Aunque pueden pasar desapercibidas, las vitaminas son esenciales para que el cuerpo funcione bien. Hoy, nuestro estilo de vida y dieta las dejan fuera, y eso puede tener consecuencias.
Un estudio realizado en ratas, a quienes se les alimentó con una “dieta de cafetería” —es decir alta en grasas, azúcares y calorías, similar a la comida chatarra humana— observó que la suplementación de un multivitamínico comercial tuvo un efecto que disminuyó las citocinas proinflamatorias a nivel sérico (moléculas que provocan inflamación y que circulan en el torrente sanguíneo), comentó José Antonio Palma Jacinto, uno de los autores del estudio Putative mechanism of a multivitamin treatment against insulin resistance.
Distintos estudios habían demostrado que algunas vitaminas —como la B2, B3, B5, B6, B7, B12, C, D y E— pueden ayudar a reducir la resistencia a la insulina, un trastorno que impide que el cuerpo use la insulina de manera eficiente y que está relacionado con enfermedades como la diabetes tipo 2. Sin embargo, hasta ahora se desconocía el mecanismo por el cual estas actuaban.
A partir de modelos in vitro e in vivo (los primeros se hacen en laboratorio usando células o tejidos en frascos y los in vivo, se realizan en organismos vivos como animales), el estudio identificó dos factores clave: el estrés oxidativo y la lipoinflamación.
Ambos procesos, que ocurren de forma simultánea, pueden contribuir al desarrollo de resistencia a la insulina durante la obesidad y, más adelante, a enfermedades como la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico o la esteatosis hepática asociada a disfunción metabólica.
“Se identifican que estos (el estrés oxidativo y la lipoinflamación) podrían ser blancos terapéuticos para tratar la obesidad, sus complicaciones o bien generar tratamientos preventivos”, señaló Palma Jacinto en una breve charla incluida en las Flash Tec Talks que se realizaron durante el Congreso Internacional de Investigación sobre Obesidad 2025.
¿Cómo interactúan estas vitaminas pensando en un tratamiento preventivo?
La investigación multidisciplinaria muestra que ciertas vitaminas podrían actuar a distintos niveles moleculares para disminuir la resistencia a la insulina, guiadas principalmente por la regulación de las vías relacionadas con el estrés oxidativo. Se valoró el efecto de 11 vitaminas sobre mecanismos clave vinculados con la inflamación y la actividad antioxidante.
“Se han reportado únicamente en una administración individual, en la cual se han observado que disminuyen parcialmente el estado inflamatorio y obviamente las vitaminas que tienen actividad antioxidante”.
El estudio identificó mediante simulación por computadora cómo interactúan estas vitaminas con proteínas específicas, lo cual podría ayudar a explicar el mecanismo observado en la literatura científica.
Palma Jacinto explicó que esta investigación busca entender cómo interactúan ciertas vitaminas que podrían usarse como tratamiento preventivo contra las enfermedades asociadas a la obesidad. Estas vitaminas se están evaluando tanto en experimentos de laboratorio como en organismos vivos.
Recalcó lo importante que sería para poder llevarlo a un estudio in vivo ya preclínico tener claro cuáles podrían ser los sitios diana por los cuales actúa esta vitamina.
“En alguno de los blancos, donde identificamos que en el mecanismo por el cual a través del ambiente obesogénico, digámoslo a grosso modo, está favoreciendo el estado inflamatorio, conocer esta cascada tendrían que actuar estas vitaminas en alguno de estos niveles a través de inhibición”, contempló el investigador sobre estudiar a nivel in silico cuál sería la afinidad de estas vitaminas en los mecanismos mencionados.
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