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¿Tomar terapia en línea es tan efectiva como la presencial? Esto es lo que sabemos

Durante la pandemia por Covid-19 aumentaron las tasas de trastornos mentales a nivel global y sin muchas opciones, hoy sabemos qué tanto funcionó la telemedicina.
hombre joven tomando una videoconferencia en su sala
Las ventajas de la terapia en línea son variadas y benefician a distintos grupos, como adultos mayores y a algunas personas con discapacidad. Además, para muchos, ofrece mayor privacidad y un acercamiento menos intimidante. (Foto: Getty Images)

Andrea de 26 años notó que los largos periodos en los que se quedaba “sola” al no hablar ni ver a nadie le comenzaron a pesar. Solo por la noche, cuando su novio regresaba, tenía compañía, debido al confinamiento mandatorio por la pandemia de Covid-19 en 2021. Dedicada a la publicidad, trabajaba desde casa y, aunque tomaba semanalmente terapia en línea y consultaba a un psiquiatra, sentía que pasaba por una crisis depresiva.

“Yo lloraba mucho en esos momentos, sobre pensaba todo y creí que la única salida era dormir todo el día o el suicidio. Entonces dije: ‘mejor hablo con alguien’”. Andrea ya había tenido un intento de suicidio en el pasado, pero en ese momento era consciente de que no quería que la situación la rebasara. Recurrió primero a personas cercanas, como amigos y familia, pero no respondieron. De inmediato buscó en Google: “apoyo psicológico gratis Ciudad de México” y encontró la línea de la vida.

Aunque en general ya contaba con apoyo profesional desde algún tiempo antes, la contención telefónica de emergencia le ayudó. Durante 45 minutos platicó con una mujer al otro lado de la llamada sobre otros temas no relacionados con su sentir de soledad de ese momento, recuerda Andrea, y funcionó.

En América Latina las tasas de trastornos mentales aumentaron desproporcionadamente, entre un 20% y un 40%, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS) en 2020 al hablar sobre el impacto de la pandemia en términos de salud mental.

La pandemia también agravó el problema de los trastornos depresivos, la afección psiquiátrica más frecuente, una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y uno de los principales contribuyentes a la carga mundial de morbilidad, según una investigación sobre los desórdenes de depresión y ansiedad en 204 países en 2020, debido a la pandemia.

La Clasificación Internacional de Enfermedades define al Trastorno Depresivo Mayor (TDM) como una condición compleja de salud mental caracterizada por un estado de ánimo bajo y persistente, pérdida de interés o placer en las actividades, energía reducida, cambios en el apetito o el peso, patrones de sueño alterados, dificultad para concentrarse, sentimientos de inutilidad o culpa, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.

Salud mental y la virtualidad

Para abril de 2021, es decir, un año y un mes después del inicio del confinamiento por la pandemia Covid-19 en la mayoría de los países occidentales, más del 60% de las personas en América Latina vieron interrumpidos sus servicios de salud mental.

En Uruguay, se redujeron en un 63% las consultas presenciales psicológicas y psiquiátricas, pero la asistencia telefónica aumentó hasta 2 mil consultas mensuales a cargo de 200 psicólogos. En 2020, Argentina ofreció más de 131,000 servicios de telemedicina, de acuerdo con la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La relación entre el uso de tecnologías de comunicación y la atención médica data desde antes del siglo XIX. Para 1905, cuando se registró la primera transmisión de sonidos cardíacos grabados y que marcaba el inicio de la telemedicina, el teléfono ya estaba bien integrado en la práctica.

La telemedicina consiste en la atención de salud a través de plataformas virtuales, donde el profesional de la salud atiende al paciente de manera remota. Esta práctica tiene ya varias décadas, pero durante la pandemia aumentó significativamente, comenta en entrevista con TecScience, Carlos Arnaud Gil, médico psiquiatra, profesor de postgrado de Psiquiatría del Tec de Monterrey y director del programa de Alta Especialidad en Psiquiatría de Enlace.

Telemedicina, desde antes que existieran las computadoras

Aunque todavía persiste un gran estigma en torno a la telemedicina para la salud mental, debido a la desconfianza o la falta de conocimiento, cada vez hay más evidencia de que la atención virtual en temas de salud mental tiene el mismo impacto que las sesiones presenciales.

En la década de 1990, las videoconferencias y la transmisión de imágenes lograron conectar a personas a distancia con imagen y sonido, cumpliendo un antiguo sueño tecnológico. Esto ya había sido imaginado en 1879, cuando el artista George Du Maurier ilustró en el Almanaque Punch un «telefonscopio», mostrando a unos padres viendo a sus hijos lejanos proyectados en su sala mientras sostenían un teléfono.

En 1879, The Lancet publicó una carta de un lector sobre un médico que corrigió un diagnóstico por teléfono. Una mujer lo llamó para confirmar si su nieto tenía laringotraqueitis aguda, conocida como «croup». El doctor le pidió que acercara al niño al teléfono para escuchar su tos y, tras oírlo, descartó la gravedad del caso, recomendando reposo sin salir de su casa. «Pasada la ansiedad, el trío involucrado se tranquiliza y permanece feliz por la noche», concluye la misiva.

A sus 30 años, Andrea, ya dada de alta de los servicios de psicología y psiquiatría virtuales, reconoce que si no hubiera recibido respuesta en la Línea de la Vida durante la pandemia, no sabe qué habría sucedido. Aunque ella recibía terapia desde los 12 años, fue justo antes de la pandemia cuando inició un tratamiento más intensivo con psicoterapia y psiquiatría de manera virtual. Ella ya estaba bastante familiarizada con ese formato digital gracias a que contaba con esa misma modalidad de trabajo.

“Algo que que siempre me ha mantenido, me ha sostenido mucho también, es que tiendo a formar muchas redes de apoyo. Desde mi familia que me apoyó durante ese proceso, también con mis amigas y en mis entornos laborales, siento que esa red me ayudó mucho”, cuenta en entrevista.

Un gran número de pruebas acumuladas indican que las evaluaciones telepsiquiátricas basadas en videoconferencias son fiables, y que los resultados clínicos de las intervenciones telepsiquiátricas son comparables a los del tratamiento convencional entre diversas poblaciones de pacientes, edades y grupos de diagnóstico, indica un estudio sobre la telepsiquiatría desde 2015.

Por ejemplo, para hacer frente al aumento de la demanda de servicios de salud mental durante la pandemia, el municipio español Salamanca, puso en marcha el programa gratuito de Apoyo a la Salud Mental por la Infección por Coronavirus, denominado PASMICOR. Este programa, que rompió barreras económicas para las comunidades vulnerables, también redujo considerablemente la carga de los servicios de salud mental al atender a pacientes que ya no requirieron ser referidos a consultas presenciales.

“En nuestro caso, las intervenciones de telemedicina podrían explicar por qué no registramos suicidios consumados ni tasas bajas de pensamientos o ideación suicida entre los participantes en el programa”, explica la investigación que rastreó los resultados del programa.

Tomar terapia en línea: ¿cómo empezar?

Para los profesionales de salud, la telemedicina también tiene ventajas, al considerar que se garantiza el apego al tratamiento de los pacientes y que, pese a la distancia, se mantiene ese vínculo terapéutico aún mediante videoconferencias, como por llamadas telefónicas. “Es interesante poder ver y conocer el lugar donde vive el paciente; esa parte más personal nos ayuda a comprender mejor su contexto”, dice Arnaud, quien trabaja en el Hospital Zambrano Hellion.

Sin embargo, Carlos sigue un formato híbrido con el 30% de sus pacientes, alternando entre consultas presenciales y en línea, al preferir dar por lo menos una sesión presencial y el resto a distancia.

“Cualquier persona que sepa manejar una computadora o un celular puede tomar terapia en línea. Tengo pacientes desde los 15 años de edad hasta más de 80 que se conectan desde su casa”, comenta el especialista en psiquiatría.

De igual forma, al momento de elegir esta modalidad como paciente, Arnaud recomienda tomar en consideración siempre solicitar las credenciales y cédulas de los profesionales al momento de elegir a alguno.

Las ventajas de la terapia en línea son variadas y benefician a distintos grupos, como adultos mayores y a algunas personas con discapacidad. Además, para muchos, ofrece mayor privacidad, un acercamiento menos intimidante con una sesión terapéutica, mayor comodidad y ahorro de tiempo en traslados. No obstante, aún quedan retos por resolver.

En cuanto a la atención médica virtual para la salud mental, varios estudios indican que persisten desafíos, como garantizar la conectividad en todo el país, asegurar la privacidad de las sesiones en el entorno del paciente y que este tenga la libertad de expresarse, menciona Arnaud. Aunque cada vez es menos común, sigue siendo un obstáculo la prescripción de medicamentos, ya que algunos fármacos aún requieren receta médica, pero son brechas que cada vez más se van cerrando.


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Picture of Estefania Camacho