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CBD: Desafío para la ciencia

En el Tec de Monterrey, desde hace 10 años se estudia la molécula derivada del cannabis por su gran potencial medicinal.
Fotografía de la planta de cannabis con un dibujo de la molécula de CBD encima.
Alrededor del mundo, el CBD cobra cada día más importancia en el tratamiento de distintas enfermedades y padecimientos. (Foto: Getty Images)

Alrededor del mundo, el CBD ha cobrado cada día más relevancia en el tratamiento de enfermedades como la epilepsia, el Alzheimer y el Parkinson, al igual que de padecimientos como el dolor crónico, el insomnio y la ansiedad.

“En la comunidad médica y científica, los cannabinoides representan un área de oportunidad para poder incidir sobre enfermedades crónicas complejas”, dice en entrevista con TecScience Gerardo García Rivas, investigador de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tec de Monterrey y líder de la Unidad de Medicina Experimental y Terapias Avanzadas del Institute for Obesity Research.

El cannabidiol, conocido comúnmente como CBD, es uno de los principales compuestos activos de la cannabis o marihuana. Junto con el tetrahidrocannabidiol, abreviado THC, son los dos componentes más abundantes de esta planta, que han cobrado una gran popularidad por su capacidad terapéutica.

Esto se debe a que, en el cuerpo de los humanos y otros mamíferos, existen una serie de receptores a cannabinoides –compuestos orgánicos como el CBD o THC— que son activados cuando los ingerimos.

Estudios de CBD en México

De acuerdo con Fernando Cantú Flores, médico anestesiólogo e investigador de la Clínica del Dolor de TecSalud, estos receptores están ampliamente distribuidos en el cerebro, los pulmones, el sistema vascular, algunos músculos, el tracto intestinal, el hígado, el sistema inmune, lo huesos, el bazo y la piel.

En diversos estudios se ha demostrado que, al encender estos receptores, tanto el CBD, como el THC, tienen la capacidad de inhibir la transmisión del dolor y disminuir la inflamación.

Sin embargo, a diferencia del THC, el CBD no tiene efectos psicoactivos en el cerebro, aquellos asociados con la sensación de “estar drogado”. Esta es una de las razones por las cuales se usa el CBD para ayudar en el tratamiento de diversas condiciones médicas.

Además de estos efectos, se ha observado que el CBD también puede modular la comunicación entre neuronas, así como proteger las mitocondrias, un organelo celular que se encarga de generar energía dentro de las células.

CBD y Covid-19

A lo largo de una década, en el Tec de Monterrey, diversos grupos de investigación han explorado el potencial medicinal del CBD. La molécula se ha estudiado en cultivos celulares, modelos animales y, recientemente, se llevó a cabo el primer estudio clínico con pacientes humanos.

En conjunto con la empresa canadiense Cardiol Therapeutics, y científicos internacionales, un grupo de investigadores de TecSalud, liderado por Carlos Jerjes Sánchez, director académico de la especialidad de Cardiología, probaron si el CBD es capaz de prevenir o disminuir los síntomas cardiovasculares en pacientes con Covid-19.

El estudio realizado, en 2021, en Estados Unidos, Canadá, Brasil y México, reclutó alrededor de 422 pacientes voluntarios mayores de 18 años, con SARS-CoV-2, en estado no crítico, y con algún antecedente de enfermedades cardiovasculares o cerebrovasculares.

“Este es el primer estudio aprobado en México y América Latina de su tipo” explicó en entrevista con TecScience Arturo Martínez Ibarra, residente de Cardiología del Tec de Monterrey y subinvestigador del estudio. “Además, Tec Salud fue el centro que logró mayor reclutamiento de pacientes: 31”.

Los pacientes seleccionados para el estudio en México estaban internados en el Hospital San José y fueron administrados con CBD sintético en forma de pastillas.

Durante 28 y 60 días, estas personas fueron monitoreadas y estudiadas para comparar contra un grupo control y poder saber si el CBD reducía la cantidad de eventos cardiovasculares, como infartos cerebrales, infartos de miocardio, arritmias, palpitaciones o insuficiencia cardiaca.

El estudio fue aleatorizado, controlado y doble ciego, “esto quiere decir que ni el equipo de investigación, ni los pacientes, sabíamos quién había recibido CBD y quién un placebo”, explica Martínez Ibarra y agrega que este tipo de estudios son los más rigurosos en términos científicos y permiten una mayor confianza en los resultados.

A pesar de que los resultados del estudio no han sido publicados de manera oficial, Martínez Ibarra explica que los pacientes que él siguió y observó tuvieron un buen curso de la enfermedad con menos complicaciones cardiovasculares de las esperadas para su perfil clínico.

Además, quienes recibieron el tratamiento tuvieron pocos efectos secundarios. Algunos incluyeron náusea, inflamación abdominal, estreñimiento, diarrea y somnolencia, pero ninguno fue grave y la mayoría mejoraron con el paso de los días.

El estudio realizado con pacientes con Covid-19 no grave, demuestra que esta molécula tiene efectos protectores y positivos en el sistema cardiovascular, por lo que se buscará establecer protocolos de estudio en otras enfermedades asociadas al corazón y el sistema circulatorio.

“Pudimos comprobar que nuestro protocolo es seguro y efectivo”, expresa Martínez Ibarra.

Futuro: más investigación del CBD en medicina

A largo plazo, los investigadores entrevistados anticipan que se harán cada vez más estudios con CBD en el Tec de Monterrey, el resto de México y el mundo. Esto se debe a que la creciente evidencia científica comprueba que la molécula ayuda con muchos tipos de padecimientos.

Además, de acuerdo con Cantú Flores del Centro del Dolor, “muchos estudios demuestran que el canabidiol tiene mucho mayor acción que un placebo en el control del dolor y de los espasmos”. Esto es muy prometedor para el tratamiento de pacientes con cáncer terminal, Parkinson y otros trastornos neurológicos, incluyendo los casos de menores de edad con epilepsia.

Sin embargo, los tratamientos con CBD no buscan reemplazar medicamentos o procedimientos ya probados, si no complementarlos.

También hay que buscar que su uso esté pensado específicamente para las necesidades de cada paciente, porque “el CBD no es algo que sirva para todo, ni para todos y tampoco es cosa de juego”, comenta Cantú Flores.

Las barreras legales del CBD

Uno de los mayores frenos al desarrollo de la investigación clínica con cannabidiol es el estatus de ilegalidad del cannabis y la falta de regulación de productos derivados de la marihuana, como el CBD y el THC.

Entre las preocupaciones de los legisladores y de los gobiernos del mundo destaca que el CBD extraído directamente de la planta puede tener cantidades significativas de THC, lo cual significa que sí se tienen los efectos psicoactivos por los cuales se prohíbe su consumo.

Sin embargo, para García Rivas de la Escuela de Medicina del Tec, es importante aclarar que, en muchos estudios realizados con el mayor rigor científico a nivel mundial, el CBD utilizado es sintetizado en un laboratorio, por lo que las cantidades de THC suelen estar por debajo del 0.3% y no produce euforia o efectos psicoactivos.

En Estados Unidos, Canadá, Alemania, Brasil y México cada vez se aprueban más protocolos y sigue el cabildeo por legalizar el uso de esta polémica planta. “Creo que el tema del cannabis medicinal en un futuro va a ser muy buena opción. No para sustituir la medicina, si no como ayudante”, advierte Cantú Flores.

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Autor

Inés Gutiérrez Jaber