El cáncer de mama −y el cáncer en general− suele pensarse como una enfermedad que afecta, principalmente, a mujeres de una edad avanzada. Sin embargo, existen pacientes jóvenes, de menos de 40 años de edad, que pueden padecerla.
“En países como Canadá y Estados Unidos, del cinco al siete por ciento de las mujeres con cáncer de mama son jóvenes y entre 11 y 15% en países de Latinoamérica y África”, dice Cynthia Villarreal, directora de Oncología Clínica del Centro de Cáncer de Mama de TecSalud, en entrevista con TecScience.
Este tipo de cáncer es el más frecuente y el más mortal en pacientes jóvenes. Además, en ellas los tumores tienden a ser más agresivos que en mujeres mayores y la enfermedad suele ser detectada en etapas más avanzadas.
Esto se debe en parte a que, en ocasiones, tanto ellas como sus doctores descartan algunas señales que podrían indicar que tienen esta enfermedad, pues no se sospecha que alguien de su edad tenga riesgo de padecerla.
Hace diez años, cuando Villarreal regresó de hacer su subespecialidad en cáncer de mamá en el Sunnybrook Odette Cancer Center, Toronto, se percató de que en México no existían programas especializados en atender las necesidades específicas de las mujeres jóvenes con cáncer, mientras que en Canadá si había.
“Ya en el Instituto Nacional Nacional de Cancerología (INCan), me empiezo a dar cuenta de que todos los días teníamos pacientes jóvenes con esas necesidades no cubiertas”, explica.
Con esto en mente, decidió fundar, junto a Alejandra Platas de la Mora, Joven y Fuerte, un programa dedicado a pacientes jóvenes con cáncer de mama en México que se conduce en varios hospitales del país, incluyendo el Zambrano Hellion y San José de TecSalud, así como el InCan.
“Ha sido un proyecto muy bonito, porque se ha formado una comunidad de pacientes jóvenes, que −como son menos frecuentes− pueden sentirse aisladas. Al encontrar mujeres de una edad parecida, con problemas parecidos, pueden también apoyarse entre ellas”, dice Villarreal.
Fertilidad después del cáncer de mama
Entre sus objetivos, está fomentar la detección oportuna, informar a las pacientes sobre la enfermedad una vez que reciben su diagnóstico, dar un tratamiento integral y multidisciplinario específico a cada caso, así como preparar a las pacientes para que retomen su vida una vez que acaba su tratamiento.
“Afortunadamente, en la actualidad tenemos tratamientos muy efectivos y la mayoría de las pacientes se curan”, explica Villarreal.
Uno de los muchos aspectos que buscan con el programa es usar estrategias para conservar su fertilidad, ya que han encontrado que, de sus pacientes jóvenes, el 50% están preocupadas por su fertilidad y alrededor del 30% no han tenido hijos.
Es importante que esto se discuta con sus médicos antes de iniciar el tratamiento, pues la quimioterapia y las terapias endocrinas −mejor conocidas como antihormonales− pueden afectar la actividad de los ovarios y, a su vez, puede complicar el tener hijos después.
Lo bueno, es que, si desean tener hijos después de su tratamiento, existen estrategias que les permiten hacerlo. Entre ellas está congelar óvulos o embriones, así como tratarlas con inyecciones que protegen los ovarios durante la quimioterapia.
En un estudio publicado en 2021, Joven y Fuerte reportó que de 447 pacientes, el 12% preservó su fertilidad, lo cuál representa 38% de las mujeres que reportaron el deseo de concebir, después de su tratamiento.
También encontraron que una edad más jóven, un mayor nivel educativo, tener empleo y seguro médico, así como tener uno o ningún hijo se asociaron con una probabilidad significativamente mayor de preservarla.
Interrumpir de forma temporal el tratamiento antihormonal en pacientes con cáncer de mama para intentar quedar embarazadas es otra forma segura y efectiva de conservar su fertilidad, de acuerdo a lo reportado por un grupo internacional de investigadores en 2023.
Aunque la mayoría de la investigación que se ha realizado con respecto a la fertilidad ha sido relacionada con cáncer de mamá, estas estrategias también aplican para otros tipos.
Reforzar la comunicación entre el médico y paciente
De acuerdo con Villarreal, durante mucho tiempo, existió el mito de que una mujer que tuvo cáncer no debía embarazarse después del tratamiento, pues esto aumentaba la probabilidad de una reincidencia. Sin embargo, hoy existe evidencia suficiente para demostrar que esto no es así.
Por ello, es importante sensibilizar a los profesionales de la salud para que informen a sus pacientes sobre los riesgos a la fertilidad que representan los tratamientos contra el cáncer, les pregunten si desean tener hijos en un futuro y les expliquen cuáles estrategias pueden seguir para hacerlo realidad.
“La información te empodera, es saber que existe el riesgo a la fertilidad, pero que ante él podemos hacer muchas cosas”, expresa Villarreal.