La agricultura enfrenta desafíos crecientes: cambio climático, escasez de agua e ineficiencia en el uso de recursos. Frente a esto, la innovación tecnológica y la investigación científica se han vuelto esenciales para garantizar cultivos sostenibles.
“Nosotros como investigadores tenemos la responsabilidad de proporcionar soluciones que ayuden a la comunidad agrícola, a la industria y a la población general”, afirma Pedro Ponce, profesor investigador del Instituto de Materiales Avanzados para la Manufactura Sostenible (IAMSM).
A medida que la crisis climática altera los patrones de lluvia y temperatura, esta práctica enfrenta un desafío crítico: mantener la productividad sin agotar los recursos naturales. En México, cerca del 77% del agua dulce se destina a la agricultura, según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), por lo que optimizar su uso no solo es deseable, sino urgente.
Desde hace años, Ponce y su equipo del IAMSM trabajan en el diseño de invernaderos inteligentes que integran distintas tecnologías. Uno de sus proyectos más innovadores es AtmosTrace, una estación de monitoreo que combina sensores, comunicación inalámbrica y análisis predictivo para supervisar las condiciones de los cultivos en tiempo real.
“Recopila todos los datos, los manda a la nube, predice el comportamiento y te regresa la información a tu dispositivo móvil para que puedas tomar decisiones y que tu cultivo se mantenga en las condiciones óptimas”, explica Ponce.
El prototipo ya se probó en invernaderos experimentales y dio origen a Hummsky Agrosolutions, una empresa que busca llevar esta innovación a diferentes sectores, incluyendo el agrícola.
Ciencia aplicada para una agricultura eficiente
Los invernaderos permiten controlar temperatura, humedad y plagas, pero muchos productores aún dependen de la intuición para decidir cuándo regar o ventilar. Esto provoca pérdidas de agua, energía y rendimiento.
AtmosTrace resuelve este problema con una red modular de sensores inalámbricos que miden variables como temperatura, humedad relativa, presión atmosférica, CO2 y material particulado, según Antonio Rivera, profesor del Tec y CEO de Hummsky Agrosolutions.
Los datos se envían a un centro de control, donde modelos predictivos los analizan. En pruebas, el sistema redujo 15% el consumo de agua y aumentó el rendimiento de los cultivos. Al funcionar con energía solar, los sensores no requieren cables ni fuentes externas, reduciendo su huella ecológica.
El siguiente paso es probar la tecnología con agricultores para crear un producto accesible a productores pequeños, medianos y grandes en México y América Latina.
“Tenemos mucho avance tecnológico, pero hace falta escalarlo, promoverlo y desplegarlo para poder comercializar el producto final”, comenta Omar Mata, exalumno del IAMSM y cofundador de Hummsky Agrosoultions.
De los datos al conocimiento
AtmosTrace es un ejemplo de agricultura inteligente, donde las decisiones se basan en información procesada y contextualizada, no solo en la experiencia.
“Tenemos una versión inicial que se puede escalar; le puedes poner y quitar sensores, poner o quitar algoritmos”, señala Ponce. “Es como las compañías que hacen celulares: una base flexible permite distintas versiones”.
El investigador destaca que esta estación también puede aplicarse en agricultura a cielo abierto, fábricas y hospitales, donde monitorear variables como temperatura y humedad aporta ventajas significativas.
AtmosTrace demuestra cómo la ciencia se convierte en innovación aplicada para resolver problemas reales.
“La idea es que los datos nos den el conocimiento para tomar decisiones informadas”, concluye Ponce. “No se trata solo de medir el clima, sino de aprender de él”.
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