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¿Pueden los wearables cambiar nuestra salud?

Los dispositivos tecnológicos son utilizados para medir la actividad física o marcadores biométricos.
Ilustración que muestra un reloj inteligente y gráficas de estadísticas y análisis de datos.
Los relojes, parches y otras prendas inteligentes pueden analizar datos de los usuarios y presentarlos de forma personalizable. (Ilustración: Getty Images)

Llevaba corriendo apenas unos minutos cuando la banda que llevaba en su muñeca izquierda comenzó a vibrar. Era la primera vez que Juan Carlos Betancourt usaba un wearable. Le sorprendió lo rápido que alcanzó su primer kilómetro de un total de seis.

“Estaba acostumbrado a correr libre, sin teléfono o reloj y, luego, salió la moda de publicar tu actividad en redes, así llegué a esa banda. Me sirvió que me fuera avisando cada kilómetro, el ritmo y mi tiempo. Sentí que ya no estaba corriendo a ciegas”, dice el atleta y coach de triatlón quien ha participado en 28 maratones, 10 ultramaratones y tres triatlones Ironman.

Los wearables tecnológicos significaron cambios en los comportamientos de salud de las personas y su popularidad continúa en ascenso, según expertos. Se estima que tendrán una adopción masiva, con una tasa de crecimiento del 55% durante los próximos cinco años.

La gama de wearables abarca relojes, pulseras, bandas, tatuajes y otras prendas inteligentes equipadas con baterías, sensores, microchips y sistemas de comunicación para conectarse a Internet y enlazarse con aplicaciones digitales que procesan, analizan y organizan los datos para que los usuarios los puedan consultar.

Metas y automonitoreo: principales cambios de conducta

Los wearables son muy aceptados en la comunidad de atletas en la que se desenvuelve Juan Carlos y observa cómo las personas utilizan cada vez más las apps y herramientas tecnológicas para adoptar estilos de vida saludables, a partir de los datos que estas les muestran en tiempo real.

“Toda la gente que conozco ya trae un dispositivo para que mida algo, incluso para dormir, dependiendo de tu actividad, te marca las horas de sueño y recuperación que deberías tener”, dice sobre el hábito de automonitoreo que ha visto.

Carolina del Valle, investigadora de la Universidad Panamericana, trabajó junto a colegas en un estudio sobre el panorama global para los wearables y su impacto en el comportamiento, el cual se enfoca en ocho técnicas de cambio de conducta que son: establecimiento de metas, inducción, provisión de instrucciones, apoyo social, autoevaluación, automonitoreo de conducta, gamificación y personalización.

Primero, el grupo de investigadores hizo un análisis estadístico en los cinco continentes sobre la adopción de los wearables, para hallar tendencias y patrones a nivel mundial; luego, estudiaron cambios conductuales en un grupo de 30 usuarios que, durante dos semanas, realizaron actividades relacionadas con esas técnicas para medir sus signos vitales tres veces al día y hacer encuestas de satisfacción.

“Analizamos cómo algunas aplicaciones que los usuarios encuentran en sus dispositivos, con el uso repetido en el día a día, pueden generar conductas (…) encontramos una mezcla muy interesante entre la tecnología y la psicología”, dice la también doctora en Tecnologías de Información y Comunicaciones por el Tec de Monterrey.

Los resultados indican que las ventajas más destacadas para los usuarios fueron mejora en la calidad de vida, análisis de datos y transparencia para el usuario. Incluso algunas técnicas de cambios de comportamientos no fueron percibidas por los usuarios como una causa que podrían adjudicarle a los wearables.

«(Los dispositivos) fomentan cambios de comportamiento positivos mediante la entrega de información inmediata, recomendaciones personalizadas y experiencias de juego, lo que lleva a mejoras sostenidas en la salud», explica el estudio.

Sin embargo, una desventaja en gran medida fue respecto a la seguridad y privacidad de los datos, así como la dependencia tecnológica.

Datos de wearables son de valor para usuarios

En cada competencia, Juan Carlos usa sus wearables para obtener información que mejore su rendimiento, por ejemplo, una banda que se pone en el pecho le comparte datos exactos sobre su hidratación y niveles energéticos a lo largo de su recorrido. “Soy de la idea de que, ‘lo que no se mide, no se mejora’”.

“La banda me permite saber cosas que antes no podía, como que entre tal y tal distancia necesito 60 gramos de carbohidratos y 750 mililitros de agua por hora, o si tengo capacidad pulmonar para darle más rápido” platica el atleta.

Juan Arturo Nolazco, director del Hub de Ciencia de Datos del Tec de Monterrey, quien también participó en el estudio, destaca la importancia de la información y la manera en la que programas y aplicaciones la presentan a los usuarios como alertas y retroalimentación en sus cambios de hábitos, incluso en momentos de inactividad física.

El estudio arrojó como resultado que el establecimiento de objetivos fue la técnica de cambio de comportamiento más eficaz para promover el bienestar, tanto en la percepción de los usuarios, como en su impacto en los signos vitales. 

“Por ejemplo, si estableces metas, hay aplicaciones que te pueden avisar o retroalimentar de manera personalizada sobre tu progreso, te pueden decir ‘oye, te falta, o, tú puedes’, es como alguien que te está cuidando; con el tiempo eso se puede convertir en un hábito, pero al inicio es más de apoyo”, comenta Nolazco.

Hoy los wearables tienen un nivel de procesamiento de datos con aplicaciones biométricas que los ha llevado a tener una alta demanda en el sector salud, con más del 80% de los consumidores globales dispuestos a utilizar dispositivos para el control de su salud y su bienestar. 

El potencial de los wearables en el sector salud

En temas de salud, Juan Carlos también ha visto el uso de los wearables como herramienta de prevención; las personas son más conscientes de su salud, empiezan a medir sus signos vitales para detectar a tiempo irregularidades y recibir alertas que indiquen cuando es recomendable acudir con un médico para una valoración.

Tania Zertuche, directora de Bienestar Integral y Prevención de TecSalud, destaca que los pacientes pueden compartir los datos que obtienen de los wearables con sus médicos para recibir tratamientos con mayor precisión.

“La tecnología ha ido avanzando para ir encontrando esos datos que sean de mayor utilidad en relación a la salud; en una consulta, un paciente te puede decir que su calidad de sueño está bien, pero nos metemos a la información del wearable y nos damos cuenta que está teniendo micro despertares o presenta un sueño muy ligero”, dice también directora del programa Health4Life de TecSalud.

Con la cantidad y el tipo de información que ofrece esta tecnología, los equipos médicos pueden consultar estadísticas y conocer mejor a sus pacientes, incluso, sin presencialidad, en sesiones de telemedicina con mayor eficacia, comenta.

Dentro de las organizaciones, los programas que promueven el bienestar y hábitos más saludables también pueden sacar provecho de los wearables, platica Zertuche; un ejemplo puede ser la campaña “Un paso a la vez” de TecSalud, donde sus colaboradores, médicos, profesores y residentes forman equipos de cinco personas y participan en retos que consisten en acumular la mayor cantidad de pasos.

“Nos ha dado muy buenos resultados porque la gente se empieza a mover un poquito más y se siente dentro de la comunidad; tiene beneficios que no son nada más el hacer ejercicio, sino también disfrutar la experiencia del activarte y la interacción social”, platica Zertuche.

Posibles desventajas: ansiedad por saturación de datos

Por otro lado, admite que hay casos donde el uso de estos dispositivos puede generar ansiedad y los pacientes prefieren no saber cierta información; también, sentir obsesión por alcanzar objetivos o estrés cuando una meta se percibe distante o inalcanzable. En ese sentido, recomienda buscar metas diferentes o repensar las que ya tienen para hacerlas más alcanzables.

Carolina del Valle concluye diciendo que es evidente que la tecnología de los wearables hace un cambio en la vida de las personas. “Todo el tiempo, todo el día, tenemos a nuestro alrededor de siete a ocho dispositivos enlazados a Internet; estamos creando una ‘personal area network’, somos entes más conectados, el Internet of Everything es real, con el Internet de las Personas y el Internet de las Cosas, nosotros somos una conexión más en los espacios inteligentes”.

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Autor

Picture of Ricardo Treviño