“No eres fea, solo tienes cara de cortisol”, dice la influencer Mandana Zarghami en un video viral de TikTok que, bajo el hashtag #cortisolface, ha hecho que otros influencers de bienestar y belleza se sumen a esta tendencia. Pero, ¿qué es el cortisol? ¿cómo afecta a nuestro cuerpo? y ¿por qué ha llamado tanto la atención en redes sociales?
Primero, “el cortisol es una hormona que producimos desde el nacimiento y es indispensable para la vida”, explica Paola Portillo, quién es médica especialista en endocrinología en el Hospital Zambrano Hellion de Monterrey de TecSalud.
El término ha llamado mucho la atención en redes sociales porque cientos de personas han compartido videos en los que aseguran que su “cara de cortisol” −que se refiere a un rostro redondo e inflamado− se debe a los altos niveles de esta hormona en su cuerpo, los cuales relacionan con el aumento del estrés en su vida diaria.
Sin embargo, para los expertos, la relación entre el estrés y el cortisol no es tan simple como se muestra en TikTok porque esta hormona −una de las más de 50 que produce nuestro cuerpo− tiene múltiples funciones en diferentes áreas del organismo.
¿Cómo afecta el cortisol a nuestro cuerpo?
El cortisol se produce en respuesta al estrés físico y mental, es crucial para la supervivencia porque ayuda al cuerpo a regular su respuesta ante amenazas percibidas, ajustando la presión arterial, la glucosa y el metabolismo. En una persona sana, la producción de cortisol sigue el ritmo circadiano y sus niveles tienden a ser más altos por la mañana para ayudarnos a levantarnos y más bajos por la noche.
Pero, como menciona Paola Portillo, ha habido varios cambios en los estilos de vida de las personas que podrían impactar su producción de cortisol, entre ellos, más estrés, insomnio y estados emocionales fluctuantes que normalmente afectan el ritmo circadiano.
Esto fue lo que le ocurrió hace dos años a la influencer Mandana Zarghami, quien llevaba meses luchando contra el aumento de peso, la piel inflamada que no dejaba de tener brotes y una incómoda hinchazón en el estómago. Como no tomaba anticonceptivos, no sabía a qué atribuir estos cambios repentinos.
Después de acudir con dos médicos diferentes que, según ella, le restaron importancia a sus síntomas, estaba más desesperada que nunca: “Me sentía tan increíblemente infeliz con mi apariencia que estaba dispuesta a tomar medidas extremas para ver resultados”.
Aunque sus análisis de sangre salieron normales y aparentemente no le detectaron alguna enfermedad, Zarghami sabía que tenía que hacer algo para sentirse mejor y comenzó a investigar soluciones holísticas y cambios en su estilo de vida que pudieran ayudarla.
Si bien los niveles hormonales pueden elevarse bajo estrés, esto no necesariamente significa que la persona esté sufriendo una enfermedad o dolencia, de hecho, la endocrinóloga Paola Portillo dice que se puede volver a un nivel normal de cortisol “con cambios en el estilo de vida”.
Para Zarghami, ese cambio en sus hábitos hizo toda la diferencia: “Dicen que vayas a estos médicos por respuestas, pero solo te dan estas pastillas que supuestamente te van a curar mágicamente, decidí tomar mi salud en mis propias manos”.
El proceso de buscar qué cambios funcionaban para ella requirió mucha prueba y error −el agua con limón exacerbó su reflujo ácido, un suplemento popular que circulaba en TikTok le causó mareos−, pero eventualmente encontró lo que se ajustaba a ella. Eliminó los alimentos procesados y cambió a una dieta mediterránea con más proteínas magras, también dejó el levantamiento de pesas, enfocándose en ejercicios de bajo impacto como caminar.
Su historia resonó con miles de personas en las redes sociales, donde muchos usuarios reportan sentirse ignorados por los proveedores de atención médica tradicional. “Creo que mucha gente está buscando formas holísticas de curarse porque van a los médicos y no son escuchados”, señala Zarghami.
¿El cortisol solo se eleva por el estrés?
Contrario a las opiniones populares en redes sociales, los expertos médicos advierten de la simplificación excesiva de la relación entre el estrés y los niveles de cortisol. Por ejemplo, Roberto Salvatori, endocrinólogo de Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, enfatiza que no hay evidencia científica de que el cortisol inducido por el estrés normal cause los mismos cambios faciales vistos en condiciones médicas que afectan la producción de cortisol (como el síndrome de Cushing).
“La causa más frecuente de cortisol elevado es en realidad nuestra receta médica”, explica Salvatori, refiriéndose a medicamentos como los esteroides utilizados para tratar condiciones como el asma, la artritis y la colitis.
Las pruebas de niveles de cortisol tampoco son sencillas, las mediciones matutinas pueden ser engañosas, ya que todos tienen naturalmente niveles más altos en ese momento. Asimismo, las mujeres que toman anticonceptivos o terapia de estrógenos pueden mostrar resultados artificialmente elevados. “Cada prueba tiene falsos positivos”, advierte Salvatori. “No quieres hacer pruebas sin una buena razón porque puede generar ansiedad innecesaria”.
La clave está en distinguir entre elevaciones temporales y condiciones médicas como el síndrome de Cushing, donde el cortisol está consistentemente alto. Por eso, según la endocrinóloga Portillo, es importante entender el contexto cuando se trata de niveles de esta hormona.
¿Debemos confiar en las opiniones que vemos en redes sociales?
El aumento del contenido en redes sociales sobre el cortisol ganó particular impulso durante la pandemia, cuando los niveles de estrés estaban colectivamente elevados. Si bien esto aumentó la conciencia sobre la salud hormonal, los profesionales médicos se preocupan por el riesgo del autodiagnóstico y la simplificación excesiva de problemas médicos complejos.
“Cuando hay un vacío, lo llena cualquiera”, señala Salvatori, reconociendo el atractivo de los consejos de salud en redes sociales cuando los pacientes se sienten ignorados por los profesionales médicos.
La solución, según los expertos médicos, radica en encontrar un equilibrio entre escuchar las preocupaciones de los pacientes y mantener el rigor científico. Al respecto, Portillo aboga por un enfoque más integrado de la atención médica que considere los factores del estilo de vida mientras se sigue apoyando en la experiencia médica. Esto puede incluir evaluar la calidad del sueño, los hábitos de ejercicio y el manejo del estrés junto con los tratamientos médicos tradicionales.
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