La microbiota intestinal –el grupo de bacterias, hongos y virus que habitan nuestro tracto gastrointestinal– podría explicar por qué algunas personas tienden al sobrepeso y la obesidad.
“La combinación de microorganismos que la conforman llevan a cabo procesos que pueden cambiar la forma en que se obtiene la energía de una persona a otra”, dice Marisela González, investigadora del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), en entrevista con TecScience.
Dependiendo de dónde se encuentren –la piel, los oídos, la boca–, los organismos que forman la microbiota llevan a cabo procesos indispensables para su funcionamiento. En el caso de los que habitan nuestros intestinos, realizan actividades metabólicas que no podemos hacer por nosotros mismos.
“Algunos ejemplos incluyen la síntesis de precursores de proteínas o de ácidos grasos de cadena corta y la degradación de la lactosa”, explica González.
En tiempos recientes, la asociación entre la microbiota y distintos aspectos de la salud humana ha sido cada vez más estudiada, sin embargo, la mayoría de las investigaciones se han enfocado en las bacterias y no tanto en los elementos fúngicos como levaduas y hongos.
A pesar de esto, existe evidencia de que estos elementos están involucrados en otros procesos como nuestros patrones de alimentación, generando una necesidad por consumir alimentos altos en azúcares, por ejemplo.
Para profundizar el conocimiento al respecto, un grupo de investigadores del CIATEJ, la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (EMCS) y la Escuela de Ingeniería y Ciencias (EIC) del Tec de Monterrey analizaron la relación entre las levaduras y los hongos de la microbiota intestinal y la obesidad.
“Esto podría ser útil para que el personal de salud, como nutriólogos o gastroenterólogos, involucre a la microbiota en el tratamiento de distintos padecimientos metabólicos”, dice Ricardo García, investigador postdoctoral de la EMCS, Campus Guadalajara, que también participó en el estudio.
Cómo estudiar los hongos de la microbiota
El sobrepeso y la obesidad, son de los problemas más grandes de salud pública en América Latina y México, con este último presentando una prevalencia del 75.2% en la población adulta.
Hoy se sabe que la obesidad es compleja y multifactorial, por lo que empezar a reducir su incidencia requerirá de esfuerzos desde muchos frentes.
“No es tan simple como que las personas exceden su consumo energético, hay una relación directa entre el tipo de microbiota intestinal y la ganancia de peso”, cuenta González.
Para estudiar esta asociación, los investigadores analizaron la microbiota de hombres y mujeres mexicanos, dividiéndolos en tres grupos: sin sobrepeso u obesidad, con sobrepeso y con obesidad.
A cada uno le realizaron un análisis antropométrico para conocer su composición corporal, que incluye la cantidad de grasa y músculo, un análisis bioquímico de sangre y un análisis dietético que consistió en cuestionarios estandarizados para entender sus patrones de alimentación.
Posteriormente, les solicitaron una muestra fecal y la enviaron a secuenciar al laboratorio. “Ahí se extrae el ADN para saber qué microorganismos están presentes en el intestino de cada persona”, explica García.
A través de análisis bioinformáticos, conjuntaron toda la información obtenida y comenzaron a armar perfiles de microbiota, asociados con el aumento del índice de masa corporal (IMC), un parámetro comúmmente utilizado para detectar sobrepeso u obesidad.
Los perfiles distintivos de microbiota de personas con sobrepeso y obesidad
“Lo que encontramos es que las personas con normopeso tienen un patrón A de microorganismos, las que tienen obesidad un patrón B y las que tienen sobrepeso una mezcla”, dice González.
Algunos de sus hallazgos incluyen una alta prevalencia de tres especies de hongos que pueden ser patógenos –Candida albicans, Candida kefyr y Rhodoturula mucilaginosa– en la microbiota intestinal de personas con obesidad.
Por ahora, aunque su estudio fue realizado en un grupo pequeño, pueden afirmar que existen diferencias claras entre las especies de microorganismos que habitan el intestino de los distintos perfiles corporales.
“El hecho de que los que tienen sobrepeso tienen una mezcla entre A y B demuestra muy claramente que la ganancia de peso es un proceso continuo”, expresa González.
Esto significa que, con intervenciones en la microbiota, una persona con obesidad podría perder peso. En otro estudio que realizaron con hermanos consanguíneos en donde uno tenía obesidad y el otro no, se equilibró la microbiota intestinal en el que sí la tenía y observaron una pérdida de peso, sin modificar hábitos de alimentos.
Para hacer estas intervenciones, primero se tiene que obtener el perfil del individuo al que se va a tratar y utilizar antibióticos o antimicoticos dirigidos a aquellos microorganismos que se quieren eliminar y disminuir, mientras que se usan probióticos, prebióticos y nutracéuticos para aumentar la población de las especies positivas.
“También puedes dar un tratamiento de probióticos y prebióticos que tengan una actividad antimicótica o antibacteriana”, dice García. Recientemente, los investigadores encontraron que utilizando probióticos que vienen de lactobacilos y el agave se inhibe el crecimiento de Candida albicans.
El futuro del estudio de la microbiota
Cuando escuchamos sobre la microbiota intestinal y su estrecha relación con la ganancia de peso, es natural preguntarse si son estos microorganismos los culpables de la tendencia de algunas personas a la obesidad, o al revés, el subir de peso es lo que modifica la microbiota.
“Todavía no sabemos qué es primero, pero lo que sí sabemos es que estos hongos, bacterias y virus ocasionan que las personas tengamos procesos de digestión muy diferentes”, dice González.
Aunque no existe una microbiota normal, pues “va a depender de la nacionalidad, alimentación y otras cosas”, sí se pueden identificar especies de microorganismos que podrían ocasionar algún problema.
Las intervenciones a nivel de microbiota de nuestro sistema digestivo no solo pueden ayudar con la obesidad, si no con problemas metabólicos, como la diabetes, o enfermedades gastrointestinales, como el síndrome de cólon irritable.
Actualmente, existen algunos laboratorios en México que pueden hacer la secuenciación del ADN de la muestra fecal para conocer la microbiota intestinal de un paciente, sin embargo, la mayoría de las veces debe estar encargado por un médico o nutriólogo que busque incluirla en un tratamiento.
“La intervención puede ser tan sencilla como eliminar una sola bacteria, o hacer un reset casi desde cero”, dice González. “Desafortunadamente, en el sistema de salud del país todavía no es tan común”.
Para los investigadores, el que exista una tendencia de empezar a estudiar más la microbiota y su relación con distintas enfermedades, padecimientos o condiciones es algo emocionante, pues aún hay mucho por entender.
“Varias cosas se van a descubrir sobre la importancia de la microbiota intestinal”, expresa García.
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