Ashutosh Sharma creció en un lugar en el que gran parte de la población, incluida su familia, cree en el karma y el dharma: la ciudad Lalitpur en Uttar Pradesh. Es el estado más grande de la India donde, además, se encuentra el Taj Mahal. Se desarrolló en una familia inspiradora en donde el hinduismo se predica y practica.
El director del Centro de Bioingeniería del Tec de Monterrey campus Querétaro, explica que el dharma se trata de un propósito con el que todos nacemos: un don que se convierte en una misión de vida “Tenemos que explorar en qué somos buenos y cómo podemos aportar nuestro talento a la comunidad”, dice Ashu, como prefiere que le llamen.
En entrevista con TecScience, el biotecnólogo que completó en México su doctorado en Ciencias, viste un traje gris liso que acentúa su figura esbelta y realza su altura, complementa con una sonrisa fácil y un español casi perfecto.
Aunque dice no ser muy religioso –para él la lógica es la que domina su quehacer diario– nos habla sobre el hinduísmo y la variedad de religiones de la India: “se habla mucho de cómo ayudar a los demás, de cómo mejorar el planeta, a eso se refiere el dharma. El karma es que hay que hacer el bien para que te pasen cosas buenas y se multipliquen”.
Ashutosh Sharma fue director fundador en 2019 del Centro de Bioingeniería y actualmente es el director del Departamento Regional de Bioingeniería, lidera la academia y la investigación en el campo de las bioingenierías, que incluye las áreas de biotecnología, las ciencias de los alimentos y biosistemas agroalimentarios, así como el posgrado en biotecnología.
Investigación comprometida para resolver problemas
En 2022, el investigador lideró un equipo que logró la clonación del árbol Kiri, especie originaria de China para fungir como sustituto de otros árboles madereros y hacer frente a la tala excesiva. A partir de esto implementaron el primer laboratorio de micropropagación de árboles maderables en Querétaro que ya está en manos de expertos en la industria.
La primera patente de Ashutosh la obtuvo al inicio de su carrera en 2007 mientras trabajaba en el National Dairy Research Institute, un centro de investigación lácteo en la India. Durante 18 días, Ashutosh hizo varias pruebas con el estiércol de las vacas para evitar el contacto con los animales que podían ser agresivos. Finalmente, encontró un tejido de donde logró obtener el ADN de los animales y apresurar el proceso.
Tras realizar su doctorado en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, hizo una estancia postdoctoral en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en 2012 se integró como profesor en el Tec. “Por el destino de la vida, caí en México de lo cual yo no me arrepiento para nada, creo que fue un destino definido desde mi punto de vista”, confiesa Ashu sobre hacer su vida como mexicano junto a su esposa y su hija.
¿Hay alguien que te haya inspirado en tu carrera para continuar o empezar algún proyecto nuevo?
Desde muy pequeño observé a mi tío abuelo Kailash Satyarthi, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014, ayudar a muchas personas necesitadas y a niños, incluso cuando aún no era una figura mundial. Pese a que le decían que perdía su tiempo e incluso lo amenazaron, lo he admirado por la manera en la que él siguió trabajando y canalizando su energía y pasión para impactar a la sociedad. Mi mamá también me inspiró; ella rescata y cuida animalitos heridos o que sufren accidentes. Mi padre, por su parte, abrió una escuela en una zona muy marginada de la India para que los niños no tengan que recorrer largas distancias a alguna escuela y ha logrado que el 80% de quienes asisten a su instituto, sean niñas. Tal vez, también es por ellos que mi trabajo de investigación tiene como propósito ayudar a los demás.
Saber tomar riesgos y hacer negocio, las claves
¿Qué habilidades consideras necesarias para que un investigador convierta su trabajo en soluciones para la sociedad e industria?
Considero que son cinco habilidades:
1. Para empezar hay que tener esa convicción de que una investigación resuelve un problema real.
2. Es importante estar dispuesto a tomar riesgos y dialogar con las empresas. La iniciativa privada también debe asumir riesgos, por eso es crucial establecer relaciones con la industria y conocer las necesidades de varias empresas expertas en el campo en el que investigamos. Es esencial también la multidisciplinariedad: hoy ningún problema se resuelve con una sola área de conocimiento.
3. La flexibilidad es otra habilidad, a veces los científicos somos muy rígidos o muy protocolizados, pero hay que estar abiertos a escuchar propuestas, tanto de las empresas, como de los stakeholders, incluso si hay que cambiar la idea inicial.
4. Actualizarse continuamente es tremendamente importante.
5. Finalmente, diría que enfocarnos en la parte de negocios, aunque nadie nos enseñe a los investigadores cómo hacerlo. Yo no llevé ni una sola materia de negocios o de transferencia de tecnología, ni de propiedad intelectual, pero yo aprendí en el camino y se me da muy bien. Aunque no es para todos, sugiero buscar mentores y expertos en esa área.
¿Cuáles son los puntos clave que los científicos deben identificar para que su trabajo o proyectos tengan un impacto emprendedor?
Primero, hay que identificar problemas relevantes para la sociedad y buscar apoyo en los análisis de mercado que nos pueden decir si lo son. Hay empresas y expertos que se dedican a ello y pueden ofrecer retroalimentación sobre el producto.
Es importante tener socios estratégicos o mentores que asesoren y no solo hacer equipos científicos técnicos ya que esto hace que se queden débiles en otras áreas.
También, asegurar fondos o financiar la investigación es punto clave para cualquier científico, pero siempre hay que tomar en cuenta el impacto social y la sustentabilidad de la idea, porque ahora ya no dan financiamientos a proyectos que no sean sustentables.
Equilibrio entre la investigación básica y la aplicada
¿Cómo sería el proceso ideal para maximizar el potencial de la investigación aplicada en el mundo?
Yo empezaría con una forma distinta de abordar la formación de los investigadores jóvenes. Que esos científicos ya no sean solamente técnicos, sino también buenos pensadores. De los cinco estudiantes del doctorado que asesoro, ni uno se dedica a un proyecto básico, todos trabajan con una empresa buscando resolver un problema, incluso convertirlo en un producto. Sí, van a publicar investigaciones para generar conocimiento, pero también van a resolver un problema con la posibilidad de crear una patente, de contar con transferencia de tecnología, así como de innovar y tener impacto social.
¿Cómo es tu día a día en el Tec de Monterrey campus Querétaro?
Vivo intensamente (lo dice con cierto tono bromista). Primero, me dedico a brindar servicio a los estudiantes y apoyar a mi equipo de profesores, colaboradores y técnicos para asegurar la excelencia operativa en todo momento. Luego, imparto mis clases y me ocupo de que los alumnos reciban la experiencia que esperan. Posteriormente, guío a mis estudiantes de posgrado con ellos se genera un vínculo muy fuerte que se desarrolla durante cuatro o cinco años, y ser su mentor es algo a lo que dedico gran parte de mi tiempo. También realizo salidas al campo; me encanta visitar otros ranchos donde tengo proyectos, así como el CAETEC – Campo AgroExperimental, el laboratorio más grande que tiene el Tec de Monterrey). En otros días, visito los diversos proyectos que tenemos también en instalaciones de empresas situadas en Hidalgo, Irapuato y San Quintín.
¿Qué similitudes has encontrado entre México y la India?
La gente es muy amable tanto en ambos países, y se tiene un gran sentido de aceptación hacia otras culturas y religiones, debido a su apertura. En la India, también reciben a los extranjeros con los brazos abiertos, por ejemplo. El valor de la familia es similar en ambos países, pues las personas son muy unidas y respetuosas con los mayores. Además, en cuanto a las festividades, en la India se celebran bodas muy grandes, pero todavía se puede aprender mucho de México en ese aspecto, especialmente en lo referente a disfrutar más, ya que en la India la gente tiende a enfocarse demasiado en el trabajo.
A pesar de haber vivido en México durante 15 años y haber aprendido lo más que puede sobre el país, Ashu menciona que aún extraña la India. Sin embargo, mantiene una fuerte conexión con su país de origen, ya que ha sido contactado por programas de televisión para realizar análisis científicos, aunque sea a distancia, especialmente durante los años de la pandemia de Covid-19. Además, el investigador mantiene un trabajo continuo en fortalecer las colaboraciones académicas y científicas entre ambos países.
Financiamiento para la investigación
¿Cómo ha sido tu experiencia conectando la investigación con industrias aquí en México y también, qué desafíos ves?
Me di cuenta que hay gente muy positiva, muy optimista y muy innovadora que quiere que sus empresas tengan nuevos productos y adaptación de nuevas cosas. Yo creo que las compañías mexicanas están constantemente evolucionando. Mi experiencia personal ha sido excelente después de trabajar con más de 20 empresas en los últimos cinco años con las que he logrado formar una colaboración sólida.
En México el desafío es que cada vez más haya científicos que entiendan cómo convertir la investigación en solución de problemas, que sean tomadores de decisiones y generen sinergias entre universidades, el sector privado y gobierno, para todos sumar esfuerzos.
¿En qué momento de la investigación deberían los científicos buscar financiamiento o inversión para sus proyectos con una visión empresarial?
El financiamiento es clave aunque es un reto constante que enfrentamos como científicos a nivel global. Cuando se trata de investigación aplicada recomiendo buscar fondos en momentos muy estratégicos. Si alguien está tratando de desarrollar una tecnología o una solución tecnológica para alguna empresa o sector, entonces desde la validación del concepto, pasando por la expansión y comercialización del producto son las tres etapas sumamente importantes. Claro, cada proyecto tiene diferentes costos y tiempos entonces puede variar, pero en cada una de estas etapas es necesario buscarlo.
Es volver a la parte de negociación…
La capacidad de negociación es clave como investigador. Al abordar a una empresa a la que le pueda interesar una investigación, no puedes empezar con 30 diapositivas técnicas, porque los vas a perder, porque los vas a perder. Te lo digo por experiencia: hay que dar una presentación ejecutiva, incluso con un one pager muy claro que diga “de esto trata la investigación, la hipótesis aquí va el ingreso, los egresos y la utilidad”, así como precisar los riesgos.
¿Cómo gestionar el equilibrio entre la investigación académica y las demandas comerciales de un emprendimiento biotecnológico?
Se debe de hacer desde el punto de vista de una visión integradora. Para que el investigador alinee los objetivos técnicos y científicos con los comerciales se requiere de una planificación con un seguimiento estratégico. Al pensar en el lanzamiento del producto, de la patente o de la transferencia tecnológica, te das cuenta que ambos objetivos pueden ir mano a mano y, a veces, uno no funciona sin el otro.
Para mí ser científico es ser un problem solver.
En ese aspecto, ¿cuál debería ser el objetivo del científico, generar conocimiento o resolver problemas?
Desde mi punto de vista –no quiero ser el juez para nadie–, yo siento que, si eres un científico y publicas un artículo científico –que es de grandes méritos y es nuestra responsabilidad generar conocimiento–, al mismo tiempo debe tener una solución para la sociedad o la industria. Ahí donde ves un impacto directo en el campo de tu disciplina, y lograr mejorar la calidad de vida de las personas, es lo que creo que da mayor satisfacción. Pienso que es una misión personal de cada quien, pero ser científico desde mi punto de vista es una responsabilidad. Yo siempre lo digo: innovar ya no es una opción para mí, es mi obligación como científico.
¿Te interesó esta historia? ¿Quieres publicarla? Contacta a nuestra editora de contenidos para conocer más marianaleonm@tec.mx