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Etapas del sueño: un viaje por nuestro cerebro

Expertos nos explican qué pasa cuando dormimos, qué hace nuestro cerebro y por qué descansar bien ayuda a combatir la depresión.
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El deterioro cognitivo está ligado a la calidad del sueño como las demencias, el Parkinson y otros trastornos de neurodegenerativos en los que el cerebro ya no puede desechar con facilidad un cúmulo de sustancias tóxicas. (Foto: Getty Images)

Son las 10 de la noche. La oscuridad es percibida, comienza la relajación, el cansancio y el bostezo. El cerebro empieza la producción de melatonina, la hormona que tiene impacto en los ciclos fisiológicos y metabólicos de las células. 

“Es un ritmo circadiano, está en coordinación con la rotación de la tierra. La ausencia de luz es el principal indicador para el reloj biológico, conocido como el núcleo supraquiasmático que está justo arriba donde se cruzan los nervios de los ojos”, explica Reyes Haro, presidente de la Sociedad Mexicana de Sueño.

Etapas del sueño, ¿qué pasa en cada una?

Entonces comienza la primera de cuatro etapas del sueño, que se reparten en ciclos de 90 minutos. Tanto la primera y segunda etapa o fase del sueño se les conoce como de sueño ligero y el cuerpo todavía se mueve. De hecho, se logran −incluso− a percibir algunos ruidos. Quienes padecen insomnio, por ejemplo, tardan más de 40 minutos en alcanzar este arranque.

Fase uno y fase dos son transicionales, el cerebro empieza hacer unas ondas más lentas y organizadas que cuando estamos despiertos. Aun así, estamos conscientes del medio ambiente, por eso es fácil despertarse en estas fases”, cuenta Raúl Martínez, especialista en trastornos del sueño de TecSalud y profesor del Tec de Monterrey.

Si la noche sigue su curso sin imprevistos, después de −aproximadamente− 55 minutos, es decir, el 60% del ciclo, pasamos a la tercera fase del sueño.

Es una etapa de reparación, de limpieza. El sistema glinfático (el sistema linfático cerebral) entra en marcha y limpia toxinas y proteínas que se generaron durante el día; gracias a esta etapa, las neuronas, al día siguiente, pueden comunicarse entre ellas sin problemas.

En los niños y adolescentes esta etapa es fundamental, pues produce la hormona de crecimiento. Si comenzamos a roncar, por ejemplo, esta es precisamente la etapa que se ve afectada.

“Mientras más ronquen, menos etapa tercera tendrá y por lo tanto ganan peso, están más cansados, enferman más de lo normal, porque es la etapa que nos protege de adquirir enfermedades”, cuenta Reyes Haro. 

La cuarta etapa

Finalmente, en la última etapa del ciclo, el cerebro se desconecta del cuerpo y no nos movemos. Se trata de la cuarta etapa, mejor conocida como REM (Movimiento Ocular Rápido, por su siglas en inglés). Se trata del momento en que soñamos. Es el momento en que lo que aprendimos durante el día se clasifica como en una biblioteca.

“Lo interesante es que se hacen conexiones con las cosas que ya sabemos de antes. Con ese vínculo generamos creatividad. Es decir, dormir nos hace más creativos. Cuando estamos en etapas de aprendizaje muy intenso lo que más se necesita es dormir”, dice Raúl Martínez.

Uno de los indicadores para saber si tuvimos una buena fase REM durante la noche es que −al menos− nos acordemos con claridad de uno de los sueños.

Trastornos neurológicos y el sueño

Óscar Sánchez, presidente de la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño, ha investigado cómo las enfermedades neurológicas afectan la calidad del sueño, lo que a su vez ocasiona que los trastornos se agraven.

El deterioro cognitivo, explica, está íntimamente ligado a la calidad del sueño como las demencias, el Parkinson y otros trastornos de neurodegenerativos en los que el cerebro ya no puede desechar con facilidad un cúmulo de sustancias tóxicas.

“Las sustancias se acumulan y se limpian todos los días. Por ejemplo, la alfa-sinucleína que es una proteína que, si no se limpia, se añade a los axones de las neuronas y los destruye. O el beta-amiloide es una sustancia que si no se limpia degenera la comunicación neuronal”, explica.

Con respecto a la depresión, el especialista explica que se acortan los tiempos de las etapas profundas del sueño, pero, si avanza la enfermedad, se presenta una inversión de los ciclos del sueño y vigilia, por lo que un paciente deprimido duerme durante el día.

“Hay una falla en la regulación de los procesos, y el paciente está desesperado y desesperanzado, es cuando vienen las ideaciones de autolesión, de suicidio, o es cuando hay riesgo de que agregan a alguien más”, dice.

También, hay epilepsias que atacan etapas específicas del sueño, por ejemplo, donde se dificultan las etapas de sueño ligero, primera y segunda fase.

“En muchas epilepsias se puede tener descargas cerebrales durante la noche y eso impide que el sueño se integre de forma completa”, dice Sánchez.

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