Cuando hablamos de ciencia pensamos en palabras como “rigidez”, “experimento” o “trabajo especializado”. Así, podría parecer que la ciudadanía no es un elemento indispensable en la producción de conocimiento. Sin embargo, en las últimas décadas se ha escuchado el término ciencia ciudadana, colaborativa, participativa o e-ciencia.
Todas las personas pueden participar en diversos proyectos para contribuir en el desarrollo de conocimiento especializado e individual. Te explicamos qué es y cómo puedes colaborar.
¿Qué es la ciencia ciudadana?
“La ciencia ciudadana es la participación del público o sociedad en actividades científicas, son personas que no tienen conocimientos especializados, o no cuentan con entrenamiento, pero que pueden participar en diferentes etapas del quehacer de la ciencia”, explica Carlos Galindo Leal, director general de comunicación de la ciencia de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
La sociedad puede participar de diferentes formas: recabando datos, haciendo preguntas o en la difusión del conocimiento. Y no es una práctica nueva, tiene aproximadamente 100 años, sin embargo, con el desarrollo de nuevas tecnologías se ha diversificado.
“La participación de la ciudadanía varía de acuerdo a sus fines. Hay jóvenes con intereses en las matemáticas y la astronomía, que representa para ellos problemáticas, desafíos y la posibilidad de relacionarse con expertos. En general, las reacciones son positivas porque las personas se sienten útiles (sobre todo si les gustan los proyectos), por la cuestión de aprendizaje, y el orgullo de la participación en los resultados de la investigación”, afirma Susana Finquelievich, directora del Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de la Información en Argentina.
En el mundo, se emplean en diversos sectores como la agricultura, la oceanografía, preservación del agua dulce, turismo, salud o en la astronomía.
Las observaciones sistemáticas de las poblaciones ayudan a la comunidad científica a reducir costos y agiliza producir observaciones en tiempo real.
Así puedes colaborar en México
En México la CONABIO trabaja con tres aplicaciones para identificar especies:
Bird
Fue realizada por la Universidad de Cornell, The Cornel Lab of Ornithology, para la observación de aves. Desde hace una década en México se comenzó a trabajar con este proyecto y se bautizó como “ver aves”. Carlos Galindo señala: “requieres entrenarte un poco, y lo que subes son observaciones. Hay curadores en las plataformas que reconocen las especies que los usuarios identifican”.
NaturaLista
Fue desarrollada por la Universidad de California en Berkeley. Desde hace ocho años se implementó la plataforma en el país y es la más grande sobre biodiversidad en México. Cualquier persona con un teléfono móvil puede tomar fotos (observaciones) y subirlas a la plataforma.
EncicloVida
En 2019, CONABIO lanzó esta aplicación para dispositivos móviles. Cuenta con una base de datos de 13 millones de registros geográficos de 103,000 especies del país. “Solo tienes que buscar, al instante se crea una página y en segundos a través de información de los registros científicos, de eBird y NaturaLista se crea una enciclopedia de bolsillo”, describe el director general de comunicación de la ciencia de CONABIO.
Con sencillos pasos, los ciudadanos tienen una puerta al conocimiento. Las personas pueden ubicar una infinidad de especies con estas plataformas, disponibles también para teléfonos móviles: una planta endémica, saber el nombre del árbol que tienes en el patio, plantas medicinales o incluso contribuir a descubrir especies nuevas.
El problema en la difusión
En la aplicación se encuentran registradas más de 80,000 personas. “Poco a poco las especies van a ir cobrando importancia, es una herramienta para la sociedad”, indica Galindo Leal.
Promoverlo es el principal reto para que las personas las conozcan y se involucren. Contrario a lo que se dice, el interés científico no es exclusivo del sector académico. Por el contrario, cada vez más la digitalización está visibilizando la inquietud de la ciudadanía en la producción de conocimiento y la conservación de las especies.