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Alex Elías, el ingeniero que soñaba con las estrellas, busca construir un mundo más sostenible

El ganador del Premio Rómulo Garza 2022 comparte su labor para desarrollar materiales más eficientes.
El doctor Alex Elias fotografiado recargado en una pared
A lo largo de sus 35 años de carrera, Alex Elías ha ha impulsado e inspirado a innumerables alumnos. (Foto: Udell Jiménez / TecScience)

Cuando era niño, estuvo cerca de repetir año ya que las matemáticas no se le daban; sin embargo, al crecer, encontró en ellas una belleza que lo llevó a dedicar su vida a convertir la ciencia en algo tangible, real y, sobre todo, útil para el mundo.

Hoy, el líder de la unidad de Desarrollo Acelerado de Materiales del Institute of Advanced Materials for the Sustainable Manufacturing de Monterrey y su equipo buscan métodos nuevos y sostenibles de crear productos, desde componentes ligeros para aviones y automóviles, hasta fibras para tratamientos médicos y resinas capaces de convertir materiales de un solo uso en reciclables.

Su destacada trayectoria de más de 35 años, en la que ha publicado más de 100 artículos científicos, patentado nueve proyectos e inspirado a innumerables alumnos, lo han hecho merecedor del Premio Rómulo Garza 2022, el reconocimiento más importante que otorga el Tec de Monterrey a un investigador. 

Originario de Pachuca, Hidalgo, fan de los pastes, octavo hijo de una familia de nueve hermanos y soñador apasionado de la astronomía, Alex Elías Zúñiga nos recibe en el Parque de Investigación e Innovación Tecnológica PIIT de Apodaca, Nuevo León.

En los cuatro pisos del edificio del Tec los laboratorios se separan por paredes de cristal. Alex nota nuestra curiosidad y antes de comenzar la entrevista, nos hace un recorrido por los distintos espacios de trabajo. 

Cuando nos acercamos a un grupo, saluda a sus colaboradores y alumnos por su nombre, les da un apretón de mano y los anima a que ellos expliquen sus proyectos y nos cuenten sobre sus logros. Impresión de componentes metálicos mediante arena, fibras para ayudar a pacientes con hernias y hasta el armazón de metal de un avión ubicado en el centro del edificio.

Al volver a su oficina, nos tienen preparados algunos snacks para que nos sintamos más cómodos. Él se sienta relajado, sonriente, muy dispuesto a contarnos sobre su vida, su carrera y su deseo de aprovechar la oportunidad de construir un futuro más sostenible. 

El trabajo de Alex Elías es un puente entre la investigación, la academia y la industria (Foto: Udell Jiménez / TecScience)

¿Cómo eras de niño? ¿Desde siempre te gustó la escuela?

Cuando iba en segundo de primaria, a la edad de siete u ocho años, la maestra mandó llamar a mis papás para decirles que iba a tener que repetir año porque no entendía las matemáticas. 

Algo pasó en mi mente cuando vi la cara de mis papás… No tanto de enojo, sino de preocupación. Aunque la situación sembró en mí cierta inseguridad hacia las matemáticas, lo pude ir superando y algo extraordinario debió haber pasado porque hubo un momento en que les empecé a entender mejor y las pude dominar. Sigo sin entenderlas del todo, pero me gustan mucho (comenta entre risas).

Transmitir la cultura de la sustentabilidad

¿Qué es lo que más disfrutas de tu labor en el Instituto de Materiales Avanzados?

Para mí, la investigación es un motivo de vida extraordinario. Disfruto mucho trabajar con las ciencias exactas porque he descubierto que, a partir de ellas, podemos encontrar respuesta a todos los problemas que aquejan a la humanidad.

No podría decirte qué me gusta más la parte biomédica o el desarrollo de materiales; más importante es lo que logramos con ellas, asegurarnos de que, efectivamente, podemos dejar un valor agregado a la sociedad.

Actualmente la unidad que lidera Alex Elías colabora en sectores industriales como el automotriz, aeronáutico y hasta de salud, desarrollando nuevos materiales que se obtienen con mejores procesos y que además son más ligeros, más eficientes y menos contaminantes.

Recientemente, uno de sus proyectos fue seleccionado como parte de una colaboración entre el Tec de Monterrey y el Southwest Research Institute (SwRI), uno de los centros de investigación más grandes en Estados Unidos. Se trata de la creación de una resina epóxica para la fabricación de materiales de fibra de carbono y fibra de vidrio, mediante un proceso más eficiente capaz de hacer que el material sea reutilizado.

¿Qué impacto buscan tener desde el Instituto de Materiales Avanzados?

Uno de los aspectos más retadores de este trabajo es transmitir la cultura de la sustentabilidad; mostrar que es fundamental, casi como una extensión del ser humano.

Tratamos de introducir esta cultura en las empresas con las que colaboramos, ofreciendo soluciones a las necesidades de la industria y, también, generando oportunidades de emprendimiento de base tecnológica. Queremos participar en la creación de las compañías que México va a necesitar para contribuir a la cadena de valor.

¿Qué aplicaciones tiene el trabajo que realizan en el Instituto?

Tenemos la habilidad para concebir, fabricar y manufacturar. Así que podemos trabajar con cualquiera que necesite un producto. El primer paso es acercarnos y preguntar qué necesitan.

Hemos hecho proyectos con la industria del vidrio, con Vitro; tenemos proyectos interesantes con Gupo Safrán, que pertenece al sector aeronáutico; con Siemens, para el desarrollo de una nueva generación de elementos eléctricos que se usan en los interruptores de las casas. 

También nos hemos involucrado en el sector médico, ya que tenemos una colaboración constante con la Escuela de Medicina y Ciencias del Tec de Monterrey donde buscamos traducir sus necesidades en dispositivos médicos que ofrezcan respuestas y soluciones.

Asimismo, damos cursos de actualización de materiales y procesos de selección, desarrollamos nuevas metodologías de evaluación de resistencia de componentes aeronáuticos, etcétera. 

En resumen, la labor del Instituto es unir esfuerzos entre investigación, industria e incluso políticas públicas para crear materiales y procesos más sostenibles.

Estar aquí, en el presente

¿Qué significa para ti recibir un premio como el Rómulo Garza?

Este reconocimiento no es solo mío, es de toda la gente con la que trabajo. Pero, en lo personal, me motiva que se reconozca nuestra contribución a la sociedad. El ingeniero Rómulo fue un visionario que siempre creyó en la importancia de la investigación. 

Si pienso en mis papás, creo que estarían muy contentos; siempre me impulsaron y se sentirían satisfechos de constatar que he respondido con resultados a su esfuerzo, recursos y dedicación.

¿Qué querías ser cuando eras niño?

Astrónomo. Me pasaba horas mirando el cielo, me gustaba ver lo que pasaba con las estrellas. No estudié Astronomía porque en Pachuca no había esa carrera y las condiciones familiares no permitían que me mudara a la Ciudad de México. Sin embargo, esa pasión sigue ahí y terminé haciendo desarrollos de materiales que se utilizan en la astronomía. 

Soy ingeniero mecánico, o como le dicen “un ingeniero de fierros”, pero para construir una nave que salga al espacio o un telescopio para ver las estrellas, se requiere de ingeniería. De alguna manera sigo ligado a la astronomía.

¿Cuál es tu principal motivación?

Para mí, es extraordinario estar aquí, en el presente. Tuvieron que pasar muchas cosas para esto, así que no puedo dejar pasar la oportunidad. 

En el Tec hay muchas personas que me motivan porque tienen una visión de larguísimo alcance y les emociona hacer cosas trascendentes. 

También me inspira mi familia, el apoyo de mi esposa y mis hijos y el recuerdo de mis papás que me guiaron por un buen camino. 

Siento la responsabilidad de dejar un legado para los que vienen, y no se trata de que mi nombre esté grabado en algún lado, sino de poner un granito de arena, de aprovechar lo que la naturaleza me dio en cuanto a capacidad de conocimiento y raciocinio para dejar un mundo más humano.

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Autor

Asael Villanueva