En la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se proyecta que, para 2050, siete de cada 10 personas las habitarán. Cuando son planeadas y gestionadas adecuadamente, estas pueden contribuir a la innovación y el buen desarrollo de las sociedades. La ciencia puede ayudar a que esto suceda.
A nivel económico, más del 80% del producto interno bruto (PIB) global se genera en estos centros, pero el ritmo acelerado y desorganizado en el que suelen crecer puede exacerbar desigualdades y empeorar la degradación ambiental.
Sin embargo, a través de disciplinas como la ciencia de la complejidad, el urbanismo y la arquitectura, estos espacios pueden diseñarse de forma óptima.
“Las ciudades pueden ser un catalizador de la transformación de la vida de las personas”, dijo Juan Pablo Murra, rector del Tec de Monterrey, durante la ceremonia de inauguración de la sede Ciudad de México del Centro para el Futuro de las Ciudades.
Este nuevo espacio compartirá los ejes de investigación con la sede de Monterrey, que son ciencia de ciudades y urbanismo social y ambiental. A través de modelos, simulaciones, Inteligencia Artificial y trabajo en campo, los estudiantes e investigadores del centro trabajarán en conjunto para estudiar las dinámicas humanas, ambientales y territoriales para mejorar la forma en que se vive en estas metrópolis.
“Comprender la ciudad no es un fin en sí mismo, sino un medio para colaborar con gobiernos, comunidades y tomadores de decisiones en la planificación de largo plazo y la acción efectiva en el corto plazo”, dijo José Antonio Torre, director del Centro para el Futuro de las Ciudades.
En el evento, Elsa Arcuate, investigadora del Centro de Análisis Espacial Avanzado (CASA) del University College London, Inglaterra, dio una conferencia magistral en la que explicó la importancia de la investigación para crear ciudades.
Ciencia de la complejidad para crear mejores ciudades
A lo largo de su carrera, Arcuate se ha especializado en investigaciones sobre la dinámica de las ciudades a través de un enfoque en ciencia de datos, modelos matemáticos y teoría de redes, abordando temas como la sostenibilidad urbana, la planificación territorial y la resiliencia.
“Una ciudad es un sistema muy complejo que se tiene que entender desde diferentes perspectivas y áreas”, dijo la experta.
De acuerdo con ella, las ciudades son espacios ideales para la innovación, pero para ello se deben tomar en cuenta los diferentes aspectos que implica la creación de un espacio: el capital humano, la oferta laboral, las industrias, la educación, los servicios, la infraestructura, la sostenibilidad, el transporte, la energía, el acceso a la vivienda digna y la cohesión social.
Para abordar un tema tan complejo como una intervención para mejorar una ciudad o empezar una de cero, usar la ciencia de la complejidad es una buena estrategia, pues es una disciplina con un enfoque multidisciplinario que busca entender y analizar sistemas complejos que están formados por muchos elementos interconectados que interactúan de forma no lineal.
“Si uno piensa en la capa social de una ciudad, se va a mover mucho más rápido que la capa de la infraestructura”, explicó Arcuate. “Necesitamos poder crear modelos que vayan a través de todas esas áreas y capas, para ver cómo acoplamos los distintos modelos”.
Así, la investigadora ha utilizado simulaciones y análisis de datos para entender la dinámica de las ciudades y predecir su comportamiento, sirviendo como una guía para crear mejoras y diseñar soluciones a problemas que se experimentan en las ciudades.
“Entender cómo cada una de estas capas tiene una dinámica diferente y está acoplada a otra parte del sistema es absolutamente esencial”, recalcó la investigadora. “No podemos tener un modelo que lo tenga todo, pero sí podemos pensar en cómo acomodar las diferentes partes”.
Es esencial impulsar la equidad y sostenibilidad en las ciudades
Si bien el uso de modelos y datos es fundamental para comprender el funcionamiento de las ciudades, también es crucial recordar que, detrás de cada cifra, hay personas que habitan esos espacios. Por ello, cualquier análisis o intervención debe partir de una perspectiva de justicia social e igualdad de oportunidades.
“Lo que estamos viendo es que hay muchas personas que no están representadas en los datos. Reconocerlo, comprender por qué ocurre y conocer las limitaciones de la información disponible es fundamental”, dijo Arcuate.
Esto hace eco de las ideas del Centro para el Futuro de las Ciudades, que busca ser un punto de encuentro entre la academia, el gobierno, el sector privado y las comunidades para construir soluciones colectivas a la vida en la ciudad.
“Estas concentran muchos de los grandes desafíos de nuestro tiempo, pero también creemos en su capacidad de ser motores de justicia, bienestar y prosperidad compartida”, expresó Torre.
Por ello, la nueva sede será un punto estratégico para impulsar la investigación que mejore la vida de las personas en la capital de México.
En el evento estuvieron presentes Gabriela Osorio, alcaldesa de Tlalpan, Enrique Irazoque, subsecretario de Planeación y Ordenamiento Territorial, Manola Zabalza, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México y Paulina Campos, vicepresidenta del Tec de Monterrey, Región Ciudad de México, quienes recalcaron su compromiso con el buen desarrollo de las ciudades.
“Muchas veces se usa a las ciudades como una expresión de pobreza y pocas veces se habla de cómo pueden ser una herramienta para acabar con ella”, dijo Zabalza.
A futuro, los investigadores del centro esperan que la colaboración con las autoridades resulte en acciones basadas en evidencia que impacten de forma positiva la manera en que se vive en la Ciudad de México y que sirva de inspiración para otras metrópolis. La investigación multidisciplinaria también será esencial.
“He trabajado con geógrafos, arquitectos, matemáticos, planificadores urbanos, físicos, científicos sociales”, dijo Arcuate, “Se necesita trabajar en conjunto para entender las ciudades”.
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