletas de alto rendimiento, muchos pensamos que hacer tanto ejercicio casi siempre resulta en fuertes lesiones que afectan su calidad de vida, sin embargo, estudios recientes han demostrado que si el entrenamiento es adecuado, este tipo de personas pueden tener una mejor calidad y mayor expectativa de vida.

Una investigación realizada por el Centro Internacional de Longevidad del Reino Unido, encontró que los atletas competitivos del sexo masculino viven de 4.5 a 5.3 años más que la población general, mientras que las del sexo femenino viven alrededor de 3.9 años más.

“El mensaje abrumador es que el deporte añade años a la vida, siempre y cuando no sea uno peligroso”, escriben los autores.

Entre los deportistas analizados, los corredores, maratonistas, clavadistas, nadadores, luchadores, gimnastas y tenistas −entre otros− mostraron una mayor expectativa de vida, el único deporte de los analizados que resultó peligroso fue el ciclismo, ya que a nivel competitivo tiene un mayor índice de muertes.

Otro de sus hallazgos es que no existe evidencia de que los atletas que ganan medallas de oro viven más que los que ganan plata y bronce o quienes solo compiten. “Competir en un nivel élite es claramente suficiente para influir en tu expectativa de vida”, dicen.

Un análisis de 154 artículos científicos encontró que hacer deporte de forma competitiva resulta en una mayor longevidad, mientras que otro que analizó 10 estudios de cohorte encontró lo mismo, además de que reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cáncer.

“Esto sugiere que los efectos beneficiosos del ejercicio para la salud no se limitan necesariamente a dosis moderadas”, escriben los autores.

Una vejez más saludable

Además de aumentar la expectativa de vida, ser atleta de alto rendimiento tiene otros beneficios. Uno de ellos es tener una fuerza superior que se mantiene hasta una edad avanzada.

Dos estudios, realizados por investigadores de la Universidad de Guelph, Canadá, encontraron que los adultos mayores que fueron atletas competitivos en su juventud u otra etapa de su vida tienen músculos más saludables, comparado con quienes no lo fueron.

“El envejecimiento está asociado con deficiencias del sistema neuromuscular, incluyendo la pérdida de fuerza, velocidad y potencia en el músculo”, escriben.

Al comparar atletas de alto rendimiento que estuvieran en sus 80 o 90 años con personas no atletas de la misma edad, encontraron que las piernas de los atletas competitivos eran 25% más fuertes y tenían 14% más masa muscular.

Esto probablemente se debe a otro descubrimiento: los atletas tienen más unidades motoras en las piernas. Una unidad motora es una neurona que controla un grupo de fibras musculares.

Tener una mayor masa muscular es importante para mantener una buena postura, poder hacer movimientos −como agacharse− sin lastimarse, tener un metabolismo rápido y reducir la grasa corporal.

Con el envejecimiento, la masa muscular tiende a disminuir de forma muy marcada, lo cuál reduce la independencia de los adultos mayores, limitando los movimientos y actividades que pueden realizar por ellos mismos. “Mantenerse activo, ayuda a reducir esta pérdida”, dicen los autores.

La razón de estos beneficios podría estar en nuestros genes 

Una de las razones por las cuáles el ejercicio vigoroso podría estar detrás de estas ventajas podría estar en que nuestro cuerpo está hecho para la actividad física constante −evolutivamente hablando−, de acuerdo con un estudio realizado en el Instituto Karolinska, de Suecia.

“Nuestra composición genética está diseñada para respaldar el equilibrio entre la ingesta y el gasto de energía que era común en las sociedades de cazadores-recolectores del Paleolítico”, dicen.

De acuerdo con ellos, las sociedades occidentales contemporáneas tenemos un gasto energético diario en actividad física de sólo alrededor del 38% del de nuestros ancestros. “No es sorprendente que la inactividad física se haya convertido en uno de los problemas de salud pública más grandes del siglo 21”, expresan.

Otras razones son que los atletas de alto rendimiento tienden a no fumar, ingerir menos alcohol, tener una alimentación balanceada y a hacer ejercicio físico constante incluso después de dejar de competir.

“Hay una posibilidad de que estos hábitos de ejercicio en la vida tardía expliquen el aumento de la expectativa de vida y la reducción de riesgo cardiovascular en atletas competitivos”, dicen.

No todo es positivo

A pesar de que la evidencia sugiere que ser un atleta competitivo tiene muchas ventajas, los autores de los múltiples estudios advierten que aún hace falta realizar más estudios.

Muchos se han realizado en personas caucásicas del sexo masculino, por lo que se necesita profundizar en lo que dice la evidencia sobre atletas de alto rendimiento del sexo femenino y de ambos sexos de otras poblaciones del mundo.

También, es importante recalcar que los beneficios dependen del tipo de deporte, ya que hay algunos −como el rugby, el fútbol americano o el box− que pueden resultar en un deterioro cognitivo.

Ante esto, los expertos explican que los efectos positivos dependen en parte de que los atletas tengan una alimentación saludable, estén bien hidratados y tengan un entrenamiento apropiado para prevenir lesiones. 

Por otro lado, en estudios en donde se ha evaluado la salud mental de los atletas competitivos, se ha encontrado que puede haber una alta prevalencia de depresión, ansiedad o desórdenes alimenticios.

Esto puede deberse a las presiones específicas que viven, al abuso que puede darse por parte de los entrenadores o familiares, a la falta de sueño o a la dificultad de balancear su vida social con el entrenamiento.

Con todo esto en mente, la evidencia parece indicar que los beneficios a la salud física de ser un atleta competitivo son grandes, mientras que los de la salud mental no tanto.

A pesar de esto, es evidente que mantener una vida activa es lo ideal. “Si bien no todos podemos practicar deportes a niveles tan altos, todos podemos aprovechar los beneficios a la salud asociados con ser más activos…y con divertirnos también”, dicen los expertos.

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Autor

Picture of Inés Gutiérrez Jaber