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La medicina psicodélica y el primer protocolo de investigación en México

Expertos alrededor del mundo han encontrado en las sustancias alucinógenas una esperanza para tratar trastornos mentales.
Fotografía con fondo negro de una familia de hongos alucinógenos
Investigadores advierten de los riesgos de consumirlos sin seguimiento de especialistas, ya que pueden provocar brotes psicóticos. (Foto: Getty Images)

En la naturaleza existen compuestos presentes en plantas, hongos y animales que tienen la capacidad de alterar nuestra mente.

Pueden inducir estados en los que veamos colores que no habíamos visto antes y vivamos sensaciones que nos conecten con un lado no explorado de nuestra psique. Estas podrían ser la clave para una nueva era de tratamientos contra padecimientos mentales: la medicina psicodélica.

Las sustancias psicoactivas o alucinógenas, cuando son administradas en dosis controladas, con un acompañamiento terapéutico adecuado, han demostrado ser efectivas para tratar condiciones como la depresión mayor, el trastorno de ansiedad generalizada, la adicción a sustancias y el estrés postraumático.

“Lo que ocasionan es un estado expandido de la conciencia donde el paciente se vuelve más propenso a abordar aspectos importantes de su vida asociados a algún padecimiento mental o trauma”, dice Raúl Escamilla, médico cirujano y psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Múñiz”, en entrevista con TecScience.

Desde 2020, los estudios científicos con sustancias psicoactivas para tratar este tipo de condiciones han tenido un auge estratosférico: en menos de tres años se han publicado decenas de artículos, con la participación de instituciones científicas de todo el mundo que nunca antes habían hecho investigación de este tipo.

Sin embargo, en México el avance en estudios con sustancias psicoactivas ha sido mínimo, en gran parte por las fuertes regulaciones que existen.

“La limitación más importante, ahorita, es que las sustancias psicoactivas están clasificadas dentro del grupo uno, que son sustancias que tienen un riesgo de generar adicción”, dice Escamilla.

¿Cómo funciona en nuestro cuerpo la medicina psicodélica?

Algunas de las sustancias estudiadas son el MDMA, la ketamina y esketamina, así como la psilocina y psilocibina. Estos últimos son los compuestos responsables de los efectos psicoactivos de los hongos psilocibios, mejor conocidos como alucinógenos.

El término psilocibios se deriva del género Psilocybe que clasifica a alrededor de 350 especies de hongos que se distribuyen en todos los continentes, excepto en la Antártida. De estos, al menos 116 especies contienen psilocibina.

Hasta ahora, a pesar de que no se sabe con certeza cuáles son los mecanismos detrás de su acción, una de las explicaciones es que actúan sobre los receptores de la serotonina, particularmente el 5-HT2A, ayudando a aumentar sus concentraciones. Este es un neurotransmisor que, en cantidades bajas, se ha asociado con padecimientos como la depresión o la ansiedad.

Además, se ha propuesto que estas sustancias tienen la capacidad de alterar las conexiones neuronales entre ciertas áreas del cerebro, ayudándonos a cambiar nuestros patrones de pensamiento, que −en personas con algún padecimiento mental− pueden ser obsesivos y difíciles de romper. 

Al inducir un estado alterado de la conciencia, puede impulsarnos a que veamos nuestros problemas o pensamientos desde una nueva perspectiva. Hay quienes reportan vivir una experiencia «iluminadora» que les ayudó a entender cosas de ellos mismos no habían logrado entender y a sentir mayor compasión.

“Estas sustancias pueden ayudar crear nuevos patrones que nos ayuden a cambiar la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos”, explica Escamilla.

Es momento de proponer nuevos tratamientos

Una de las mayores razones por las cuales psiquiatras y científicos alrededor del mundo buscan encontrar nuevos tratamientos contra estos padecimientos es el hecho de que actualmente los antidepresivos suelen tardar semanas en hacer efecto y los tratamientos pueden durar muchos años, incluso toda la vida.

Además, hay pacientes con padecimientos resistentes al tratamiento que han pasado años sin encontrar un medicamento efectivo que les devuelva su bienestar. Este tipo de depresión afecta hasta el 30% de los adultos con trastorno depresivo mayor.

“Los antidepresivos que existen, aunque son buenos, no son suficientes”, dice Federico Ramos, médico psiquiatra, profesor investigador y director del Comité de Ética e Investigación Clínica (CEIC) de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en el Tec de Monterrey, en entrevista con TecScience.

Estudios de países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Alemania, como la publicación Efecto de la dosis de psilocibina sobre la depresión primaria y secundaria: una revisión sistemática preliminar y un metanálisis, han encontrado que dosis controladas de esta sustancia, acompañadas de una terapia y seguimientos adecuados por parte de expertos, puede reducir los síntomas de la depresión resistente a tratamiento en tan solo 24 horas. 

En ocasiones, una sola dosis puede ser suficiente para reducir los síntomas de este tipo de depresión por un periodo de tres semanas. 

Además, los efectos adversos, que incluyen dolor de cabeza, náusea, mareos y psicosis, suelen durar solamente el tiempo que hace efecto la psilocibina, que ronda las tres horas, y pueden ser controlados por el terapeuta con contención verbal.

Por si fuera poco, en estudios clínicos y preclínicos, las sustancias psicoactivas no han levantado alertas de crear adicción. 

Me parece muy injusto el trato que se le ha dado a este tipo de compuestos, no estoy de acuerdo con que se les haya estigmatizado tanto y clasificado con sustancias como la cocaína y heroína”, expresa Escamilla.

El riesgo de las ”ceremonias espirituales”

Aunque los estudios disponibles son esperanzadores, hasta ahora han sido realizados en grupos pequeños de pacientes, en poblaciones principalmente caucásicas, por lo que es necesario expandir la investigación para tener suficiente evidencia de su eficacia y seguridad para todos.

Actualmente, como estas sustancias están prohibidas en muchos países, las personas interesadas en consumirlas suelen encontrarlas en ceremonias con guías espirituales o en fiestas que las distribuyen de forma no regulada.

Esto, advierten los investigadores, pone en riesgo a las personas, pues sus efectos pueden ser muy fuertes y generar experiencias traumáticas en quienes las consumen. En el mejor de los casos, estas quedarán como una buena experiencia, pero no pasarán de ahí.

En el peor escenario, las consecuencias pueden ser severas. “Tuve una paciente que fue a una ceremonia de ayahuasca y tuvo un brote psicótico que tratamos y tardó un año en desaparecer”, comparte Ramos.

Los investigadores explican que los protocolos de investigación que proponen su uso terapéutico son planeados cuidadosamente, donde un grupo de expertos evalúa si una persona es candidata a estos tratamientos, descartando riesgos como las tendencias a esquizofrenia, psicosis, estados disociativos, o riesgos asociados a problemas cardiovasculares.

La administración se da en un entorno controlado, donde un especialista guía al paciente antes, durante y después de su consumo para ayudarle a procesar la experiencia y darle un significado. Escamilla advierte que, durante estas sesiones, pueden darse momentos que resultan desagradables.

Para administrar la psilocibina, los investigadores recurren a farmacéuticas que ya han extraído y purificado la sustancia, y pueden dar indicación de cuántos miligramos de psilocibina son seguros y eficientes para un paciente, dependiendo de su peso.

Para Ramos, utilizar a los psicodélicos como terapia contra trastornos mentales es equiparable a una cirugía: debe hacerse un balance entre los riesgos y beneficios. “Con una cirugía del apéndice, por ejemplo, hay riesgos, pero −a veces− vale la pena el riesgo, porque el beneficio es mayor”.

El primer protocolo de investigación con psicodélicos en México

En México, este tipo de compuestos han formado parte de la medicina tradicional de pueblos indígenas originarios desde tiempos remotos. Con personajes como María Sabina, la medicina psicodélica cobró fuerza en los años 60, pero con las restricciones de sustancias psicoactivas se vio apagada en la década de los 70.

A pesar de que el país cuenta con una gran biodiversidad de hongos psilocibios y con conocimiento ancestral, sus propiedades terapéuticas han sido poco estudiadas en un contexto científico y, hasta la fecha, no existe ningún tratamiento aprobado que los incluya.

“México tiene el potencial de colocarse como un líder en medicina psicodélica”, expresa Escamilla. 

Con esto en mente, el investigador y su grupo del Instituto Nacional de Psiquiatría diseñaron un protocolo de investigación para probar la eficacia y seguridad del hongo Psilocybe cubensis, como una alternativa para tratar el desorden de depresión mayor. 

En agosto de 2023, se convirtió en el primer protocolo de medicina psicodélica publicado en México. El investigador enfatiza que −aunque es un gran logro− aún les esperan trámites y autorizaciones por parte de las autoridades reguladoras del país, además de que necesitan conseguir suficiente financiamiento para llevar a cabo su estudio.

Él y su grupo están esperanzados de que este es el primer paso para abrirle la puerta a la medicina psicodélica en el país. “Esperamos que vengan muchas más propuestas y que a la par se pueda modificar la Ley General de Salud para descriminalizar, desestigmatizar y legalizar los hongos psilocibios como alternativas terapéuticas”, dice.

Para él, es claro que las personas ya las están usando y lo seguirán haciendo. “Lo mejor es aceptarlo y desarrollar la evidencia suficiente para que puedan hacerlo de forma segura”, concluye Escamilla.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber