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Artemis: El parche que revoluciona el cuidado de heridas complejas

Una empresa de base científico tecnológica busca usar ingeniería de tejidos para ayudar a curar las heridas diabéticas.
ilustración de nanopartículas de plata destruyendo bacterias
Nanopartículas de plata destruyendo una bacteria. (Ilustración: Shutterstock)

Curar una herida puede ser tan simple como ponerse un parche. Pero cuando se trata de heridas diabéticas o crónicas, la empresa Asclepii promete algo más: sanar desde adentro.

Las complicaciones del pie diabético, incluyendo las úlceras, son de las principales causas de hospitalización en pacientes con esta enfermedad. Este problema se suma al de las heridas crónicas, las cuales se caracterizan por su incapacidad de cicatrizar en un tiempo esperado y que son un problema clínico cada vez más importante. Algunas heridas diabéticas pueden convertirse en heridas crónicas.

“Las heridas diabéticas −particularmente las que se complican y resultan en amputación o muerte− son las que se infectan con hongos y bacterias”, dice Franco Kraiselburd, CEO de Asclepii, una empresa de base científico tecnológica cuya meta es crear terapias con ingeniería de tejidos a un costo accesible, en entrevista con TecScience.

Uno de los productos con los que planean hacer esto es Artemis, una matriz tridimensional en forma de parche, que funciona parecido a una curita, pero, en vez de estar hecha con plástico o látex y pegamento, está compuesta de un biopolímero que previene que la herida se infecte antes de que el paciente pueda asistir al doctor.

Está hecha a base de quitosano −un biopolímero con propiedades antihemorrágicas y antimicrobianas−, ácido hialurónico −un polisacárido que retiene el agua−, gelatina y colágeno. Al combinarlos, estos resultan en una especie de esponja a la cual se le pueden añadir analgésicos, antimicrobianos o coagulantes.

Artemis funciona como un vendaje primario, sería lo primero que pones en la herida”, explica Kraiselburd. Esta puede ser sujetada con una venda hasta que el paciente reciba ayuda profesional.

Artemis, la curita del futuro

Aunque es argentino, Kraiselburd creció en el sur de Brasil y −durante su adolescencia− la región enfrentó una crisis de diabetes.

Con el tiempo supo que las heridas crónicas −que son frecuentes en personas con este padecimiento− tardan mucho tiempo en sanar, se abren constantemente o no se curan a consecuencia de problemas en la circulación de la sangre. 

Se estima que a nivel mundial de 1.5 a 2.2 personas por 1,000 habitantes, o 40 millones de personas, las padecen y se espera que su incidencia aumente con el envejecimiento de la población mundial.

Con esto en mente −y después de trabajar en el laboratorio de Arnold Caplan, conocido como el padre de las células mesenquimales y cuya investigación es la base de terapias con células madre− decidió usar su conocimiento y el de una empresa chilena que había desarrollado un biopolímero similar para fundar la suya.

Por ahora, su producto estrella es Artemis, un parche de alrededor de tres milímetros de grueso que puede colocarse directamente sobre una herida para mantenerla libre de infecciones. A diferencia de las curitas, no debe ser retirada, pues al estar hecha de compuestos biodegradables es absorbida completamente por el cuerpo sin generar compuestos tóxicos.

“Cuando yo era pequeño y tenía una herida, me ponían una venda convencional, pero al quitarla arrastraban la costra y las células no podían cerrar la herida”, dice Miguel Fuentes, director científico de Asclepii. 

Ahora, con Artemis, las heridas diabéticas o crónicas pueden empezar a sanarse desde antes de que un paciente reciba atención médica. 

Recientemente, en colaboración con la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tec de Monterrey, el grupo de investigadores ha añadido a este parche nanopartículas de plata para potenciar su efecto antimicrobiano. 

“Se ha estudiado durante un largo tiempo que las nanopartículas de metales tienen propiedades antimicrobiales al interferir con el material genético de microorganismos patógenos”, explica Fuentes. 

Terapias avanzadas para todos y todas

Hasta ahora, la tecnología de Artemis ya tiene un TRL (nivel de madurez tecnológica) cuatro, lo que significa que ya cuentan con validaciones extensivas en laboratorios. 

“Hemos probado el biopolímero en células y entendemos muy bien cómo funciona y cómo reacciona con distintas temperaturas”, dice Kraiselburd. “Lo que sigue son los ensayos preclínicos”.

Después de que hayan pasado, seguirán las pruebas clínicas en humanos, por lo que esperan que en un lapso de dos a tres años las primeras versiones de este parche ya estén listas

La idea, es que después, al biopolímero base se le añadan medicinas, tecnologías o sensores para poder sanar heridas rápidamente  e incluso regenerar tejidos, creando diferentes versiones de Artemis que resuelvan problemas específicos.

“Aunque nosotros lo estamos enfocando para heridas como el pie diabético, este tipo de tecnología también se ha probado en personas con quemaduras, úlceras venosas, fracturas o daños en el cartílago”, dice Fuente.

La plataforma es tan versátil y escalable, que puede utilizarse incluso como un método no invasivo para entregar un medicamento de forma prolongada o rápida a un paciente, dependiendo de las necesidades del tratamiento.

Así, con empresas como esta, un futuro con terapias avanzadas para sanar heridas o regenerar tejidos que sean asequibles y estén disponibles para todas y todos parece ser posible. 

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Autor

Picture of Inés Gutiérrez Jaber