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Grissel Trujillo, haciendo realidad la bioimpresión

Como otras científicas, la investigadora tuvo que superar el síndrome del impostor. Hoy tiene una de las carreras más prometedoras en Bioingeniería. Esta es su historia.
La investigadora Grissel Trujillo en su laboratorio
Grissel Trujillo de Santiago es una de las investigadoras más prestigiosas del Tec de Monterrery (Fotos: Amirhossein Hosseini y Alejandro Salazar)

En la misma época en que a Grissel Trujillo le detectaron cáncer en uno de sus riñones, también fue reconocida con la Beca Para las Mujeres en la Ciencia L’Oréal–UNESCO, por su trabajo en el área de bioimpresión de músculo esquelético.

La enfermedad no la desalentó, por el contrario, fue un motivo para continuar trabajando. La hizo enfocarse aún más en su investigación que busca escalar un peldaño en esa escalera que es la ciencia y que en algún momento hará que la bioimpresión de órganos sea una realidad cotidiana. 

No era la primera vez que Grissel Trujillo, una de las investigadoras más prestigiosas del Tec de Monterrey, se enfrentaba a alguna adversidad. A lo largo de su vida, una de las fundadoras de Forma Foods (la startup del Tec que busca crear opciones impresas de carne para consumo humano) ha superado distintos obstáculos, externos e internos. 

Grissel llega al Álvarez-Trujillo Lab en el campus Monterrey acompañada por su esposo, el también investigador Mario Álvarez. Siempre los veo sonrientes y hoy no es la excepción, solo que en lugar de llevar bata, visten particularmente elegantes, como si acudieran a una premiación. 

Mario se sienta afuera a esperarla y ella saluda a algunos de los alumnos que están trabajando en el laboratorio (porque aunque es la antepenúltima semana del año, y el Campus está cerrado, la ciencia nunca descansa) y luego toma asiento en un banco en medio del laboratorio.

Los caminos de la investigación

En este laboratorio han trabajado muchos proyectos como el de la impresión caótica. ¿Podrías explicarme de este tema en específico? ¿En qué consiste? ¿Qué aplicaciones puede tener? 

La impresión caótica es una tecnología que inventamos en el Tecnológico de Monterrey, junto con otros alumnos quienes han aportado excelentes ideas para usarla.  

Para explicarla siempre uso esta referencia: imagina un café al que le pones crema lentamente. En la superficie del café verás cómo los flujos van formando estructuras. Nosotros usamos flujos caóticos que, contrarios a su nombre, son predecibles matemáticamente y pueden generar estructuras celulares de manera rápida y hacerlo en estructuras pequeñas, como cuando un pastelero hace un pastel milhojas, capa por capa. 

Nuestra motivación principal ha sido la de generar órganos funcionales. Hemos explorado algunas técnicas para imprimir tejidos vivos, las acomodamos capa por capa, sin dañar las células, y si las células están contentas, empiezan a comunicarse entre ellas y a formar microtejidos muy similares a los naturales. 

Esta tecnología también se puede usar en terapia regenerativa de tejidos para probar nuevos fármacos y reducir la cantidad de animales que se utilizan para pruebas.  

¿Cómo pasaron de esto a la impresión de carne con Forma Foods?  

Crear carne para consumo humano no era nuestra primera motivación. Estábamos buscando habilitar plataformas para construir tejidos para uso médico. Pero ya que la carne que comemos es tejido musculoesquelético, naturalmente fuimos explorando esta aplicación. 

Teníamos dos solicitudes de patente, una docena de artículos de impresión caótica en buenas revistas científicas y una relación con la doctora María Rubio de la UNAM que es una experta en carne cultivada. Ella nos conectó con Saya Bio, el primer organismo que invirtió y así creamos Forma Foods en convenio con el Tec, y se integraron Li Lu Lam para dirigir el proyecto y Carlos Ceballos y Joana Bolívar como mentores de nuestro laboratorio. 

Actualmente estamos trabajando para poder crear nuestro ribeye, muy similar a la carne que nos comemos normalmente, pero hecha en el laboratorio.  

Grissel estudió la carrera de Química Farmacéutico-Biológica en la Universidad Autónoma de Nuevo León y la maestría y el doctorado en Ciencias en el Tec de Monterrey. El posdoctorado lo hizo en el MIT, en el laboratorio Khademhosseini, uno de los más destacados en el área de nano. A la fecha ha publicado más de 70 artículos en revistas internacionales, como Nature Reviews Materials, Scientific Reports, Biomaterials, Bioprinting y Advanced Materials, entre otras.  La start up Forma Foods les hizo ganar el premio Romulo Garza 2022 en la categoría de Emprendimiento.

Imágenes que retratan su trayectoria en el Tec:  (siguiendo a las manecillas del reloj): Con algunos colegas profesores. En su graduación del doctorado en Ciencias. Con el equipo del laboratorio Alvarez-Trujillo al recibir el premio Rómulo Garza en la categoría Emprendimiento en 2023. Frente al Centro de Biotecnología con Mario Álvarez, su esposo, con quien dirige el Laboratorio Álvarez-Trujillo. (Fotos: cortesía)
Imágenes que retratan su trayectoria en el Tec (siguiendo las manecillas del reloj): Con algunos colegas profesores. En su graduación del doctorado en Ciencias. Con el equipo del laboratorio Álvarez-Trujillo al recibir el premio Rómulo Garza en la categoría Emprendimiento en 2023. Frente al Centro de Biotecnología con Mario Álvarez, su esposo, con quien dirige el Laboratorio Álvarez-Trujillo. (Fotos: cortesía)

El laboratorio que nació de un café

¿Cómo iniciaste tu trayectoria como investigadora? 

Antes de la maestría tuve la oportunidad de irme a una estancia en India. Yo había conocido al doctor Mario Álvarez y había hablado con él sobre la posibilidad de hacer unas prácticas profesionales durante la maestría; me dijo que aprovechara la oportunidad de irme al extranjero y que regresando tendría mi lugar. 

Por supuesto, yo veía al doctor Mario como alguien aspiracional. Era muy joven pero ya era director del Centro de Biotecnología y pertenecía al Sistema Nacional de Investigadores; yo quería ser como él, pero jamás pensé que íbamos a terminar siendo esposos ni dirigiendo un laboratorio juntos. 

Él me recomendó para escribir un capítulo de un libro de uno de sus mentores. Me sentí muy honrada y agradecida por la oportunidad, era un tema apasionante. 

¿Cómo fue que crearon el laboratorio Álvarez-Trujillo? 

Un día me lo encontré trabajando en el Starbucks y le dije que quería invitarle un café para agradecerle la oportunidad de haber colaborado en el libro. Mi idea era, literal, comprarle un café y llevárselo a su mesa, pero él entendió que lo estaba invitando a una cita. Después, él me invitó a comer y nos hicimos amigos y luego novios.  

Cuando éramos amigos, yo tuve un accidente en el laboratorio, tuve quemaduras de tercer grado y terminé en el hospital; el doctor Mario estuvo ahí cuidándome toda la noche. En ese momento supe que quería que me acompañara el resto de mi vida.  

Nos casamos y más tarde él se fue a Boston como profesor invitado y yo como investigadora posdoctoral, ahí conocimos un universo nuevo de ingeniería de tejidos, bioimpresión e hidrogeles. Empezamos a trabajar juntos allá y al regresar en 2017 fue muy natural seguir trabajando en esos proyectos, como líderes de un laboratorio de investigación. 

Siguiendo a las manecillas del reloj: Con su esposo, el también investigador Mario Álvarez, durante su posdoctorado en el MIT. En el laboratorio Khademhosseini del MIT. Los fundadores de Forma Foods, la startup que busca cultivar carne en el laboratorio. (Fotos: cortesía)
Siguiendo las manecillas del reloj: Con su esposo, el también investigador Mario Álvarez, durante su posdoctorado en el MIT. En el laboratorio Khademhosseini del MIT. Los fundadores de Forma Foods, la startup que busca cultivar carne en el laboratorio. (Fotos: cortesía)

Superar los límites 

En 2019 atravesaste una etapa difícil…

A raíz de que a Mario le hicieron una resonancia magnética por una lesión en la espalda, yo también quise revisar si todo estaba bien con mi columna. Encontraron que mi espalda estaba bien, pero identificaron un tumor en uno de mis riñones que resultó cancerígeno. Mi abuela había fallecido por cáncer de riñón, así que se tomó la decisión de remover el riñón completo. 

Gracias a Dios fue detectado a tiempo y por supuesto que este procedimiento me salvó la vida, pero fue doloroso perder un órgano. El cáncer me sirvió para reflexionar y saber que estaba preparada para prácticamente cualquier cosa y que podría enfrentarlo. 

¿Cómo cambió tu vida a partir de entonces? 

Antes de eso era insegura, padecía el síndrome del impostor. Sentía que no merecía lo que había logrado, que no merecía ser profesora o investigadora. Esta situación me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que podía con eso y con mucho más. También me sentí agradecida con todas las personas que siempre han estado cerca, con mi mamá, con mi esposo y con la institución donde estoy, que es una tierra fértil para mi trabajo. 

Grissel Trujillo vestida con un saco blanco en el campus monterrey.
«En unos años me visualizo dirigiendo un centro de investigación en México, donde trabajen personas de todo el mundo, gente motivada para cambiar el futuro». (Fotos: Amirhossein Hosseini y Alejandro Salazar / TecScience)

La arquitecta de tejidos 

Cuéntanos un poco de ti cuando eras niña.

Siempre fui muy aplicada, hacía mis tareas, estaba en la escolta. Hubo un momento que quise ser arquitecta, luego psicóloga porque me gustaba escuchar y la gente decía que yo daba buenos consejos. Parece que no tiene nada que ver con lo que hago ahora, pero si lo piensas, tiene que ver con la mentoría y con la docencia.  

Nací en Matamoros, la primaria la hice en Gómez Palacio y luego se me abrió la puerta para estudiar en PrepaTec en La Laguna con una beca. Ahí tuve muy buenas profesoras de Biología y de Química. Mi mamá es médico veterinaria, entonces me explicaba cómo funcionaban las células y cómo se replicaban. En algún momento dije: “Quiero hacer una carrera en esto”.

Parece que tu mamá influyó mucho en ti… 

Mi mamá ha sido un gran ejemplo, ha sido mi heroína y he aprendido muchas cosas de ella en lo personal y profesional.  

Ella tenía una relación complicada con mi papá, sufría de violencia familiar. Mi papá un día se fue de la casa y quedamos los tres solos: mi mamá, mi hermano y yo.  

Mi mamá fue una súper guerrera. Estudiaba su doctorado cuando vivíamos en Gómez Palacio, nos llevaba en camión al colegio, luego se iba al trabajo, nos recogía, hacía de comer, regresaba a la universidad… Tomaba 11 camiones al día y se organizaba para que le alcanzara el dinero para la escuela y las colegiaturas. 

Siempre fue una mujer fuerte, pero nada rencorosa: cuando apareció de nuevo mi papá, ella separó lo que sentía por él y nos hizo respetarlo y promovía que lo fuéramos a visitar. Le digo que es una santa. 

Algunas imágenes del álbum familiar: con su abuelo materno en Matamoros. Con su mamá que es médico veterinaria y que siempre ha sido un ejemplo a seguir para ella. Con su hermano menor, al que siempre ha estado muy unida. (Fotos: cortesía)
Algunas imágenes del álbum familiar de Grissel: con su abuelo materno en Matamoros. Con su mamá que es médico veterinaria y que siempre ha sido un ejemplo a seguir para ella. Con su hermano menor, al que siempre ha estado muy unida. (Fotos: cortesía)

Al final, ¿qué sueño quieres ver cumplido? 

Me visualizo dirigiendo un centro de investigación en México, donde trabajen personas de todo el mundo, gente motivada para cambiar el futuro. 

Esta carrera es una serie de maratones, pero casi como si fueran seguidos, como de relevos. Me encantaría contribuir un pasito en esa escalera, llegar a inspirar a un próximo Premio Nobel que quizá ya se está formando en nuestro grupo de investigación.

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Autor

Asael Villanueva