La pandemia de Covid-19 ha sido uno de los eventos más difíciles a los que se ha enfrentado la humanidad en tiempos recientes. A su paso, esta impactó radicalmente todos los aspectos de la vida.
Sin embargo, a pesar de que durante ella existieron muchas dificultades, la investigación científica no paró. Algunos incluso dedicaron sus esfuerzos a estudiar qué cambió con ella y qué enseñanzas dejó detrás.
En entrevista con TecScience, los investigadores José Navarro Partida y Adán Silverio Murillo compartieron los resultados de sus estudios en donde analizaron el efecto de la pandemia en distintas esferas.
Menos matrimonios, después de la pandemia
En términos sociales, la Covid-19 tuvo muchos efectos. Entre ellos están un aumento en el aislamiento social, la pérdida de trabajos y el aumento de la violencia doméstica.
En un estudio publicado en abril de 2023, un grupo de investigadores que incluyó a Silverio Murillo, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey, estudiaron el efecto de la pandemia en los matrimonios y divorcios en México.
Analizando datos administrativos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) del periodo de marzo a diciembre de 2020, encontraron que durante este tiempo las tasas de matrimonios nuevos disminuyeron en un 54%, mientras que las de los divorcios lo hicieron en un 43%.
De acuerdo con Silverio Murillo, este efecto podría ser esperable, ya que durante esos meses se implementó una estrategia de aislamiento en donde se invitó a la población a permanecer en casa. “Hubo una serie de lugares a donde usualmente puedes ir a casarte o divorciarte que estuvieron cerrados”, dijo.
Sin embargo, si el confinamiento hubiera sido la razón detrás de este efecto, se esperaría que los niveles regresaran a medidas prepandémicas una vez que se levantara.
A su sorpresa, encontraron que, mientras los divorcios sí regresaron a niveles prepandémicos, los matrimonios no. De acuerdo con el investigador, esto podría tener diversas explicaciones.
“Una explicación es que en México no tuvimos una política social activa y eso afectó las decisiones de los hogares”, explicó. Además, la economía aún no se ha recuperado del todo, por lo que muchos matrimonios podrían haberse pospuesto indefinidamente.
Otras hipótesis apuntan a que, al ser uno de los países con mayor dificultad para obtener vacunas suficientes a tiempo, el miedo a contagiarse pudo haber sido un factor.
Para complementar su investigación, compararon los cambios observados con los encontrados en Dinamarca, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Lo que hallaron fue que, en estos países las tasas de nuevos matrimonios disminuyeron entre un 10% y 14%, una cifra mucho menor que la observada en México.
Esto podría representar un efecto de la inestabilidad social de los países en desarrollo, por lo que sería interesante observar qué alteraciones se observaron en los matrimonios de países similares al nuestro, como Colombia, explica Silverio Murillo.
El matrimonio es una de las instituciones fundamentales de muchas de las sociedades actuales y son un reflejo del estado de una sociedad. Es por ello que quienes estudian la economía de la familia lo consideran relevante.
Por su importancia, el investigador invita a otros científicos y estudiantes a interesarse en el tema y profundizar sobre lo que hay detrás de los matrimonios y su conexión con las emergencias de salud. “Nuevos estudios podrían permitirnos entender mejor estos fenómenos y contribuir al mejor diseño de políticas públicas”, expresa.
Padecimientos de ojo seco
Uno de los ámbitos en donde se observaron los mayores impactos de la pandemia fue en la educación. Durante más de dos años, las clases presenciales pararon y fueron reemplazadas por alternativas virtuales. Esto no solo tuvo efectos en la socialización de los estudiantes, sino también en su salud.
El profesor investigador José Navarro y un grupo de estudiantes de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, campus Guadalajara, publicaron un estudio en noviembre de 2022, sobre el aumento de la enfermedad de ojo seco en relación con el incremento de las horas de exposición a la computadora.
Esta condición, que consiste en que el ojo no produzca lágrimas y por ende no se lubrique, puede originarse por desbalances hormonales, predisposiciones genéticas o una exposición a prolongada a pantallas.
Para investigar si la educación en línea puede aumentar esta enfermedad, los estudiantes y el investigador se valieron de la telemedicina. En ese momento, la pandemia estaba en auge. “Era complicado acercarnos a las personas de manera presencial y diagnosticarlas”, dice Navarro.
El estudio consistió en aplicar una serie de cuestionarios validados a 97 estudiantes de distintas universidades del país, con una edad promedio de 20 años, para evaluar si tenían enfermedad de ojo seco y si podía ser relacionada con las horas en pantalla.
De acuerdo Francisco Santa Cruz, estudiante de medicina de sexto año, lo que encontraron es que la prevalencia de la enfermedad aumentó de 70% a 80% al finalizar el curso en línea, además de que una alta proporción de estudiantes pasaron de tener ojo seco leve, a ojo seco moderado o grave.
“Los análisis de correlación confirmaron que este aumento estaba ligado a las horas de clase en línea y no a las horas de exposición a pantallas por otros factores como entretenimiento”, dice Santa Cruz.
De acuerdo con Navarro, el hecho de que este efecto sea exclusivo de la educación en línea es que la concentración aumenta y por lo tanto disminuyen el parpadeo y la lubricación.
“Todas las actividades que requieran el uso de pantallas y de alta concentración probablemente tendrán los mismos efectos”, explica el investigador.
Afortunadamente, la enfermedad en sí es benigna y los síntomas suelen ser leves, con resequedad, comezón y dolor de cabeza siendo los más frecuentes. Sin embargo, advierte, si no se atiende a tiempo puede llevar a complicaciones más severas como la úlcera corneal o las infecciones.
Uno de los consejos recomendados para prevenir o eliminar el ojo seco asociado a las pantallas es seguir la regla 20-20-20. Esto consiste en tomarse un descanso de 20 segundos, donde se relaja la mirada y se mira a un punto lejano a 20 pies (o seis metros) de distancia, cada 20 minutos.
“Si esto no es suficiente, se recomienda también el uso de lubricantes oculares, o gotas, y si eso no funciona es necesario ir al oftalmólogo” explica Navarro.
En retrospectiva, el investigador y los estudiantes advierten, que el conocimiento que adquirieron puede aplicarse hoy en día a las personas que siguen haciendo home office o que toman algún curso especial en línea.