El riesgo de contraer VIH podría aumentar dependiendo de la composición del microbioma vaginal −el grupo de microorganismos que habitan el tracto genital femenino− de las mujeres. Una especie en específico, Lactobacillus crispatus, parece tener un efecto protector cuando está presente de forma abundante.
Aunque solemos asociar la palabra microbioma con el del sistema digestivo, existe cada vez más evidencia de que el vaginal podría jugar un papel crucial en distintas enfermedades que afectan a la mitad de la población humana.
“En Sudáfrica hemos estudiado cómo este microbioma impacta el riesgo de adquisición de VIH, así como su relación con el parto prematuro, la fertilidad y el cáncer cervical”, dice Douglas Kwon, médico especialista en enfermedades infecciosas del Massachusetts General Hospital (Mass General) e investigador del Ragon Institute, en entrevista con TecScience.
Por más de una década, un grupo de investigadores liderados por Kwon ha enfocado sus esfuerzos en entender la biología básica del microbioma vaginal para conocer su relación con distintos padecimientos y eventualmente proponer intervenciones y tratamientos que mejoren la calidad de vida de las mujeres.
Para hacerlo, hace 12 años establecieron un estudio llamado FRESH, cuyo nombre representa las siglas de Females Rising through Education, Support and Health (Mujeres en ascenso a través de la educación, el apoyo y la salud), en Durban, Sudáfrica.
De acuerdo con el experto, este lugar es el epicentro del VIH, donde el 60% de las mujeres entre 20 y 30 años han sido infectadas con este virus, debido a factores sociales y económicos.
“Nuestro objetivo es comprender cuáles son los factores que afectan el riesgo de una mujer de adquirir VIH y si podemos utilizar esa información para crear mejores métodos de prevención”, cuenta Kwon.
FRESH, un programa para entender y empoderar a las mujeres sudafricanas
FRESH no es solo un estudio científico en donde se toman muestras del microbioma vaginal de mujeres de distintas edades, sino un programa donde también les enseñan sobre prevención del VIH, salud, ciencia y herramientas laborales.
“Las mujeres vienen dos veces a la semana por 10 meses y aprenden muchas cosas, como usar una computadora o escribir su currículum”, dice Kwon. “Estamos muy orgullosos del hecho de que 85% de las graduadas logran terminar la preparatoria, consiguen un trabajo o una pasantía”.
Entre los hallazgos de sus estudios está el hecho de que en Sudáfrica solo entre el 25 y el 30% de las mujeres tienen un microbioma vaginal donde predomine Lactobacillus crispatus, mientras que el otro 70% tienen un microbioma dominado por una mezcla de bacterias anaeróbicas.
“Estas bacterias son muy similares a las comunidades que encontramos en la vaginosis bacteriana, una infección común en las mujeres alrededor del mundo”, explica el investigador.
En general, los investigadores y otros grupos científicos han encontrado que la presencia de Lactobacillus crispatus, es un indicador de un microbioma vaginal saludable. En Estados Unidos y Europa, el 90% de las mujeres blancas tienen un microbioma donde predomina esta especie.
“Estudios realizados por otros grupos en Asia y América Latina, han encontrado que son alrededor del 50% de las mujeres las que cuentan con este tipo de microbioma”, dice Kwon.
En Sudáfrica, las mujeres que tienen un microbioma donde abundan las bacterias anaeróbicas tienen un riesgo cuatro veces mayor de adquirir VIH que las que tienen uno dominado por Lactobacillus crispatus, incluso haciendo controles para descartar la influencia de comportamientos sexuales de riesgo u otros factores asociados con su contagio.
La relación del microbioma vaginal y el sistema inmunológico
De acuerdo con Kwon, parte de la explicación detrás de la asociación entre el microbioma vaginal y el riesgo de adquirir VIH, está en la relación del primero con el sistema inmunológico de las mujeres.
La presencia de bacterias anaeróbicas aumenta la cantidad de citocinas −células del sistema inmunológico que incrementan ante una infección− y de linfocitos CD4, un tipo de glóbulo blanco, en el tracto vaginal, lo cual lleva a un estado de inflamación generalizada.
La inflamación por sí misma podría facilitar la entrada del VIH a las células, pero también está el hecho de que los linfocitos CD4 son las células principales a las que ataca el virus del VIH.
El contar con un microbioma en donde predominan las bacterias anaeróbicas aumenta la presencia de estas células y, a su vez, el riesgo de infectarse.
“Es como si tienes una chispa y mucho pasto seco, es mucho más probable que se convierta en un incendio”, dice Kwon.
Entre algunos de sus siguientes objetivos, está entender a profundidad cuáles son los mecanismos celulares, moleculares y las vías de señalización que subyacen a este fenómeno.
También, buscan llevar los estudios a otras partes del mundo para entender porqué el microbioma vaginal varía tanto entre distintas regiones geográficas, así como seguir estudiando la relación del microbioma vaginal con el parto prematuro y el cáncer cervical.
Probióticos vaginales del futuro
En una línea de investigación paralela, el grupo ha probado el uso de probióticos vaginales para ver si esto puede aumentar la presencia de Lactobacillus crispatus en las mujeres que no cuentan con ella o tienen muy poco.
En un primer ensayo, usaron un probiótico intravaginal compuesto de una sola cepa de esta especie bacteriana. Lo que encontraron fue que esto sí aumentaba la población, pero solo por un tiempo corto.
Ahora, planean utilizar un probiótico compuesto de diversas cepas de L. crispatus que provengan de mujeres estadounidenses y mujeres sudafricanas.
“Las cepas fueron seleccionadas de forma cuidadosa, basándonos en información genómica específica”, dice Kwon.
También, planean probar si un trasplante de las secreciones vaginales de una mujer clínicamente saludable, pueden mejorar la salud del tracto reproductivo de mujeres afectadas de forma sostenida.
De acuerdo con el investigador, en el mundo del microbioma intestinal, los probióticos han mostrado resultados positivos, pero casi siempre funcionan solamente mientras se están tomando. Un efecto sostenido se ha demostrado en transplantes fecales.
“Estamos intentando ver si un concepto similar podría ser cierto para el microbioma vaginal”, cuenta el médico e investigador.
Los resultados de ambos estudios estarán listos en los próximos años.
Necesitamos una mejor atención de la salud de las mujeres
Para Kwon, la relevancia de estudiar el microbioma vaginal de las mujeres en Sudáfrica no solo es importante para disminuir su riesgo de contraer VIH y otras enfermedades, sino que sienta las bases para mejorar la atención de la salud de las mujeres alrededor del mundo.
“Creo que, en general, se ha prestado menos atención a la salud de la mujer y el campo del microbioma vaginal está por detrás del campo del microbioma intestinal”, dice Kwon. “Pero tenemos evidencia muy clara de que tiene un impacto directo en una serie de resultados de salud realmente importantes para ellas”.
De acuerdo con él, un ejemplo claro de cómo la salud de las mujeres no ha sido una prioridad es el tratamiento de la vaginosis vaginal. “Después del tratamiento estándar con antibióticos, más del 60% tienen una recaída a los seis meses, lo cuál es terrible, pero no ha habido innovación en esa área en más de 40 años”, dice.
A futuro, a medida que profundizan en su conocimiento sobre el microbioma vaginal y su relación con la salud femenina, el investigador espera que su grupo pueda proponer nuevas y mejores herramientas para prevenir distintas enfermedades que nos afectan.
“Esto es especialmente importante para los países con ingresos bajos y medios”, expresa Kwon.
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