Hace algunas semanas, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al aspartamo −un endulzante artificial ampliamente utilizado− como posible cancerígeno para humanos.
Esto causó alerta entre los consumidores, además, las redes sociales se inundaron de advertencias para dejar de consumir productos que lo contengan. Sin embargo, distintos expertos han afirmado que no hay razón para un escándalo.
“El mensaje no es que sea cancerígeno”, dice Dixia Ramírez Vega, profesora y nutrióloga clínica del Instituto de Salud Digestiva de TecSalud en entrevista con TecScience.
En cambio, la experta explica que la clasificación significa que existe evidencia científica limitada de que el aspartamo −posiblemente− podría contribuir al cáncer en personas, así como evidencia menos que suficiente en animales no humanos.
¿Qué es el aspartamo y en qué productos se encuentra?
El aspartamo es un endulzante artificial alrededor de 200 veces más dulce que la sacarosa –mejor conocida como azúcar de mesa– por lo que se necesita una cantidad mucho menor para alcanzar la misma dulzura.
Desde su aprobación como endulzante en Estados Unidos en el año 1974, ha sido utilizado en productos, como refrescos de dieta. También está presente en chicles, gelatinas, galletas y productos farmacéuticos, como jarabes para la tos.
¿Qué otros productos han sido clasificados por la IARC?
Después de revisar algunos estudios que ligaban el consumo del aspartamo con el aumento de riesgo de padecer cáncer, la IARC emitió un reporte donde lo clasificaba como posiblemente cancerígeno en humanos, o el grupo 2B.
En este grupo están otros productos o sustancias como el aloe vera, la gasolina y la exposición a productos utilizados en la tintorería.
En total, la IARC tiene cuatro grupos de clasificación, que más que representar qué tan cancerígeno es un agente, representan qué tanta evidencia científica existe de que causa cáncer.
Estos grupos son: 1 (carcinogénico en humanos), 2A (probable causal de cáncer en humanos), 2B (posible causal de cáncer en humanos) y 3 (sin evidencia o no clasificable).
En el grupo 1 se encuentran productos como el humo de tabaco, tanto directo como de segunda mano, la exposición al sol, el alcohol etílico y la radiación.
Entonces, ¿debo dejar de consumir aspartamo?
De acuerdo con Ramírez Vega, debe tomarse en cuenta que el cáncer puede ser ocasionado por una variedad de factores, incluyendo el consumo de productos como el alcohol y tabaco, la exposición al sol, llevar una vida sedentaria sin hacer ejercicio o tener alguna predisposición genética.
“Hay que ser muy honestos con este tema y no querer atribuirle a una sustancia [como el aspartamo] el desarrollo de esta enfermedad”, expresó.
Además, es importante señalar que esta clasificación no cambia el límite recomendado de ingesta diaria del endulzante, el cual es de 40 miligramos por kilo de peso al día.
Para que una persona que pesa 60 kilogramos sobrepasara este límite, tendría que tomarse más de 2.4 gramos de aspartamo −equivalente a alrededor de 12 latas de refresco− al día.
“Es un mundo de aspartamo, la verdad es que tendríamos que excedernos demasiado [para consumir esas cantidades]”, expresó la experta.
Sin embargo, advierte que esto no significa que deba promoverse el consumo de aspartamo u otros endulzantes artificiales, ya que se ha encontrado evidencia de que, al tener un sabor dulce, su consumo envía señales a nuestras células y cerebro para que se preparen para recibir las calorías asociadas a un alimento dulce.
Cuando estas calorías no llegan, se ha observado que hay un aumento de acumulación de grasa, mayor inflamación, un aumento en el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y un deseo intenso de consumir productos dulces, entre otras cosas.
Además, la OMS también ha advertido que no existe evidencia de que estos productos ayuden a controlar el peso a largo plazo, por lo que la experta recomienda llevar una dieta balanceada y moderar el consumo de productos con aspartamo y light en general.
No obstante, antes de hacer cualquier cambio en nuestra dieta y reemplazar productos light por productos regulares, es importante consultar con nuestro médico o nutriólogo.
“Podemos cuidar nuestra dieta sin consumir cosas de dieta”, expresó, “hay que protegerse teniendo hábitos saludables y no abusar de estos productos”.