Usar Inteligencia Artificial en la educación puede parecer amenazante, sobre todo, si los profesores que no están familiarizados con ella. Sin embargo, esta puede tener múltiples beneficios a la hora de enseñar.
“El objetivo de estas tecnologías nunca es reemplazar al maestro, sino empoderarlo”, dijo Ryan Baker, investigador de la Universidad de Pensilvania, quien platicó con TecScience, después de su conferencia magistral Inteligencia Artificial Generativa y Educación: Lo nuevo y lo que podemos hacer, que se llevó a cabo en el segundo día de IFE Conference 2024.
Baker estudia cómo se pueden usar modelos de IA generativa para mejorar el aprendizaje de los estudiantes en cursos en línea. Uno de sus mayores intereses es detectar patrones de conexión y desconexión de los alumnos con lo que están aprendiendo para optimizar las clases.
Además, busca ampliar el espectro de las materias que pueden beneficiarse de la IA, ya que −tradicionalmente− ha sido utilizada solo en asignaturas como cálculo, física o matemáticas. Ahora la han probado en clases de biología y arte.
La diferencia esencial entre la IA generativa y la tradicional es que los sistemas tradicionales se usan, principalmente, para analizar información y hacer predicciones, mientras que la generativa va un paso más allá al crear nuevos datos.
Sin embargo, de acuerdo con la investigación realizada por Baker y sus colegas, para que las IA generativas tengan el mejor rendimiento necesitan una combinación de datos reales y sintéticos.
IA generativa en las clases
Enfocándose en inteligencias artificiales generativas para crear texto, como ChatGPT, Khamingo y JeepyTA, el experto ha encontrado que puede ser de utilidad para estudiantes y profesores en diversas tareas.
A los alumnos puede ayudarles a ensayar, en tiempo real, conversaciones en un idioma que estén aprendiendo. A los maestros puede asistirlos para calificar con mayor velocidad, así como a dar retroalimentación personalizada.
Para asegurarse de que los alumnos realmente están aprendiendo y no solo perfeccionando sus tareas, los profesores deben enseñarles que el prompt −la instrucción que le den a la IA− incluya la petición de que les explique en dónde están sus errores, para poder corregirlos, basándose en un entendimiento más profundo.
“También pueden pedirles a los estudiantes que entreguen las distintas versiones de su asignación”, dijo.
A futuro, Baker recomienda a profesores que no están familiarizados con la IA empezar a usarla para tareas simples de las que los alumnos realmente se puedan beneficiar.
“Si usamos estas tecnologías correctamente, nos llevará a un sistema humano-computadora en educación mejor que el que tenemos ahora”, recomendó.